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Fire Emblem: Radiant Dawn

Fire Emblem: Radiant Dawn

La conclusión de la guerra

Casi tres años después de los hechos acontecidos en Path of Radiance, finalmente nos llega la secuela que promete cerrar definitivamente el arco argumental iniciado en GameCube. Más de 50 horas de juego, 72 personajes jugables y 180 misiones son lo que nos esperan desde hoy mismo en nuestras Wiis. El conflicto entre Crimea, Daenin y Begnion llega a su fin. ¿Te lo piensas perder?

Corrían los últimos meses de 2005 cuando las GameCubes españolas recibieron la que era la primera incursión de la saga Fire Emblem en el mundo tridimensional. Este juego, pese a pretender utilizar la potencia gráfica de la consola como principal estandarte, quedó guardado en la memoria de los usuarios que lo jugaron, no por el importante salto gráfico que suponía pasar de las tradicionales 2D a las llamativas 3D, si no por ofrecernos otra ración de lo que estábamos acostumbrados a disfrutar desde su primer juego allá por 1990, una historia que se nos grabaría a fuego en la memoria y una jugabilidad endiabladamente adictiva.

Fire Emblem: Goddess of Dawn (Wii)

Tras el gran éxito de crítica que supuso ese Path of Radiance, la creación de una secuela que profundizase más aún en la historia estaba bastante clara, pero debido a las escasas ventas frente a sus competidoras y la casi inminente defunción oficial por parte de Nintendo de su Cubo, hicieron que el proyecto peligrase. La solución fue portar el desarrollo a la nueva consola de la Gran N aunque fuese con el apartado gráfico mostrado en GameCube -que ya de por sí fue bastante flojo en su día-, ya que como se había demostrado entrega tras entrega, lo realmente importante de un Fire Emblem no es su diseño, si no su historia y jugabilidad, que es lo primero que buscan los fans de la saga.

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Trece largos meses han pasado desde su estreno en tierras niponas como juego prácticamente de lanzamiento, aunque para justificar su retraso, viene con una sorpresa bajo el brazo que hará las delicias de más de un seguidor de la saga. La conclusión del conflicto de Tellus está más cerca que nunca, y desde Meristation, os traemos el análisis del que puede convertirse en el mejor juego de la franquicia Fire Emblem hasta el momento. ¿Lo conseguirá?

Fire Emblem: Goddess of Dawn (Wii)

La historia

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Nuestra aventura comienza unos tres años después de los hechos acontecidos en Path of Radiance. La situación actual no podría ser más desalentadora. Tras la guerra que enfrentó a Daenin contra Crimea, ambos bandos han acabado igual de mermados y devastados, siendo la diferencia que separó la victoria crimeana de la derrota daeniense prácticamente inexistente. Dada la difícil situación, Crimea se ve en la obligación de renunciar a la conquista del territorio ganado por falta de efectivos, cediendo su propiedad al imperio de Begnion, el tercero en discordia en esta historia, el cual había estado al margen de esta guerra hasta el momento.

Fire Emblem: Goddess of Dawn (Wii)

Una vez que el ejercito de Begnion toma el control de las tierras de Daenin, comienza un gobierno de lo más perjudicial y desalentador para los vencidos. Los guerreros que han sobrevivido a la guerra y los jóvenes que podrían revelarse contra sus opresores han sido llevados a las minas del oeste para machacarlos física y espiritualmente, borrando de sus cabezas la idea de una rebelión. Mientras tanto, en la ciudad sólo quedan las mujeres, niños y ancianos, los cuales tienen que malvivir con lo poco que tienen y encima se ven en la obligación de pagar el diezmo a los soldados de Begnion, que no se conforman con arrasar con las pocas pertenencias de los supervivientes.

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Ante esta desesperante situación, sólo un pequeño grupo de rebeldes conocido como la Brigada del Alba tiene el valor y la fuerza suficiente como para plantarles cara a los soldados y recuperar los bienes robados a los ciudadanos. Este grupo está liderado por una misteriosa joven de pelo plateado con unos poderes sobrenaturales que le permiten usar magia curativa sin necesidad de un báculo o tomo mágico, y ese don, en los oscuros tiempos que corren, es un bien extremadamente preciado. Especialmente por el imperio opresor, que quiere hacerse con él a toda costa.

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Una vez que ya sabemos  las circunstancias que rodean a nuestros protagonistas, toca ponerse manos a la obra. Nuestra única misión al principio del juego consiste en escapar del continuo asedio al que nos tienen sometidos los soldados de Begnion mientras que tratamos de ayudar a los ciudadanos. Después de un enfrentamiento fortuito, y tras dejarnos en evidencia delante de ellos y mostrarles el verdadero poder de Micaiah -la Dama del Alba-, comenzará una huida que nos llevará a emprender la búsqueda de más de un viejo conocido para reagruparnos y plantarle cara al ejercito invasor.

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Los principales protagonistas de esta historia son, Micaiah, como la instigadora del movimiento rebelde contra las tropas de Begnion por parte de la brigada del Alba, Sothe, un pícaro que es el compañero más importante para Micaiah y con el que esta guarda una estrecha relación, y Ike, el héroe de la Guerra promovida por el Rey Ashnard el Loco. Éstos dos últimos personajes repiten protagonismo desde Path of Radiance, volviendo de nuevo a la primera línea del enfrentamiento para guiar a los ejércitos oprimidos contra el imperio de Begnion. Por si fuera poco, además de a estos tres protagonistas, llegaremos a controlar la friolera de 69 personajes más, cada uno con su propia personalidad e historia, y que iremos conociendo poco a poco según vayamos superando misiones.

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Sólo nos queda recalcar un aspecto de la historia, y es que aunque Radiant Dawn sea una continuación directa de Path of Radiance, no es indispensable haber jugado previamente a este último -aunque sí que es recomendable-, ya que aunque las referencias a hechos pasados es constante, las explicaciones que se dan y la independencia de la propia historia son más que suficientes como para que alguien que no haya disfrutado de esa joya de GameCube que era PoR, pueda vivir al 100% las aventuras que se narran en este juego.

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El juego

Como ya sabréis los seguidores de la franquicia Fire Emblem, el sistema de juego no podía ser más sencillo y adictivo a la vez. Nuestra tarea en cada fase dependerá del hilo argumental en cada momento, teniendo que cumplir varias misiones para cumplir un determinado objetivo, como por ejemplo escapar de nuestros enemigos antes de que nos alcancen, aguantar un determinado numero de rondas invictos, o acabar con todos los rivales que aparezcan en pantalla, entre otros muchos tipos diferentes de misiones. Todo esto bajo un sistema de juego de rol estratégico sobre tablero de lo más clásico y efectivo.

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La historia está dividida en cuatro arcos argumentales, los cuales abarcan una totalidad de 42 capítulos en total. Cada uno de estos capítulos nos propondrá un gran avance a nivel argumental en la historia, y dependiendo de nuestro grado de habilidad y de suerte, estas misiones podrán durar entre unos 10 minutos las más cortas, hasta un par de horas las más complicadas -contando repeticiones incluidas-. Por lo tanto, si sumamos la cantidad de horas de juego, con la profundidad y extensión de la historia en sí, nos encontraremos con un juego cuyo trasfondo argumental nos podrá tener enganchados durante semanas hasta que consigamos acabarnos el juego completamente con los personajes deseados.

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Porque ese es otro de los puntos interesantes y clásicos del juego que ya conocerán los seguidores de Fire Emblem. En este juego, a diferencia de los demás RPGs, cuando un personaje cae en batalla, lo hace definitivamente. Así que si después de 20 horas de juego subiendo de nivel a un determinado personaje secundario, éste muere en una misión que nos ha costado más de 45 minutos en superar, si de verdad queremos conocer el final de su historia y seguir jugando con él, no nos quedará más remedio que repetir de nuevo la fase y acabarla sin esa baja.

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Está claro que este es un sistema de juego muy peculiar y laborioso, dado que perder a un personaje durante una batalla nos supondrá un duro golpe -y no sólo a nivel estratégico-, ya que dependiendo de lo interesante que sea el personaje que haya caído en combate, nos debatiremos en un dilema moral sobre si es necesario repetir la misión para salvarle la vida, o si podemos seguir adelante sin él. Afortunadamente, en cada turno tendremos la opción de guardar la partida en cualquier momento, y en el caso de que tengamos una baja inesperada, siempre podremos cargar de nuevo la partida y regresar al punto anterior de esa fatídica muerte.

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Gráficos y sonido

Sin lugar a dudas, este apartado es el que nos dejará un sabor más agridulce de todo el título. Por un lado, nos encontramos con el más que discreto acabado gráfico que se le ha dado al juego, evidenciando a primera vista que inicialmente este Radiant Dawn estaba pensado y diseñado para GameCube. Las pocas animaciones que tiene cada personaje en batalla, los escasos detalles de los escenarios en el modo tablero, o que los protagonistas luzcan durante las conversaciones una única imagen estática y sólo muevan los labios en vez de cambiar de expresión constantemente según su estado, son unos cuantos ejemplos de las deficiencias en este apartado que nos encontraremos.

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A priori, todos estos defectos deberían tener un gran peso dentro de la valoración final del juego, pero teniendo en cuenta que justamente en estos detalles es en los que se han basado tradicionalmente todos los juegos de la saga Fire Emblem, sería injusto exigirles un cambio radical de buenas a primeras en este aspecto. De todas formas, para suplir su tradicionalismo en este apartado, los chicos de Intelligent Systems han elaborado varias escenas FMV de gran calidad para los momentos más importantes de la historia, tratando de satisfacer de esta manera a los usuarios que piden las mejoras gráficas que realmente no acaba de necesitar un juego de este tipo.

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Será al llegar al apartado sonoro cuando más de un usuario se llevará la sorpresa del siglo y verá recompensado con creces el casi año y medio de retraso con el que nos llega Radiant Dawn. Cuando comience el primer video del juego y nuestros ojos se vayan instintivamente a la parte inferior de la pantalla para leer los subtítulos, nos parecerá estar soñando cuando escuchemos que los soldados que persiguen a la Dama del Alba hablan un perfectísimo castellano, al igual que el resto de personajes. Vale que también es cierto que a las voces les falta ese toque de emoción necesario para no tener la sensación de que simplemente están leyendo los diálogos en un papel, pero bueno, por algo se empieza.

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Y es que el que nos llegue un juego completamente en nuestro idioma no debería ser un hecho que nos sorprendiese, y más aún sabiendo que el castellano es la cuarta lengua con más usuarios de todo el mundo, pero tras los constantes maltratos de las compañías que se empeñan en no cuidar este apartado -mejor no hablar de los juegos que vienen exclusivamente en inglés...-, es muy de agradecer encontrar un juego en el que puedes centrar toda tu atención en ver lo que ocurre en las imágenes y no estar con un ojo en la acción, y otro en los subtítulos.

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En lo que respecta al resto de componentes sonoros del juego, no hay nada que objetar, ya que pese a que las melodías que nos acompañaran durante los combates y el resto de la aventura son de un nivel muy alto y casan a la perfección con lo que estamos viendo en pantalla -repitiendo las magníficas composiciones orquestarles-, quedarán prácticamente eclipsadas -al menos de una forma subjetiva- por las voces de los personajes, las cuales cada vez que entren en acción atraerán toda la atención de nuestros oídos.

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Jugabilidad

Ponerse a los mandos de un juego de Wii es esperarse lo inesperado. Nunca se sabe a ciencia cierta qué tipo de control nos vamos a encontrar y cómo afectará dicha jugabilidad a la inmersión dentro del juego, siendo en muchas ocasiones este apartado el único encargado de elevar un título al Olimpo de la diversión, o hacerlo descender a los infiernos del control.

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En esta ocasión, la afirmación de que ponerse a los mandos de un juego de Wii es esperarse lo inesperado, se cumple a rajatabla. Cuando muchos esperaban poder dar espadazos con el Wiimote, posicionar nuestras tropas con el puntero, o ejecutar algún tipo de minijuego para infligir más daño a nuestros rivales mediante el sensor de movimiento del mando, nos encontramos con que basta con girar el Wiimote y controlar el juego como si de un título clásico se tratase.

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Este tradicionalismo en el apartado de control no es que vaya a ser determinante para el éxito o no del juego, porque aunque esta decisión se adapte a la perfección al corte clásico presente durante todo el juego, los usuarios con más ganas de 'revolución' se verán ligeramente decepcionados por ver cómo no se han aprovechado ninguna de las características exclusivas del mando de Wii.

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Respecto a la otra jugabilidad, esa que es intrínseca a los Fire Emblem y gracias a la cual el padre del género se ha mantenido como un claro referente frente al resto de los SRPG, poco hay que decir. Y no porque sea escasa o no esté a la altura del resto de apartados del juego, en absoluto, ya que sigue siendo una de las más ricas y profundas en el mundo de los juegos de rol tácticos; si no porque como en el resto de elementos del juego, su arraigado y tradicional sistema de opciones se mantiene prácticamente intacto e inamovible respecto a entregas anteriores. Incluida la desorbitada dificultad de algunas fases, que romperán en mil añicos la paciencia de más de uno.

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Las opciones son inmensas a la hora de crear nuestro propio ejercito dentro de la plantilla de más de 70 personajes disponibles, pudiendo repartir experiencia y habilidades, equiparlos de la forma más adecuada y conveniente, ya sea comprando armas y objetos, o forjándolos nosotros mismos en los pueblos. Las razas Laguz y Beorc seguirán presentes, añadiéndoseles a estos últimos la posibilidad de subir un nivel más y poder tener tres clases diferentes a lo largo de la aventura, mientras que a las relaciones de apoyo entre personajes, también se les ha añadido otro tipo más que ya estaba presente en Path of Radiance, creando automáticamente un vínculo entre dos personajes específicos que profundizará más aún en su historia en común.

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Además, si empezamos la partida con una memory card de GameCube con los datos de una aventura de Path of Radiance finalizada, podremos mantener el nivel de los personajes que repitan aparición en esta nueva historia. Todo un detalle para los que jugaron previamente a su antecesor.

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Por último, sólo nos queda recalcar la profundidad jugable de la cual hace gala este título, advirtiéndoos que lo comentado en este análisis es sólo la punta del iceberg. Mientras que los jugadores menos especializados en este tipo de juegos se podrán conformar con la gestión básica y disfrutar igualmente como unos enanos con el juego, los verdaderos amantes de Fire Emblem exprimirán cada una de las decenas de opciones que tendrán a su alcance, encontrando en el enorme número de posibilidades disponibles, uno de los abanicos jugables más amplios y satisfactorios dentro de este tipo de juegos.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.