[E3] Spore, Impresiones
La propuesta de simulación más atrevida y completa de este E3 ha sido sin duda Spore, título esperadísimo de Will Wright, creador de Los Sims, que pudimos probar en una nueva demostración jugable en el stand de Electronic Arts y del que hoy os acercamos sus últimos detalles e informaciones.
La propuesta de simulación más atrevida y completa de este E3 ha sido sin duda Spore, título esperadísimo de Will Wright, creador de Los Sims, que pudimos probar en una nueva demostración jugable en el stand de Electronic Arts y del que hoy os acercamos sus últimos detalles e informaciones.
Will Wright puede sentirse satisfecho con el resultado de Spore. Incluso sin haber sido comercializado aún, su original videojuego ya está sembrando el interés entres los aficionados del ocio digital de todo el mundo. Primero fue el Criature Creator, que con su lanzamiento semanas atrás desató la vena creativa de muchos de nosotros, que en apenas una semana contribuimos a la creación de una comunidad virtual sobre su videojuego poblada por más de un millón de criaturas.
Ahora, en Los Ángeles pudimos probar el videojuego de Will Wright en su versión para PC mediante la demostración jugable ubicada en el stand de Electronic Arts. Fue difícil acceder a esta demostración, pues la expectación que causa el juego se tradujo en continuas citas de periodistas probando este título que llegará a las tiendas a finales de este mismo año. Según pudimos ver, parece que el desarrollo del juego ha llegado a su fin, y que el autor ha conseguido con creces superar el reto inicial marcado: generar un complejo universo virtual donde los usuarios se mimeticen con sus criaturas.
Spore es, a fin de cuentas, un inmenso mundo artificial donde millones de especies pueden residir, más incluso que en la propia tierra, como bien adelantó el creativo durante la conferencia de Electronic Arts esta misma semana. Tal y como pudimos ver en el Creature Creator, los usuarios se encuentran con infinitas posibilidades y combinaciones de estilos a la hora de crear y diseñar los seres que residirán en su mundo. A esto hay que sumar la Sporepedia, un servicio digital que alberga creaciones de jugadores de todo el globo terráqueo, con casi dos millones en el momento de redacción de este texto.
Dicho esto y resaltado el potencial creativo y comunitario de esta innovadora licencia, no podemos olvidar también los pasos a seguir por los jugadores para controlar el destino de sus criaturas. Bien podríamos decir que en Spore representaremos el papel de dioses, pues controlaremos mediante nuestras acciones la evolución de este complejo y apasionante universo virtual. Los peculiares seres virtuales no evolucionarán por sí solos, sino que dependerán de la voluntad de su progenitor, es decir, el jugador.
Una vez hechos con el sistema de movimiento de nuestro 'pez', comenzamos a nadar libremente por el mundo submarino de la demostración. Tras navegar sin rumbo, conseguimos toparnos con otro ser acuático de tamaño inferior al nuestro, y la primera idea que se nos pasó por la cabeza fue la teoría de la selección natural de Darwin. Dicho y hecho; haciendo click' con el botón derecho sobre la criatura vecina iniciamos un ataque que terminó con su vida, dejando en el agua parte de sus restos transformados rápidamente en ítems que inmediatamente absorbimos con nuestra criatura.
Estos ítems nos servirían posteriormente para evolucionar a nuestra criatura en un ser superior, con más aletas, ojos y si lo deseásemos -y así fue- otro color. Pero la evolución, pese a ser natural, no se consigue de forma individualizada, por lo que tuvimos que recurrir a otro compatriota de especie que llamamos haciendo click' sobre el botón de la interfaz habilitado para tal efecto. Tras pulsar el botón, el sonido de la criatura y los indicadores ubicados en el escenario nos guiaron hasta su posición, para que tras una simpática demostración visual de amor accediésemos al menú de evolución o creación, donde mediante los puntos obtenidos por la anterior ingesta modificamos la apariencia del ser.
Tras este inciso evolutivo, continuamos nuestro recorrido por las aguas, encontrándonos con otros miembros de nuestra especie, que también habían evolucionado, y con criaturas de menor rango, más pequeñas y dóciles, que rápidamente convertimos en materia evolutiva dentro de nuestro estómago de pez. Todo transcurría con normalidad hasta que desde una de las esquinas de la pantalla entraba en escena un ser de tamaño superior al nuestro, con pinzas en la boca, que no dudo lo más mínimo en atacar a nuestra creación. Sin apenas dificultad, pues tan sólo podíamos correr para evitar nuestro nefasto destino, el gigante pez terminó engulléndonos y deshaciéndose de nosotros.
La partida debía continuar, así que el juego nos devolvió al mar, parece que en una posición aleatoria del escenario, pero alejada de aquel nefasto peligro. En resumidas cuentas, esto es Spore, una experiencia de juego única en cuya creación Will Wright ha invertido estos últimos años y que aspira a convertirse en uno de los más importantes lanzamientos para PC del próximo semestre. Será el próximo septiembre cuando los jugadores se conviertan en el origen de la vida.
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