Oscura y negra estrategia

Legend Studios se atreve a recuperar la memoria histórica de España con Sombras de Guerra: La Guerra Civil Española. El conflicto bélico más sangriento y polémico de la historia de España se desmarca en el ocio electrónico con este juego de estrategia en tiempo real que prometía el cielo y ha terminado en el pozo del infierno.

Es un hecho irrefutable que hablar de la Guerra Civil Española en el año 2007 todavía pone los pelos como escarpias a más de uno. La madurez histórica tarda en consumarse decenios, sin duda, y buena muestra de ello es la polémica que se genera en los medios de comunicación de este país cada vez que salta a la parrilla informativa un tema relacionado con este conflicto.

Ampliar

No estamos preparados para revivir esta lucha que, por mucho disgusto supuesto, no deja de estar ahí, de formar parte de nuestra cultura, sea duro o no el odio y rencillas pasadas que continúan existiendo. Buena muestra de ello es el lanzamiento de Sombras de Guerra: La Guerra Civil Española, nueva obra del equipo malagueño que llega a las estanterías bajo el azote de atentas miradas ancladas en el pasado.

Sabemos que enfrentarse al desarrollo de un juego de semejante fondo histórico no es nada fácil por culpa de nuestro contexto social, que sigue sin valorar objetivamente las batallas de 1936. Y así es como este título ha paseado por medios de comunicación generalistas, conformado opinión pública y originado polémica no sólo en casa, sino también en el extranjero, con noticias que recogían la división de pensamiento en España setenta años después del conflicto.

Pero dejando a un lado este altercado mediático y las eternas diferencias ideológicas, no podemos olvidar lo que tenemos entre manos: un videojuego. Lejos de desmarcarse como uno de los grandes de la ETR y sin posibilidad alguna de competir con los últimos lanzamientos, Legend Studios lanza al mercado un título atrevido, valiente y contracorriente social, que se desmarca estrepitosamente del concepto de ocio interactivo por culpa de resbalones tremendamente básicos. 

España, 70 años atrás

El apartado técnico de Sombras de Guerra cuenta con una posible doble valoración. Competir con la nueva generación es harto complicado, más si no se cuenta con un presupuesto desmesurado. Sin embargo, Legend Studios ha invertido un millón de euros en el desarrollo de este título y en la elaboración de su motor gráfico, el engine 'Plague' que será utilizado en próximos proyectos de la compañía.

La primera impresión que ofrece este motor es, como poco, suficiente, siempre que tengamos en cuenta ciertos efectos gráficos plausibles, como el agua, la vegetación y alguna que otra textura. Sin embargo, ésta a primera vista interesante labor queda truncada por fallos graves e incocedibles en la industria del videojuego actual.

Los escenarios cuentan con rutas repetitivas, que cansarán al jugador, y caminos poco definidos, que servirán como perdición para las tropas dementes. Esto se traduce en recorridos lineales, pobres, y donde la labor estratégica del jugador queda limitada a seguir itinerarios casi turísticos. La sensibilidad del jugador de nueva generación que conoce los pasos de la industria quedará más herida aún si cabe por la ausencia de elementos destructibles en los escenarios. Para colmo de males, Sombras de Guerra presenta deslices tan graves como que podamos iniciar fuego cruzado entre tropas y efectuar daño en éstas incluso cuando están separadas físicamente por elementos sólidos como paredes, montañas o edificios.

La labor histórica de Legend Studios es notable, especialmente por las cinemáticas documentales producidas con fragmentos extraídos de la Filmoteca Nacional que darán paso a las misiones narrando los acontecimientos de la época. Dicho esto, y por desgracia, damos, una vez más, un paso atrás por culpa de la estética de personajes. Y es que si este título, como bien se ha afirmado, apuesta por el rigor histórico, ¿a qué vienen esos personajes desenfadados, coloridos al máximo y con toque incluso de cómic?

Unidades fornidas en exceso, con musculatura máxima y cuerpos atléticos, y con una carga poligonal pobre y movimientos bruscos, algo que imprime una falta de realismo muy preocupante. Exactamente lo mismo podemos decir de los héroes, que encauzarán las misiones con sus diseños encasillados en cánones impropios de la Guerra Civil.

Los resbalones gráficos de Sombras de Guerra han llevado a este redactor vislumbrar durante la partida situaciones injustas, casi de risa, como que arranque una escena cinemática generada por el propio motor -conversación entre personajes, habitualmente - y nuestros soldados sigan combatiendo sin opción a ser controlados, cayendo inmediatamente muertos pasto de la excesiva fuerza enemiga acentuada por la descontrolada inteligencia artificial.

El acabado sonoro del título permite que rompamos una escueta lanza a su favor. Sin embargo, y aunque no es excesivamente boyante, pues sólo se salvan algunos temas musicales y efectos, volvemos a impactar con un obstáculo, las voces de las tropas, que no dejan de ser repetitivas, estar mal insertadas y llegan, incluso, a superponerse entre sí cuando damos órdenes a los soldados.

Un conflicto que se sigue yendo de las manos

En el terreno jugable, Sombras de Guerra: La Guerra Civil Española presenta dos bandos principales, Nacionales y Republicanos, que estarán apoyados por tres ejércitos más; la Legión Cóndor, las fuerzas Soviéticas y las Italianas. En total, contaremos con 25 misiones en el modo campaña, que estarán repartidas entre los dos bandos protagonistas (12 para el ejército Nacional y 13 las fuerzas Republicanas). Las unidades disponibles en el juego superan el medio centenar y representan fuerzas bélicas de diversa índole.

Con este párrafo descriptivo cerramos todo lo positivo que puede llegar a ofrecer Sombras de Guerra, pues, por desgracia, la jugabilidad del título peca, al igual que el engine gráfico, de fallos muy graves que desvirtúan el propósito de desarrollar un ETR que roce las cotas mínimas de calidad que se deben esperar.

Nuestros ejércitos serán, literalmente, incontrolables. Las órdenes de movimiento dadas a grupos de soldados sólo servirán, en según qué ocasiones, para desquiciar al jugador. Y es que tras marcar una dirección, la paupérrima inteligencia artificial hará que muy pocos soldados sigan la orden al pie de la letra, especialmente en los escenarios más angostos y cerrados. Por ello, no es de extrañar que nuestro escuadrón pierda unidades antes de llegar al objetivo, pues algunos soldados quedarán rezagados sin saber qué ruta seguir para llegar a la posición marcada, otros permanecerán quietos, etc.

Los problemas de inteligencia artificial alcanzan su punto álgido en los combates, que se traducen en situaciones de fuego cruzado vacías, sin labor estratégica alguna. Bien es cierto que dispondremos de tres formaciones bélicas y podremos dar órdenes a los soldados para que repten, se arrodillen, etc. Nada más lejos de la realidad, pues como debes intuir, estas habilidades no han sido insertadas de la forma que se debiera, y se convierten en meras comparsas visuales que dan un poco de más variedad al ya de por sí tosco acabado estético.

Muy pobre, por no decir nefasto, es también el sistema de cámaras implementado en el título. Acercar o alejar la cámara de la acción produce movimientos bruscos e inesperados, que rompen el escaso clima de batalla estratégica presente. La perspectiva de la acción no es más alentadora, situándose siempre con una incómoda angulación que rozará habitualmente un desagradable y rudimentario plano cenital.

Prácticamente poco positivo podemos decir de la escasa efectividad presentada por la inteligencia artificial, que no deja de ser muy pobre, con rutas y pautas de comportamiento previsibles. Pero la nota de color se la lleva, sin duda, el nivel de dificultad del juego. Incluso en el nivel más primaerio, Sombras de Guerra supone todo un reto para el jugador gracias a su desmesurada curva de dificultad. Más de uno habrá sufrido horrores para completar muchas de las misiones -véase 'Toma del Alcázar de Toledo'- presentadas en el juego.

A grandes rasgos, el modo campaña de Sombras de Guerra ofrece misiones donde tendremos que llegar a puntos concretos, acabar con enemigos, defender una posición, etc., todo sin que el héroe muera. Pero ojo; para cumplir el objetivo a veces bastará con correr hacia un punto concreto sobreviviendo, eso sí, las desmesuradas embestidas de los rivales.

El título cuenta, además, con modo 'Escaramuza', que permite elegir entre las cinco facciones, seleccionar entre diversas IA… además de incorporar de serie un error que impide, por ejemplo arrancar partidas -somos derrotados al instante- en ciertas ocasiones. Algo completamente inadmisible. Y si aún quedan ganas de jugar tras descubrir semejante despropósito, siempre podremos hincar el diente al modo multijugador en red (online y local), que también cuenta con sus bugs propios. Un parche sería muy de agradecer.