Speedball 2: Tournament, Impresiones
Toda la emoción del deporte rey... de la violencia.
Cuando las cosas van mal, lo mejor es entretener al populacho con todo tipo de alternativas de ocio. Pan y circo, como se dice que sucedía en la época de los grandes emperadores romanos. Pero si alguna vez, un deporte como el Speedball llega a convertirse en realidad, significará que la situación no podría ir peor...
Jamás existió, ni existirá, deporte más violento que el que hoy os presentamos. Si estáis hartos de pegar pataditas y correr por un verde prado, encestar esféricas figuras de cuero en elevados aros, ni siquiera volar en escobas intentando colar pelotas en uno de los tres círculos... el Speedball es la alternativa perfecta para esos ociosos domingos por la tarde.
No os dejéis engañar por el dígito que acompaña al título, porque este juego es la cuarta entrega desde que el original viera la luz en 1988. Se nos presentaba un futurista deporte, popularizado entre las masas, donde todo era válido en el campo, excepto perder la vida en el mismo. Sin embargo, el verdadero éxito llegó con la segunda entrega, Brutal Deluxe.
El Speedball es un deporte frenético, a medio camino entre el balonmano, el fútbol americano y el hockey, que se juega en un campo cerrado por paredes forradas de metal. Dos equipos se enfrentan por el control de la pelota, que es igualmente metálica, con el objetivo de introducirla en la portería del contrario, para así elevar el valor de su marcador.
Los 18 jugadores visten pesadas armaduras, que los protegen de los golpes y encontronazos, totalmente legales en esta competición. Para aumentar aún más la emoción, los partidos se llenan de decenas de eventos y efectos aleatorios, como electrificar el esférico o inmovilizar a los oponentes durante un tiempo, hasta es posible ganar puntos con algunos de ellos.
Varios serán los equipos predefinidos que podemos manejar, algunos con nombres ya legendarios en este deporte, como Brutal Deluxe. Para aquellos que deseen comenzar su propia historia en Speedball, se nos permite crear un nuevo equipo, personalizando el aspecto de su indumentaria y su escudo, pero de manera alguna podremos crear nuevos jugadores.
Cada equipo lo forman 9 jugadores, y al igual que en todos los deportes, algunos se desenvuelven mejor en una posición que en otras. La paridad ha llegado también ha este deporte, y los equipos lo formarán hombres, mujeres y droides. Aparecen jugadores normales y estrellas, que son bastante mejores pero no pueden evolucionar más de su nivel actual.
Cuando estemos listos, y nuestros oponentes también, comenzará la hora de las galletas, quiero decir, el encuentro federado. La bola será proyectada desde el centro del campo, y desde ese momento nos enfrentaremos por hacernos con el dominio de la misma y marcar tantos goles como podamos, en dos tiempos que se prolongarán lo que hayamos definido.
Los tantos no solamente se consiguen superando con éxito al guardameta contrario. Golpear ciertos elementos del campo con la bola, recoger algunas de las bonificaciones que aparecen aleatoriamente en el metálico terreno de juego... todo ello puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota cuando el silbato marca el final del partido, en un igualado encuentro.
Cuando el encuentro acabe, si estamos en una competición de larga duración, llegará la hora de invertir en la mejora de nuestro equipo. Cada componente tiene características que influyen en su cualidad como jugador, y que pueden ser entrenadas para conseguir un deportista más eficiente. Por si no queremos complicarnos, hay una opción automática para realizar esto.
Respecto a sus antecesores para PC, que se presentaban en 2D, Speedball 2: Tournament se introduce de lleno en el mundo del 3D. Por lo visto en la versión que hemos probado, el nivel gráfico es intermedio, teniendo en cuenta lo acostumbrado en los simuladores deportivos. Los personajes no se encuentran perfectamente detallados, pero aún así tienen calidad.
Los efectos conseguidos en el campo siguen la misma pauta, con algunas curiosidades debidas a la interacción de los elementos móviles, como los jugadores o el esférico. Podemos alternar entre diversos modos de cámara, ninguna completamente libre y todas con alguna pega, aunque entre ellas tendremos la vista típica que existía en los antecesores de este título.
El sonido se basa en efectos que se producen con las acciones durante el partido, y en una banda sonora de modernos cimientos. Si la versión final hará gala de una mayor variedad de sonidos, aún es un misterio, pero por el momento la variedad es poca, sobre todo en el hilo musical, y los oídos pueden terminar sufriendo. No hay voces ni comentarista alguno.
Hemos esperado 20 años, y dado que incluso se han perdido algunas opciones respecto a entregas previas de la saga, tendremos que aguardar mientras llega el resultado final para lanzar un juicio con criterio sobre Speedball 2: Tournament, que llegará completamente traducido al castellano. Hasta entonces, buscaremos deportes más civilizados.
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