El pasado siempre vuelve

Tres meses han transcurrido ya desde que el primer juego que utilizase el accesorio con forma de pistola que convertía nuestros Wiimote y Nunchaku en una de las más precisas y completas pistolas de luz para consola, saliese al mercado. En estos 90 días, el Wii Zapper ha cumplido de sobras las expectativas depositadas en él, y mientras que unos pocos lo veían como un simple trozo de plástico pensado para explotar más aún el boyante mercado de accesorios de Wii, poco se ha tardado en demostrar su verdadera utilidad en varios juegos como RE: Umbrella Chronicles, Link's Crossbow Training o Ghost Squad, aportando una jugabilidad que sólo con el Wiimote no se hubiese conseguido nunca.

Como muchos de vosotros sabréis, la saga HotD centra la totalidad de su trama en las aventuras de los agentes de la AMS, y especialmente en las de Thomas Rogan y G, que son los principales encargados de investigar una serie de misteriosos sucesos relacionados con muertos vivientes, científicos locos y amenazas biológicas. Sus misiones básicamente se centran en ir al lugar del suceso, y armados con sus pistolas, acabar de raíz con el problema mientras investigan quién ha sido el causante de la carnicería.

Dos años después de este siniestro acontecimiento da comienzo la primera historia que viviremos en este HotD: Return, poniéndonos en la piel de James Taylor y Gary Stewart, de nuevo dos agentes de la AMS que en esta ocasión se trasladan a Venecia, último lugar de residencia del agente G, para investigar una nueva oleada de zombies que invade la ciudad de los canales. Según vayamos avanzando en la aventura, descubriremos que la sombra del ya fallecido Dr. Curien es muy alargada, ya que el director de los laboratorios donde él trabajaba, ha decidido seguir sus pasos y continuar con su aberrante proyecto, volviendo a poner en aprietos a la AMS y a los inocentes del lugar.

Hablar de HotD es hablar de uno de los shooters sobre raíles con más solera dentro del mundo de las videoconsolas y arcades -con permiso del también mítico Time Crisis-. Desde su primera aventura allá por 1996, tres secuelas directas, varios spin off, y dos películas después, se puede considerar a la historia de terror originada por el Dr. Curien como una de las más importantes en el panorama videojueguil.

Su planteamiento jugable, pese a lo simple que podría parecer en un juego de este tipo, ha sido uno de los más profundos hasta el momento, incluso siendo digno de ser copiado por otros juegos varias veces. Cuando comenzamos una partida, sabemos dónde lo hacemos, pero nunca dónde vamos acabar, ya que los caminos alternativos, las propias decisiones del jugador y los cambios de rumbo dependiendo de nuestra pericia con la pistola, hacen que cada partida a HotD sea única. Además, y por si fuera poco, tendremos a nuestra disposición varios finales alternativos, dependiendo éstos de la puntuación que hayamos hecho y de las veces que hayamos continuado, dándole ese toque de juego mimado hasta el más mínimo detalle que ha hecho llegar a la saga hasta donde está ahora.

Jugabilidad sencilla y directa, diversión inmediata, profundidad, duración, temática... HotD lo tenía todo para triunfar, y de hecho, así fue. Aunque a día de hoy aún queda por ver si los dos juegos que se aúnan en un sólo disco para la versión de Wii, con diez y seis años a sus espaldas respectivamente, pueden ofrecer algo diferente que no hayamos visto y jugado anteriormente, descubriendo si realmente merece la pena el precio a pagar por ellos -40 euros-, y si realmente puede atraer a alguien más que a los viejos nostálgicos de los buenos arcades.

En el apartado de extras y de contenido adicional nos encontraremos con una cantidad casi ingente de distintos modos de juego con los que alargar la vida jugable del título hasta casi el infinito. Por un lado tenemos lo que nos encontraremos en la segunda entrega de la historia. El modo Arcade, que como su nombre indica, es el juego tal cual fue concebido para recreativa. El modo Original, que nos permitirá jugar con unas cuantas mejoras que podremos ir consiguiendo a lo largo de una partida normal, tales como cargadores de balas más grandes, mayor potencia de disparo o trajes alternativos. El modo Boss es donde podremos ponernos a prueba volviendo a enfrentarnos a cualquier jefe final en sus distintos grados de dificultad. Y finalmente, está el modo Training, donde podremos poner a prueba nuestra maestría con las pistolas en diferentes pruebas de habilidad cronometradas o en las que deberemos cumplir unas determinadas condiciones para superarlas.

En el juego de HotD3 dispondremos de menos modos, aunque no por eso menos interesantes. En una mano tendremos el modo Arcade estándar, que es el mismo que el de la recreativa. Y en la otra, nos encontraremos con el modo contrarreloj, donde en vez de tener un medidor de vidas, tendremos un contador de tiempo que irá disminuyendo gradualmente. Si somos golpeados, se nos restará una cantidad importante de segundos, mientras que si acabamos rápido con los zombies, recibiremos una bonificación de tiempo.

En el apartado gráfico nos encontramos con dos niveles claramente diferenciados. Por un lado tenemos a HotD2, el cual luce unas texturas y diseño de personajes y escenarios excesivamente simples a fecha de hoy, pero que en su día causaron autentico furor. No exageramos si decimos que alguno de los móviles de última generación que muchos tenemos en nuestros bolsillos probablemente podrían mover el juego sin despeinarse, así que ya estamos avisados respecto a lo que nos vamos a encontrar con esta primera parte.

Sólo citaremos un importante detalle que no se supiese ya del apartado gráfico de estos juegos desde hace años, y es que a nuestro pesar, la tercera parte sufre algunas ralentizaciones puntuales y bastante escuetas en algunos instantes del juego. Es incomprensible que esta adaptación, más de un lustro después de su estreno, no se haya podido optimizar al 100%, sufriendo en plena next gen de cámaras lentas dignas de un juego de 'past gen'.

En el apartado sonoro no habrá sorpresas. Las melodías quedan prácticamente en un tercer plano detrás de los gritos de dolor de los zombies y del estruendo de nuestros disparos, hecho que casi se agradece, porque en este caso nos sumerge más aún en la aventura, centrando todos nuestros sentidos en la pantalla y en el gatillo del Zapper si queremos salir airosos.

Como cabría esperar, este es el apartado donde el juego mejor luce, ya que por muchos años que pasen, la diversión y accesibilidad del sistema no hacen más que revalorarse y demostrar que crean un conjunto completamente sólido y a prueba de bombas. Da igual que ambos juegos sumen más de quince años entre los dos, o que los gráficos originales a día de hoy, más que ayudar, lastren al juego. HotD es un shooter sublime, y eso es innegable.

Para ponernos delante del juego nos bastará con encajar nuestro Wiimote y Nunchaku en el Zapper -aunque también se puede jugar sin él, perdiendo lógicamente el alto grado de inmersión que ofrece el periférico-, y una vez que hayamos calentado lo suficiente el dedo índice, nos podremos poner tranquilamente a pegar tiros a todo lo que se mueva. Para recargar munición nos bastará con sacudir el Zapper o apuntar fuera de pantalla -dependiendo del modo de juego que hayamos elegido-. Y a partir de aquí, sólo nos queda tener cuidado de no disparar a los civiles, romper todos los objetos sospechosos de contener un item oculto, y afinar nuestra puntería al máximo.

El segundo pero será especialmente  molesto para los que estemos acostumbrados a coger una pistola exclusivamente con una determinada mano. Normalmente, los que somos diestros solemos dirigir la pistola con la mano derecha, la misma mano con la que apretamos el gatillo a toda la velocidad que nos permiten nuestros amaestrados dedos -de la misma forma que los zurdos lo hacen con la izquierda-. Pues el gran problema de este HotD es que el Zapper es un arma de dos manos, y por culpa del juego que no nos permite reasignar los botones, tendremos que dirigir la pistola con una mano, y machacar el gatillo delantero con la otra, ya que no podremos disparar con el gatillo del Nunchaku.