King's Bounty: The Legend, Impresiones

Hace relativamente poco tiempo, la desarrolladora de origen ruso 1C Company adquirió los derechos para la licencia de un juego bastante conocido especialmente entre los más antiguos amantes de la saga 'Heroes of Might & Magic'. El título en cuestión se llama King's Bounty y muchos lo consideran como precursor del primero, cosa que no es decir poco, pues se editó en el año 1990 para MSDOS, Apple y Commodore 64. Incluso se hizo un port para Megadrive, la 16 bits de Sega.

En esta ocasión, retomamos los mismos principios que hicieron al juego famoso dieciocho años atrás y después del vendaval HoM&M más sus innumerables clones, con lo que el mercado de hoy es muy distinto al de entonces. En cualquier caso y por si alguien no lo sabe, estamos hablando de un juego que podría describirse como una mezcla de géneros entre la estrategia por turnos y el juego de rol muy ligero, ambientado en un mundo de fantasía medieval.

El argumento es sencillo: existe un reino determinado que cuenta con todas las bendiciones habidas y por haber. La prosperidad, la paz y la harmonía abundan por doquier; sin embargo, los reyes no han recibido todavía el mayor regalo de todos: descendencia. Encomendándose a los Dioses, consiguen un magnífico bebé; pero poco a poco, las divinidades empezarán a cobrarse su precio en forma de desastres y de enemigos que amenazarán al reino.

Aquí es precisamente donde empezamos nosotros, en el papel de uno de los héroes que saldrán a primera línea para defender los intereses del imperio. Podemos escoger una de las tres clases disponibles: guerrero, paladín y mago. El primero de ellos es el luchador clásico capaz de incrementar las habilidades de sus ejércitos con sus dotes de liderazgo. El mago es poderoso con todo lo que tiene que ver con lo oculto, las fuerzas elementales y la nigromancia. El paladín es un híbrido entre ambos, especializado en la lucha contra los muertos vivientes.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol; se podría tomar como la introducción de un mata-mata clásico de toda la vida tipo Gauntlet / Diablo. Pero en el combate radica precisamente la mayor de las diferencias: en lugar de pelear directamente con nuestro personaje, cuando entablamos batalla se abre un mapa dividido hexagonalmente en el que las unidades que se encuentran bajo nuestro control pelean contra las unidades que domina nuestro enemigo.

Ampliar

A partir de aquí es cuando entran en funcionamiento todos los componentes estratégicos de King's Bounty; gozamos de una serie de puntos de acción que podemos distribuir entre la lucha y el combate, amén de poder utilizar las habilidades especiales y hechizos que nuestro héroe va adquiriendo. Estas técnicas varían dependiendo de nuestra elección de clase inicial, por supuesto.

Nuestro ejército consta de un máximo de 5 tipos unidades distintas que podemos configurar a nuestro antojo: hay lanzadores de ataques a distancia, caballería, espadachines, unidades mágicas de curación, etc. La fuerza de cada unidad se distingue por la cantidad de componentes que la integran y que a lo largo del combate y mientras van sufriendo daños, van menguando. Es decir, si una unidad de espadachines recibe gran cantidad de ataques, su número disminuye y eso a su vez afecta negativamente a su potencia de ataque.

El guerrero es la clase que inicialmente puede tener mayor número de esbirros bajo su control, pero el mago nigromante puede irlos resucitando cada cierto tiempo, lo que es verdaderamente molesto cuando lo realiza nuestro adversario. A medida que nuestro héroe avanza por el reino y gana experiencia, se pueden añadir nuevos talentos y conjuros a su lista particular que se asignan en un árbol triple al estilo de los vistos en Diablo 2. También conseguimos nuevas piezas de inventario que añaden bonus durante las batallas.

Como una suerte de novedad a los títulos de este tipo, a lo largo de cada combate particular acumulamos una serie de puntos que permiten invocar a unos espíritus para que nos ayuden. Previamente, pero, habrá que haberlos encontrado y realizar una serie misiones o quests para que se unan en nuestros viajes. Deambulando por el mapa encontrando todas las localizaciones puede llevarnos incluso más allá de las 40 horas de juego en la campaña principal.

La interfaz con el que el juego se nos presenta está bastante bien conseguido, en el sentido en que resulta rápidamente entre familiar y funcional. El sistema de progresión de hechizos y de la adquisición de runas de talentos (necesarias para progresar en los árboles de habilidades) es quizás un poco engorroso al principio y tampoco se recibe demasiado tutorial in-game para aprender cómo funciona, cosa que provoca que muchas veces no vayamos a pelear con el 100% de nuestras facultades.

Gráficamente el juego se adapta perfectamente a cualquier ordenador de los que llamaríamos hoy por hoy 'modesto', con lo que tampoco hay que esperar grandes alardes en este sentido. Las animaciones son algo bruscas en algunos casos y tampoco existe un control preciso de la cámara cuando no estamos en combate para encontrar aquellos objetos dispersos en el escenario, todo hay que decirlo, aunque suponemos que esto puede estar en fase de pulido antes de salir al mercado.

Por supuesto existen algunas cosas más que nos han llamado la atención, como la posibilidad de casarse y tener hijos y que ambas cosas aporten bonificadores al combate. En conjunto, la sensación que nos ha dejado la demo es ciertamente positiva, aunque hay que admitir que esperamos ver algunos detalles mejorados en la versión definitiva. Presumiblemente en otoño, cuando dispongamos de una copia final, volveremos para ofreceros nuestro correspondiente análisis. Hasta entonces, solamente resta esperar.

Ampliar