Regalazo navideño de SNK

Hablar de Metal Slug es hacerlo de una de las mejores sagas de la historia de los videojuegos. Pseudo-olvidada salvo por los más nostálgicos y desconocida totalmente para las nueva generaciones de jugadores, las aventuras de Marco, Tarma y cía han conseguido divertir a millones de personas de todo el mundo, primero en los desaparecidos salones recreativos y posteriormente en consolas domésticas.

Seis entregas numéricas, una séptima en preparación para Nintendo DS y varios spin-offs como Metal Slug Advance o el terrible Metal Slug 3D para PS2 son los integrantes de una franquicia cuya magia sigue presente a día de hoy. Es más: mejora con el tiempo. SNK Playmore es consciente de esto y está decidida a hacerse notar de nuevo. Y Xbox 360 no podía perderse su ración del clásico, si bien no en un recopilatorio como en Wii/PS2/PSP, al menos con el lanzamiento de alguno de sus capítulos en el Live Arcade.

Llegado hace un par de días, Metal Slug 3 ha sido el capítulo elegido para descubrir la franquicia a los nuevos usuarios del sistema. Un gancho ideal, un regalazo navideño que la compañía nipona da a un precio quizá algo elevado a priori, pero totalmente justificado tras unas cuantas partidas. Al fin y al cabo, cada tres vidas costaban 25 de las antiguas pesetas… haced cuentas. Incluso a sus 800 Microsoft Points, es un buen precio.

Jugabilidad
Metal Slug 3 es un arcade de avance lateral donde controlamos a un soldado -a elegir entre Marco, Eri, Tarma y Fío-. Nuestro objetivo es ir hacia delante y matar a tantos enemigos como salgan al paso, todo para sobrevivir, pasar al siguiente nivel y así hasta el último. Sencillo, ¿verdad? Alien Hominid, también disponible en el Live Arcade, tiene un estructura exacta.

La grandeza de MS3 es justamente su aparente simplicidad. Y si bien esta podría ser un arma de doble filo, todo está perfectamente pensado, incluyendo una buena cantidad de alicientes que sirven para nutrir el aspecto jugable y darle una fuerza más allá de lo inicialmente imaginable. Esto, que podía encontrarse en el magnífico Metal Slug 2, consigue aquí ser expandido hasta el infinito.

No todo es tan simple como parece. Sí, el objetivo es ir avanzando y matando. Pero hay varias posibilidades que convierten cada partida en algo único, pudiendo elegir en muchas ocasiones por que camino preferimos ir, si bien la batalla contra el jefe final es común para todos. Así, por ejemplo en el primer nivel podemos ir bajo el agua, o por encima de ella en un barco mientras acabamos con soldados que caen de lianas. O, una tercera opción: introducirnos en un ascensor que nos llevará a una base subterránea llena de cangrejos.

Esto le da un valor rejugable enorme a un juego que ciertamente se acaba en un suspiro, menos de dos horas en la primera partida. Por suerte nos entrarán ganas de pasárnoslo una y otra vez gracias a una gran variedad de situaciones y, sobre todo, a un frenetismo que nos impedirá saborearlo todo al 100%. Encontramos fases en una playa, en junglas, podremos aniquilar zombies, momias e incluso talibanes, sumergirnos en el océano para acabar con submarinos, ir al espacio, acabar con una amenaza extraterrestre e incluso enfrentarnos a plantas carnívoras.

Todo esto en apenas cinco niveles que rebosan buen hacer, un auténtico deleite para los sentidos con una base realmente sólida. Al clásico avance de scroll se le une lo típico de siempre: derrotando enemigos obtendremos varios potenciadores y power ups, tanto objetos que sumarán puntos al marcador (comida, medallas, peluches) como mejoras para la pistola que la convierten en un lanzamisiles, una ametralladora y muchas otras más.

También hay vehículos completamente surrealistas, como un camello con un par de pistolas de energía, un avestruz con las mismas armas e incluso un elefante -también con dicha equipación-, tanques, trajes robóticos, aviones o submarinos. Todos estos se ven explotados al 100% en pequeños momentos de las fases, contando con su propio medidor de resistencia y explotando -o huyendo- según el caso.

Marco y cía no estarán solos, sino que además serán ayudados por otros personajes controlados por la CPU en momentos concretos. En Metal Slug 3 encontramos un cuarteto de éstos, capitaneados por Hyakutaro Ichimonji, el clásico rehén que lanza bolas de energía de forma similar a un personaje de Dragon Ball. Los restantes serían un mono armado con pistolas, un satélite que carga con rayos de energía y una nube que lanza truenos a los enemigos. Si el personaje principal muere, dichos ayudantes dan por concluida su colaboración.

El mayor problema de la conversión a 360 de Metal Slug 3 es la ausencia de los extras con los que si contaba la versión para Xbox, un par de modalidades de juego no especialmente determinantes, pero sí divertidas. Y lo más importante: un selector de niveles. No podemos ir directamente a la fase 3, por ejemplo, sino que tendremos que arreglárnoslas para pasarnos todo lo anterior para alcanzarla.

Técnicamente es una conversión 1:1 del arcade, lo cual tampoco es mucho decir al tratarse de un título con más de una década a sus espaldas. Sprites buenos, aún resultones pese a su tiempo, con fondos simples pero funcionales, efectos y explosiones potables y una buena colección de efectos sonoros, melodías y la mítica voz en off que anuncia el inicio y final del nivel.