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Hard to be a God

En pleno medievo y tú con esas pintas. Hard to Be a God nos trae una propuesta original para un género con multitud de seguidores. Se un amable ciudadano de la ciudadela haciendo tus quehaceres diarios o conviértete en un dios con un poder inimaginable en aquellos tiempos. A veces es difícil ser un dios, en este caso lo disfrutaremos.

En pleno medievo y tú con esas pintas. Hard to Be a God nos trae una propuesta original para un género con multitud de seguidores. Se un amable ciudadano de la ciudadela haciendo tus quehaceres diarios o conviértete en un dios con un poder inimaginable en aquellos tiempos. A veces es difícil ser un dios, en este caso lo disfrutaremos.

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La inagotable fuente mágica de las ideas parece no acabar nunca. Hemos vivido asombrosas aventuras siendo un tipo perdido en una era postapocalíptica, un héroe destinado a salvar el mundo, poderosos caballeros jedis en pos de una galaxia mejor… hasta vampiros buscando la redención. Hemos tomado multitud de papeles participando en todas las historias que el prolífico género del rol. Nuestros esquemas eran bastante claros… hasta que llegó Hard to Be a God.

El asunto es el siguiente: hemos sido enviados al planeta lejano de Arkanar para que intentemos conseguir que toda la violencia y alboroto producido en él acabe lo antes posible. Arkanar es un planeta muy parecido a la Tierra por lo que podremos infiltrarnos bien gracias a nuestro aspecto corporal… bueno, se nos escapaba una pequeña cosa… Arkanar está anclado en la primitiva Edad Media, y nosotros pertenecemos a una raza totalmente superior tecnológicamente. Houston, tenemos un problema.

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Esta es la idea básica que nos traen los chicos de Akella, que han concentrado todos sus esfuerzos para que nuestra inmersión en el juego y disfrute del mismo sea muy alta. Hemos podido probar el juego y podemos decir que es una de las propuestas más originales vistas en estos últimos tiempos. Todo tiene su fuente de inspiración, y aquí encontraremos a los hermanos Strugatzky.

Un mundo muy especial
La famosa novela 'Que difícil es ser un dios' toma vida en este videojuego que os estamos mostrando. Los hermanos Strugatzky nos sitúan en un futuro no muy lejano y nos hablan sobre la posibilidad de la existencia de un planeta casi idéntico al nuestro pero anclado en la época feudal, eso sí, lleno de toda la mitología que ha creado todo un género en la literatura donde arañas gigantes, trolls y demás fauna nos lo harán pasar mal.

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La ambientación parece a simple vista medieval pero una vez juguemos podemos ver como el hecho de tener al alcance de nuestras manos una metralleta no es lo más típico dentro del espacio de doncellas, dragones, magia y espada. Las dudas nos llegan al pensar en la reacción de los incultos aldeanos cuando vean esa máquina de guerra ultramoderna. Sin duda, se tratará de magia para ellos. Y en eso aciertan, el juego no traerá más magia que del tipo de poderes místicos que nos permiten escupir balas y lásers mediante un armatoste metálico que portamos.


El mundo de Arkanar últimamente esta muy perdido en sí mismo. Las continuas trifulcas entre ciudades y la inmensa cantidad de bandidos harán que estas tierras no sean un buen lugar para ir de vacaciones. Por ello, es nuestra misión no inmiscuir demasiado en la vida cotidiana de los habitantes del mundo e intentar ayudarles siendo lo más discreto posible, siendo uno más entre ellos.

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Olvídate de tu poderosa 'magia' e intenta formar parte de la comunidad. Nos vestiremos como los habitantes de estas tierras, aprenderemos a usar las armas a nuestra disposición e incluso montaremos a caballo. Nos convertiremos en todo un buen guerrero si no queremos llamar la atención demasiado. De todas formas podemos ser vistos como héroe o villano, ya que, gracias a una IA muy trabajada por los chicos de Akella, cada personaje dentro del juego tiene sus propios pensamientos y toma sus decisiones según qué ropa estemos llevando en ese momento, o si vamos portando armas o no. Nuestra actitud y vestuario supondrán un cúmulo de cambios de acción, aunque esto lo veremos más detallado adelante.

Tomando el control
En la versión que hemos podido probar, podemos ver como el juego dispone de una interfaz la mar de sencilla y de un sistema de juego conocido por todos y que no supondrá un cambio radical respecto a otros. Las primeras misiones que nos serán entregadas serán a modo de tutorial para lograrnos hacer con el sistema de control lo más rápido posible. Por ejemplo, nuestra primera misión será derrotar a tres muñecos para probar nuestra destreza con la espada, y luego repetirlo a lomos de un caballo.

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El caballo es una pieza fundamental dentro de nuestra aventura. Logrará que vayamos de una zona a otra en menor tiempo, nos evitará combates masivos de los cuales no tendríamos muchas posibilidades e incluso nos servirá como una herramienta ofensiva más. Podemos luchar a lomos del caballo pero con alguna que otra dificultad en el control. Si golpeamos al enemigo mientras cargamos, el daño será mayor, pero este movimiento será harto complicado de lograr y tendremos que practicar para perfeccionar nuestro arte.

Los ataques se consiguen apretando un simple botón en el ratón, aunque podemos realizar dos ataques más, que más bien no sirven de mucho en lo visto hasta ahora. Tenemos multitud de armas para elegir, más de cien entre armas y armaduras, y las posibilidades de elegir una u otra depende de nuestra ficha personal y de nuestro nivel en el arma en cuestión. Aquí entra en escena la amada experiencia y la subida de niveles. Al subir nuestro nivel podremos subir un nivel en un tipo de armas para luego lograr obtener habilidades especiales según la arma empuñemos.

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El interfaz también sobresale entre los diferentes aspectos gracias a no destacar demasiado y de cumplir perfectamente las expectativas mostradas con el juego. Una barra de vida y otra de resistencia junto a nuestro inventario y diario en el que anotaremos toda la información obtenida gracias a nuestras misiones. No nos podemos quejar demasiado porque para que un juego luzca tan bien a varios meses de su salida al mercado español, algo raro debe estar pasando. Nosotros somos la tierra de los juegos a medio acabar y llenos con bugs, que últimamente copan nuestras estanterías.


Las apariencias engañan
Uno de los aspectos más logrados en Hard to Be a God es sin dudarlo, la interacción con los demás personajes. Nuestra naturaleza especial, como visitante de otro planeta más avanzado, nos obligará a formar parte de la sociedad y llamar la atención lo menos posible. En una época donde la religión tiene gran poder, es complicado decirles a los habitantes de Arkanar que somos visitantes de otro planeta y que tenemos la 'magia de las armas de fuego' entre nuestras pertenencias.

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Por tanto, el saber comportarse en cada situación es algo que adquiere bastante importancia en este juego. El ejemplo claro son nuestras ropas; hay infinidad de telas que podremos vestir pero que significarán una u otra cosa según por dónde vayas. Un ejemplo claro lo vemos a la hora de interaccionar con los aldeanos, si vamos ataviados con la indumentaria típica de un ladrón o de un asesino, lo más seguro es que nos ignoren e incluso que nos pidan que nos marchemos. Por el contrario, si con estas vestimentas pasamos cerca de ladrones o bandidos, lo más seguro es que estos no nos hagan nada, todo lo contrario que si llevamos la ropa oficial del ejercito… en este caso es mejor no hacerlo dentro de un campamento enemigo, o las consecuencias no serán demasiado agradables.

Así, haremos del disfraz nuestra mejor arma, en todo lo relacionado con la interacción con los distintos personajes. Ni que decir que mostrar nuestra apariencia real a los nativos de Arkanar puede suponer un duro golpe para ellos del cual podemos salir perdiendo al ser condenados como herejes, o enemigos de la nación, o consecuencias imprevisibles que nos harán tomar distintos caminos. Hay que tener mucho cuidado con que apariencia llevamos en cada momento para no tener que meternos en confrontaciones que podemos evitar.

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Divertido el ser un dios
La propuesta original que nos traerá Nobilis totalmente traducida al castellano apunta muy buenas maneras. El juego maneja unos buenos gráficos bastante coloristas y detallados que tampoco necesitarán un equipo de última generación. Será un juego al alcance de multitud de bolsillos, algo que siempre es de agradecer en estos tiempos locos que corren.

La gran variedad de misiones de las que dispondrá el juego, ya sean dentro de la línea argumental o secundaria; y las diferentes posibilidades en el combate según que arma estemos empuñando en ese momento garantizan muchas horas de diversión. Además, la gran historia adaptada desde la novela de los hermanos Strugatzky nos mantendrá pegados a la pantalla para descubrir que consecuencias podemos traer realmente a este mundo con nuestras armas del futuro.

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Akella nos ha prometido más de un final para que veamos como nuestras acciones pueden alinear la balanza hacia un lado o hacia otro. La mezcla explosiva entre el rol más clásico junto al componente de ciencia ficción que nos trae el juego puede hacer las delicias a cualquier aficionado con ganas de descubrir qué secretos nos guarda Arkanar. Sin duda estamos ante uno de los títulos de rol más prometedores del 2008. El elegir si queremos formar parte de la sociedad o ser considerados más que un simple mortal será nuestra lucha interna constante, el resultado de este enfrentamiento llegará en Marzo de este mismo año.

Hard to be a God

  • PC
  • RPG
Akella presentan este juego de rol basado en la novela homónima de los hermanos Strugatsky ambientada en el reino de Arkanar, una mezcla de Edad Media y futuro alternativo con espadas, arcos y campos de fuerza.
Carátula de Hard to be a God
6.5