Sacred 2: Fallen Angel
Ascaron nos propone ser la salvación, o la condenación, de las tierras de Ancaria con Fallen Angel, la secuela del espectacular Sacred.
Hace pocos años, un juego irrumpió en el mercado con sorprendente éxito. No incluía espectaculares novedades, ni unos innovadores gráficos o planteamientos arriesgados. Destacó por dos cualidades, que ya deberían ser obligatorias en todos los títulos del mercado, precio asequible y horas de entretenimiento. Con estos atributos, se abrió camino en los discos duros de medio mundo.
Sacred se clonaba y heredaba de Diablo, al igual que Diablo se había apoyado en la familia de los juegos 'rogue-like'. Ofrecía una jugabilidad similar, con clases de personaje predefinidas, multitud de peligrosos enemigos, incontables objetos e inmensos espacios explorables, que es donde La Leyenda del Arma Sagrada brillaba con luz propia. Un buen guión, suficientes misiones y aventuras, más la posibilidad de montar a caballo por las tierras de Ancaria.
Poco después, recibió su primera y única expansión, Sacred: Underworld, que fue distribuida gratuitamente para todos los afortunados poseedores del original. Unos cuantos kilómetros cuadrados más para viajar, un par de nuevos personajes jugables, más objetivos, objetos y mejoras en el juego en red. Pero todos los seguidores de la recién creada Ancaria esperaban, con impaciencia, el hecho que consumara este título como uno de los grandes del género.
Hace meses, el anuncio de la continuación de Sacred despejó un velo desesperanzador, pero los retrasos que viene sufriendo esta nueva entrega, que finalmente verá la luz en septiembre de este año, desilusionan incluso a los más fanáticos del juego. Echemos un vistazo a lo que nos depara la segunda parte de este título, que llevará por homónimo Sacred 2: Fallen Angel, y renovemos la esperanza y la ilusión, ahora que han acabado las navidades.
La 'energía T' se puede encontrar a lo largo y ancho de Ancaria. Al principio era vigilada por los Serafines, pero pronto decidieron compartir su conocimiento con los Altos Elfos. La prosperidad llegó a las tierras dominadas por estos, y el ansia de poder desencadenó conflictos sobre como debía usarse esta fuente de energía. Los elfos se dividieron, y una terrible guerra civil quebró la paz de su reino, para sumirlo en la miseria. La energía T se escapó de su control...
Y se transformó en algo malvado, mutando animales y criaturas más allá de los reconocible. La guerra se cierne sobre nuestra tierra y el mal vuelve a encontrase a sus puertas. Nosotros, como héroes, decidiremos si salvamos al mundo de este caos, o lo sumimos en él completamente. Contaremos con nuevos tipos de personajes, bestias y enemigos, armas y monturas... y una Ancaria mucho más viva y real que nunca, 2000 años antes de Sacred.
Se conocen las identidades de tres de los perfiles posibles. Podremos volver a controlar una Serafín, elegida por los dioses para proteger Ancaria. Es una acrobática guerrera, de apariencia inmaculada que se caracteriza por sus elegantes alas. El 'Shadow Warrior', una clase completamente nueva. Trata sobre un experto en el combate cuerpo a cuerpo, entrenado por los elfos, que una vez muerto en la batalla vaga por este mundo y el de los muertos.
Alto Elfo, o elfa en este caso, en busca de la perfección en los caminos de la magia o de la maestría en los conocimientos más antiguos y oscuros. Están por desvelarse el resto de nuevas clases, y aún se desconoce el total que sumarán, aunque se auguran 6 tipos. Casi todos podrán tomar tanto el camino de la luz como el de la oscuridad, aunque aún no está claro si será en dos campañas diferentes, o mediante las decisiones que tomemos.
Cada personaje dominará unas especialidades distintas, con la posibilidad de crear combos y modificar así los efectos de nuestras artes mágicas y de combate. Dispondremos de nuevos objetos, armas y armaduras, con la existencia de existencias de elementos únicos o combinaciones en set. Se supone que la mayoría serán personalizables, al igual que los atributos físicos de los personajes, como pelo o piel.
Pocos enemigos son los que se han revelado al público, pero si recordamos la variedad existente en su primera entrega, no hay razones para pensar que Sacred 2 nos vaya a defraudar en este aspecto. Lo que sí que se ha pretendido es traer Ancaria a la vida, mediante un innovador sistema de emociones que afectará tanto a amigos como a enemigos. Finalmente, el juego no será multijugador masivo, como se había planteado.
Volveremos a contar con monturas, una de las originales características de Sacred, aunque en esta ocasión no se limitarán a caballos. El combate montado se mejorará, dando lugar, quizás, a nuevas acciones mientras se lucha a lomos de una bestia. También se ha especulado con la posibilidad de contratar mercenarios y seguidores que nos ayuden en nuestras andanzas a lo largo del vasto mundo de Ancaria, mediante dinero o cumpliendo objetivos.
El paso completo desde la perspectiva isométrica en dos dimensiones a la tridimensional, afectará positivamente a todo el aspecto gráfico del juego. Los personajes y enemigos estarán mejor detallados, y la física en los modelos mucho más trabajada. Sacred 2 seguirá contando con un inmenso mapa, y una vasta extensión de terreno para explorar, pero con la tecnología usada, serán innecesarias las pantallas de carga entre zonas del mapa general.
Se cree que volveremos a disfrutar de un completo modo multijugador, totalmente gratuito para los poseedores del juego, donde además de los típicos modos de jugador contra enemigos, podremos compartir una campaña con hasta 5 compañeros de juego. Si eso no nos apasiona, siempre nos quedará explorar el mapa en busca de oponentes, experiencia y objetos. Ya conocéis el famoso dicho... ancha es Ancaria.
Poco a poco, se irán descubriendo nuevas características para este título, y si las cosas van bien, quizás se publique una versión de demostración. Sin embargo, septiembre se antoja muy lejano, a la vista de lo prometido por Ascaron. Se suele decir que es mejor tarde que nunca, pero Sacred 2: Fallen Angel no debe dormirse en los laureles, si quiere volver a cosechar un mínimo del éxito que su predecesor cultivó. Mientras tanto, a esperar.
