Burnout Paradise, Impresiones

Criterion ha puesto en manos de todos los poseedores de una Xbox 360 y una Playstation 3 la demo de su nuevo Burnout: Paradise, la primera incursión de uno de los arcades de conducción más laureados en esta nueva generación -con el permiso de la versión vitaminada de Revenge para la segunda consola de Microsoft. Un nuevo concepto en el desarrollo del juego, con una ciudad enorme que substituye los clásicos torneos y carreras, y el acabado gráfico son sus principales puntos de interés. Ya sea para bien o para mal.

Criterion ha puesto en manos de todos los poseedores de una Xbox 360 y una Playstation 3 la demo de su nuevo Burnout: Paradise, la primera incursión de uno de los arcades de conducción más laureados en esta nueva generación -con el permiso de la versión vitaminada de Revenge para la segunda consola de Microsoft. Un nuevo concepto en el desarrollo del juego, con una ciudad enorme que substituye los clásicos torneos y carreras, y el acabado gráfico son sus principales puntos de interés. Ya sea para bien o para mal.

El aperitivo que ha servido EA a los poseedores de las dos consolas más potentes del mercado es, a nivel de presentación, impecable. La demostración que los usuarios pueden descargar es el ‘abc' de cómo deberían ser los anzuelos que las compañías dejan en los bazares correspondientes. Una pequeña explicación de lo que contiene la descarga y como funciona el juego antes de empezar que no deja, como pasa en otros casos, desnudo al usuario ante la demo. Un tramo de la ciudad en la que se pueden vislumbrar detalles de la libertad que alberga el juego, ejemplos de pruebas diversas para comprobar el abanico de posibilidades y un modo online que nos recuerda la importancia que tendrá este modo en juegos del corte arcade como Burnout. Como formato de demostración, excelente.

La franquícia de Burnout es uno de los grandes valores añadidos que aparecieron en la pasada generación. Su acción frenética, sencillez y diversión sin límites engancharon a la comunidad en todas sus apariciones. Se convirtió, por méritos propios, en el arcade por excelencia si se habla del género de conducción, llegando a su punto más álgido en Burnout 2: point of impact y Burnout 3: Takedown. Las bases del éxito se han mantenido inalterables desde entonces, y en Paradise no podía ser menos. El juego de Criterion sigue fiel a su estilo con un control sencillo y fácil de adaptar. Un gatillo para acelerar, otro para frenar. No se necesita nada más. Como ya pasó en las últimas entregas, por no haber no hay ni opción de cambio de marchas manual. La importancia, aquí, es la velocidad y la atención en la carretera. Los botones de freno de mano, necesario para los trompos, derrapes y demás maniobras, y el nitro, completan un control que se adapta rápidamente  a todo el mundo: a los que empiezan con esta saga y a los veteranos.

Con un par de paseos por las calles el usuario tiene suficiente para comprender que Burnout y la palabra Arcade son sinónimos. Lejos, muy lejos, quedan juegos como Project Gotham Racing 4. Aquí no se calcula el radio de una curva. Tampoco cuando se empieza a frenar para poder hacer un giro limpio. El juego de Bizarre parece un simulador al lado de la obra de Criterion. Lo importante en Burnout es cumplir con la misión, generalmente a la velocidad del rayo. Y por eso, si una curva se coge a toda velocidad, el freno ya actuará de manera inmediata para que el espectáculo, digno de una película de Paramount Pictures, siga su curso.

Respecto a la versión Playstation 3, el control con el sensor de movimiento parece implementado de manera muy irregular. Lejos de tener una respuesta óptima, la sensibilidad del sixaxis provoca que los volantazos estén a la orden del día, elevando considerablemente el riesgo de colisionar con el entorno o los vehículos que circulan por la ciudad. En el mismo sentido que juegos como Motorstorm, parece más una opción a probar como curiosidad que una elección a tener en cuenta.
Gráficamente el nuevo Burnout cumple. No es puntero en el género, pero la ciudad raya a un gran nivel, sobre todo en algunas texturas y la tasa de frames por segundo, que  se mantiene estable en casi todas las situaciones y ofrece a su vez una buena sensación de velocidad -teniendo en cuenta el tipo de coche que permite utilizar la demostración- cuando se utiliza el nitro. Seguramente se abusa del efecto que acompaña a casi todos los juegos de conducción de nueva generación y que exagera el reflejo del sol en el asfalto y vehículos. 

Algunos vehículos que circulan por Paradise -el tráfico en general y no los rivales en las carreras-, carecen de una gran carga poligonal, aunque en movimiento  quedan bastante disimiluados. El aspecto general en cuanto a diseño, algunos detalles (como las pinturas del coche), y el sonido y su machacón comentarista lo alejan un poco más de acabado general de otras entregas, asemejándose más a otro tipo de arcade muy de moda últimamente ligado más al tunning.

El mejor espectáculo gráfico de Burnout: Paradise se encuentra en los choques. Cuando haya una colisión de nuestro coche con algún elemento de la calzada o los demás vehículos, entrará en juego una cámara lenta que nos mostrará el impacto en todo su esplendor. En ese momento, la física de los coches entra en juego con unos choques espectaculares en los que el chasis del vehículo se hace añicos mientra saltan chispas, los cristales se rompen y el coche da un vueltas en el aire. Por norma general,  el acabado es espectacular, aunque a veces  -sobre todo en impactos con otros vehículos- algun choque parezca un poco falso en alguna de sus fases.  Esto se nota en contados casos en los que la cámara es muy cercana al punto de impacto, aunque no empañan un apartado del juego realmente cuidado.

Conduce en libertad
Uno de los mayores cambios que ha sufrido la saga y que queda reflejado esta nueva entrega es el concepto de ciudad libre. Las carreras predefinidas con sus correspondientes atajos dejan paso a una ciudad al más puro estilo Need For Speed en la que interactuar. La libertad de desplazarse por Paradise y seleccionar el evento que más nos guste tiene sus pros y sus contras. Se gana poder de decisión en diversos aspectos: los atajos no están predefinidos en un circuito cerrado y se permite hacer el ‘indio' con total libertad para luego conocer palmo a palmo la ciudad. Por otro lado, la esencia de Burnout cae en saco roto. La sencillez deja paso a una confusión habitual en los eventos que se realizan por primera vez, teniendo el mapa de ciudad como referencia a la hora de elegir el camino.

Su estructura, el trazado que se escoja, el tráfico, los rivales y la velocidad parecen ser demasiados inputs a la hora de realizar el evento, sobre todo si se compara con la inmediatez con la que uno se acoplaba a los circuitos de otras entregas. Este giro no gustará a los puristas de la saga, que encontrarán un concepto de juego en Burnout alejado al camino marcado, y que tanto éxito le ha supuesto, por la saga en la pasada generación.

La confusión puede hacerse mayor a la hora de repetir un evento. En la demo no hay opción, en caso de fallar la prueba, de repetirla inmediatamente. Al acabarla, la ubicación en la que se encuentra tu vehículo es allí donde la carrera de turno acabó, haciendo realista -pero un engorro- la necesidad de volver al punto de inicio si se quiere reintentar una prueba.
La jugabilidad, una vez dentro de las pruebas repartidas por todas las señales de tráfico de la ciudad, sigue siendo a prueba de bombas. Las carreras contra otros rivales y todos los takedowns, nitros, choques y demás artimañas utilizadas para ganar siguen estando a la orden del día en Paradise. La respuesta del coche es arcade total, con leves roces a 200 km/h que te pueden hacer perder una carrera, saltos enormes, derrapes ganadores y golpes a los demás vehículos en un estilo de juego muy claro: el fin justifica los medios. Una cosa que parece haber mejorado es el comportamiendo de los rivales entre si. Su lucha no será solamente hacia el jugador, sino que se podrá ver como entre ellos se hacen la vida imposible por un primer puesto.

La libertad que ofrece Burnout : Paradise se convierte en obligaciones para el usuario. Hay otros tipos de prueba en la demostración, como la de hacer piruetas y movimientos espectaculares, o llegar a un punto concreto antes de que se agote el tiempo, en los que será imprescindible conocer cada una de las calles y bondades de la ciudad si se quiere atajar rápidamente o dar saltos espectaculares, rompiendo vallas y desafiando la gravedad, para conseguir un mayor número de puntos. A esto se le añade un modo on-line que promete dar momentos de gran diversión gracias, en parte, a pequeños detalles, como el uso de la cámara para inmortalizar nuestras reacciones ante maniobras de los rivales.

La demo  presenta pinceladas de lo que ofrece el juego de Criterion para la nueva generación. Los cambios sustanciales deberán analizarse en profundidad con el producto completo para poder valorar si el rumbo elegido es positivo o no en una saga que, con los cimientos del éxito construidos, necesitaba, a priori, de pocos alicientes en esta nueva generación para triunfar como antaño. La columna vertebral de Burnout ha sido modificada. El tiempo, y los usuarios, decidirán si se ha acertado.

Burnout Paradise

  • 360
  • PS3
  • Conducción
Nueva entrega del simulador de conduccion de Criterion que llegará a las plataformas de nueva generación Playstation 3 y Xbox 360
9

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