Tres en uno

Si ya de por sí resulta difícil encasillar a Pacific Storm dentro de un género concreto, analizarlo es todavía más complicado por la sencilla razón de que su valoración resulta tremendamente subjetiva, incluso más que en la mayoría de videojuegos que cada redactor revisa a lo largo del año. 'Allies' es incapaz de dejar indiferente y probablemente es el clásico producto que permanece instalado en los ordenadores o bien 1 hora o quizás varios meses.

No se trata de una expansión propiamente dicha del anterior - y por muchos desconocido - Pacific Storm, sino que recoge todos los elementos que dejó aquel sin pulir y los recompila en esta nueva versión, le añade algunos contenidos e intenta convencer al usuario de que su mezcla de géneros y su integración en un mismo paquete son más que un único juego: son 3 videojuegos en uno. Queda por ver si son 3 buenos o malos juegos los que incluye, claro está.

Porque en un mundo en el que cada vez más el usuario pide una jugabilidad limpia y directa, aquellos que gozan de la sofisticación y complicaciones de un título que necesita que lo aprendas a jugar antes de sacarle todo el jugo son cada vez menos. El problema es que no siempre detrás de innumerables hileras de botones y de posibilidades se esconde la diversión. Puede haberla para algunos, es cierto, que se correspondan exactamente con el perfil idóneo al que va dirigido el juego - y a los que pedimos disculpas si se les ofende, pero la mayoría deambulará por todas las opciones de 'Allies' con bastantes probabilidades de naufragio.

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Lo cierto es que Pacific Storm es un juego único donde los haya: incorpora 3 formas de afrontarlo distintas que se complementan relativamente bien entre sí. En primer lugar está la estrategia clásica 2D de toda la vida con sus elementos característicos y que detallaremos más adelante, pasando por una especie de fase que pertenece a los títulos de estrategia en tiempo real y terminando en un simulador naval y aéreo en el que podremos intervenir después de hacer todo lo anterior.

Evidentemente que es imposible hacer un producto sobresaliente en todos los aspectos a la vez porque se necesitarían equipos de desarrollo de altísimo nivel en cada una de las facetas distintas y además habría que equilibrarlas todas ellas; no obstante hay que dar premio al esfuerzo por intentarlo, si bien es verdad que en algún caso el resultado está bastante mejor conseguido que en otros donde flojea un poco aunque, como dijimos, no es fácil encontrarlo todo junto.

Pacific Storm: Allies se enmarca dentro del mapa global del Pacífico durante la época de 1940 hasta 1948 y comprende desde una campaña en la que reviviremos algunas de las batallas más conocidas de la última gran guerra hasta la experiencia multijugador en la que podremos ayudarnos de un amigo o competir contra varios por obtener la supremacía mundial. Ya sea con los americanos, los recién incorporados británicos o los japoneses (todos con sus propios aliados) deberemos sacar lo mejor de nosotros mismos si queremos convertirnos en los amos del pacífico.

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Juzgar la música de un videojuego es casi siempre algo que o bien se considera extraordinario o, en caso de no agradar demasiado, se suele decir que va 'a gustos'. En el caso que nos ocupa, ha sido uno de los pocos títulos en los que nos hemos visto obligados a desconectarla desde el menú de opciones y aunque el resultado puede resultar algo austero, con los efectos de sonido sin más que tampoco son para tirar cohetes, creemos que el juego gana.

Gráficamente es correcto en la mayoría de los casos y funcional en el resto. Por ejemplo, toda lo que está hecho en 2D está bien realizado y cumple perfectamente su cometido con buenos contrastes y unos tonos ocres que dan siempre ese efecto de segunda guerra mundial. Todas las ventanas son claras y aunque la definición no es máxima, las pestañas con las distintas opciones y fotografías muestran perfectamente lo que pretenden.

Una vez en el modo de estrategia en tiempo real, Pacific Storm empieza a lucirse un poco más y la carga gráfica sobre nuestras pantallas es mucho mayor. Contemplamos las mayores bondades del apartado gráfico tanto aquí como en la simulación, con unas texturas en ocasiones sobresalientes - agua, la vista cercana de algunos aviones - y algunas unidades muy bien detalladas, como por ejemplo los destructores o las de los bombarderos que nos sobrevuelan.

Uno de los principales problemas probablemente reside en la poca fiabilidad del motor de colisiones, especialmente por dos razones. La primera, que en la mayoría de las veces, disparamos al enemigo pero no existe constancia visual de que le estamos dando; sí que existe prueba de cuando fallamos, pero no de que acertamos. Hubiese estado bien que se hubiese pulido ese aspecto añadiendo alguna animación de impacto, o incluso que el barco se fuera desmoronando a medida que le atacamos.

Otra peculiaridad es cuando atravesamos una unidad enemiga, ya sea aérea o naval. Sucedió un par de veces en plena lucha contra los japoneses, en los que se produjo esa sensación horrible de cuando pasamos por encima de los polígonos que componen un avión sin recibir daño alguno, sensación espoloneada por un framerate algo inestable en esos momentos y que evidencian que el combate aéreo no es lo que mejor trabaja el equipo desarrollador.

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En realidad la mecánica es simple pero Pacific Storm: Allies es un juego bastante complejo de aprender a dominar. Mientras que muchos títulos ofrecen una curva de aprendizaje bastante razonable, el título que edita Planeta no se encuentra entre ellos. Ya desde los múltiples tutoriales se envía un claro aviso para los navegantes en los que se evidencia que se necesitará algo más que algunas horas si se le quiere sacar algo de jugo de verdad. Y eso es algo que, hoy en día, no acostumbra a pasar.

A veces asusta el número de posibilidades que tiene cualquiera de los modos, especialmente el estratégico. Y eso que las tropas están limitadas a 4 tipos y los recursos son otros tantos, pero no solamente se trata de recibir reclutas y entrenarlos; hay que gestionar opciones tan dispares como la producción de aviones y barcos, transportar a las tropas de un lado a otro, conquistar bases y establecer nuevas con los ingenieros…

A eso se le suma ir investigando tecnologías a través del árbol correspondiente porque SIEMPRE es importante ir un peldaño por encima que tu enemigo y algo a lo que se le debe prestar la mayor atención; hay que controlar la moral de la tropa gestionando sus descansos o construyendo templos, tener en cuenta que hay armas que deben ser fabricadas por piezas y luego ensambladas, saber qué recurso se extrae de donde y en qué lugar se guarda…

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Y cuando llegamos a la batalla propiamente dicha, la cosa no se simplifica en absoluto. Aunque es posible administrar de forma automática los combates, la eficiencia se consigue llevando nosotros las riendas de las tropas. Aquí hay muchos elementos de un RTS clásico (minimapa, menú de órdenes, etc.) pero sorprende que un título que teóricamente no puede etiquetarse como un juego de estrategia en tiempo real incorpore tantas meticulosidades.

Por ejemplo, hay que tener en cuenta los puntos fuertes y débiles de nuestras unidades. Igual que en muchos juegos la armadura de los tanques es más fuerte en la parte delantera que en la trasera, aquí los barcos disparan mejor por los flancos, hay que seleccionar el tipo de munición oportuna dependiendo del blindaje de los navíos enemigos y hay que saber las peculiaridades de cada caza antes de lanzarlo al combate.

Esta fusión de estrategia global y táctica ya sería de por sí algo bastante novedoso si no fuera por el hecho de que podemos saltar a la carlinga de cualquiera aeronave o colocarnos en el puesto de artillería de un barco para disputar en primera persona cualquier combate y seguir al pié de la letra las instrucciones que nosotros mismos hemos dado a nuestro ejército o improvisar sobre la marcha. Aquí es donde se recomienda encarecidamente el uso de un joystick, en nuestro caso un viejo Sidewinder con 'force feedback', que por cierto no conseguimos hacer funcionar.

Desde la perspectiva de simulación, Pacific Storm: Allies flojea un poco, aunque desde luego es donde se viven los momentos más emocionantes. Sin embargo nos encontramos usando poco esta característica, dado el hecho de que no podemos dar órdenes a nuestras unidades mientras estamos pilotando y es desde luego mucho más útil estar dirigiendo nuestras tropas en general que no pilotando un avión.

Pero aún si decidimos desfogarnos y lanzar unos cuantos torpedos o bombas, podremos decidir si pilotamos directamente el aparato o nos metemos en uno de esas fortalezas volantes con 6 ó 7 posiciones de disparo y vamos abatiendo enemigos de uno en uno, algo que es verdaderamente reconfortante si necesitamos desestresarnos un poco. Aquí, tal vez en el aspecto menos trabajado del juego, es donde encontramos las mejores sensaciones en Allies.

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El juego incorpora la posibilidad de disputar partidas en multijugador a través de una red local o en internet. Hay 3 modalidades disponibles: planificador de batalla con hasta 8 jugadores simultáneamente, simulador aéreo para hacer combates con el objetivo de acabar con nuestro oponente o juego cooperativo, en el que 2 jugadores unen sus fuerzas en una interfaz similar al modo de planificador de batalla. Lo intentamos pero en el momento de realizar esta review no había nadie en los servidores del juego.

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