Sabor añejo

Hace unos 22 años, Taito creó uno de los juegos insignia del mundo de los videojuegos: Arkanoid.  El desarrollo era bastante sencillo. Una plataforma controlada por el jugador debía hacer rebotar una pelota con dos funciones: evitar que ésta saliera del mapeado e intentar vaciar el nivel de bloques molestos.

Arkanoid DS mantiene intactas todas y cada una de las virtudes que le hicieron triunfar en los años ochenta. Mediante el control con la cruceta o usando el stylus encima de la 'nave', el jugador mueve de un lado para otro la plataforma para rebotar la bola hacia los bloques que se encuentran en la pantalla superior de la portátil y que deben ser eliminados en su totalidad. El reto del juego se encuentra en las variantes que ofrece cada fase. Los bloques básicos se rompen con un golpeo. Luego están otros como los que se mueven por el escenario, los que necesitan de más de un impacto con la esfera para romperse o los que son invencibles y se encuentran metidos en el mapeado básicamente para molestar y complicar el asunto.

Las opciones del jugador no se limitan a intentar dar de la mejor manera posible a la esfera y evitar que esta salga del escenario, ya que algunos bloques destruidos ofrecerán potenciadores que pueden ser de mucha utilidad. Respetando el concepto clásico del juego, estos van desde aumentos de tamaño de la plataforma, o su antagónico que lo acorta, hasta la posibilidad de armar la plataforma con una arma para disparar, la opción de jugar con más de una esfera o darle poder suficiente a la bola para que atraviese los bloques -en un caso normal sale rebotada- ente otras. Esto dará cierto toque estratégico al juego pensando si el potenciador que cae del cielo se deja pasar, se cambia por el que ya se tiene o toca jugarse el tipo pillando la cápsula en cuestión cuando la bola está a punto de caer en el otro lado de la pantalla.

Una de las principales novedades que se presentaron con la llegada de este nuevo juego era la inclusión de un periférico que, instalado en la ranura de GBA, hacía las funciones de 'stick' y le daba un toque arcade a la experiencia. Lamentablemente, en Europa este periférico no ha aterrizado, y se ha quedado en una simple opción para los jugadores nipones.

El principal modo de juego es el clásico. Éste se divide en niveles de cinco fases cada uno. En total, hay más de 130 fases divididas por mundos. Para jugarlas todas será necesario terminar varias veces este modo, ya que los caminos que elijamos excluyen mundos que pueden escogerse en otras partidas. Cada nivel que avancemos es un poco más complicado que el anterior, aunque la dificultad, por muchos motivos explicados más adelante, no será un problema para seguir adelante.

El modo misión será el reto a batir. Una vez desbloqueadas las fases en el modo principal, en éste se podrán jugar con unas normas específicas que complican más su superación. Desde acabar con bloques de un color determinado con un número limitado de lanzamientos hasta terminar una fase con un tiempo límite, le da otro enfoque a las fases ya disputadas donde la habilidad, y cómo no, la suerte estarán presentes para salir con éxito del reto. Cada mapa superado nos dará monedas de oro que se podrán canjear por fondos de pantalla, marcos y nuevos diseño de nave y bloques. Esto, que no afecta a la jugabilidad en sí, nos permite cambiar el aspecto insulso de los bloques a otros diseños más divertidos, como unos aliens que homenajean al clásico Space Invaders.

Por último, el modo versus completa el abanico de posibilidades. Se puede hacer ante la CPU, ésta tiene 8 niveles de dificultad, o contra hasta cuatro amigos, una opción que necesita solo de un juego para poderse usar. Por último, esta versión de Square Enix ofrece la posibilidad de jugar con todo el mundo vía Wi Fi. Este modo es bastante sencillo: se trata de terminar la fase antes que la de tu rival. Se han añadido potenciadores que añaden bloques a los mapas rivales.

Hay pequeñas diferencias entre este juego y su homónimo original que cambian un poco el objetivo principal. El toque arcade y la dificultad de Arkanoid se han visto reducidos en esta versión para DS. Hay diversos motivos para ello. El primero se encuentra en el diseño de las fases. La doble pantalla provoca que la fase sea demasiado alargada. Se dejan demasiados espacios vacíos, sobre todo en la parte táctil donde no hay bloques ni impedimentos, entre la plataforma y la zona de acción, por lo que salvo en momentos puntuales donde la bola va a gran velocidad, no supone un problema devolver siempre la esfera a los bloques. A esto se le añade una barrera protectora debajo de la nave que evita que la bola salga de la pantalla, con el consiguiente fracaso. Esta franja se puede adaptar para que desaparezca después de 1, 2 o más impactos de la esfera, pero por defecto viene con tres golpeos, por lo que es muy difícil morir en una fase.

Conclusión

Arkanoid es un juego de sencilla ejecución que mantiene intactos todos los factores que le hicieron triunfar en su día. Con muchas fases para disfrutar y un buen multijugador, se trata de esas opciones sencillas pero adictivas si se tiene claro el tipo de juego del que se trata. Una mayor dificultad con más variedad de fases, mayor aprovechamiento de las dos pantallas  y modos de juego más distintos entre sí (el modo misión acaba por parecerse demasiado al principal) son sus principales pegas. Los que busquen un reto totalmente arcade con horas de práctica para superar ciertas fases no se encontrarán satisfechos con esta revisión de Arkanoid, mucho más accesible para todos los públicos.

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