Bladestorm: The Hundred Years' War
- Plataforma3606PS36
- GéneroAcción
- DesarrolladorOmega Force
- Lanzamiento02/11/2007
- EditorKoei
100 años de monotonía
Analizamos Badestorm, la nueva creación de Omega Force para Koei. Muy en la línea que marcó Kessen III, lucharemos en distintos bandos como mercenarios en la Guerra de los Cien Años que enfrentó en la Edad Media a Francia e Inglaterra. ¿Consigue su objetivo de sumergirnos en la acción? Sigue leyendo.
Cuando apenas quedan unos días para la comercialización de Shin Sangoku Musou 5 (Dinasty Warriors 6 en occidente), el primero de la saga para la nueva generación, Koei nos propone esta nueva vuelta de tuerca en un género que parece dominar a la perfección. El estudio encargado del desarrollo, el veterano en estas lides Omega Force, cambia el escenario desde la antigua China feudal a la Europa del Medioevo.
Nos situamos en el marco de la Guerra de los Cien Años. Un conflicto por la soberanía de unas tierras en Francia de 116 años de duración (de 1337 a 1453) entre Francia e Inglaterra, en el que cobraron la fama universal, que perdura hasta nuestros días, personajes de la talla de Juana de Arco o Ricardo II, protagonista éste último de la famosa obra de Shakespeare.
La lucha se centró principalmente en territorio Francés y, además de los dos principales contendientes, otras facciones como los reinos de Castilla, Aragón, Navarra o Portugal se unieron a algún bando. Por supuesto, la presencia de mercenarios pagados por el mejor postor era también habitual. Y éste es, precisamente, el punto de partida de Bladestorm. Nos ponemos en la piel de uno de estos soldados de fortuna que buscan dinero y fama aprovechando la situación bélica. Un soldado que, comandando un grupo de fieles compañeros de batalla, tiene que hacerse un nombre en ese difícil y peligroso mundo. Y este objetivo lo lograremos mediante la consecución de los objetivos que nosotros previamente elegiremos. Y es que ésta es la ventaja de un mercenario: la de poder elegir bando. Evidentemente quien más paga se lleva nuestros servicios. Por lo tanto no vamos a tener un bando en el cual vamos a lidiar toda la guerra. Más bien, y según las circunstancias, nos decantaremos por Francia unas veces, e Inglaterra por otras.
Después de recrearnos lo ojos con la presentación, y deseosos de probar la nueva criatura de la compañía japonesa, seleccionamos la opción de comenzar la partida. El primer escenario que se pone ante nosotros es el de una taberna de la época. Vamos a verla muchas veces durante el juego porque es ni más ni menos que nuestro cuartel general. El lugar donde, desde unos menús que aparecen en la parte inferior de la pantalla, accederemos a las distintas opciones que se nos ofrecen. Allí podremos seleccionar nuestra misión, contratar a nuestro equipo, comprar y vender armas y objetos, charlar con los personajes que pululan por ella, etc.
El diseño de la taberna es correcto y digno de la nueva generación, pero poco más. El modelado de las personas es bastante acertado aunque se echa en falta algo más de detalle. Mientras nos decidimos por una de las opciones, una cámara subjetiva hace un suave y lento recorrido por la estancia para que podamos familiarizarnos con ella y quizás para que la imagen no se haga tan monótona.
La música que acompaña estos primeros instantes de la partida es de corte medieval, por supuesto. La calidad de la misma puedo afirmar que es incluso superior al trabajo logrado en los gráficos. Realmente nos pone en situación, ya que irá variando según el escenario. Tranquila para la taberna, épica para las batallas, melódica en nuestras conversaciones con los personajes con los que nos vamos encontrando. Incluso hay cambios de 'tempo' cuando la situación lo requiere. Por ejemplo, cuando estamos a punto de ganar una batalla, la música se acelera y se vuelve más épica si cabe.
Nuestro primer contacto es el dueño de la taberna. Un fornido hombre de pasado guerrero que parece que ha perdido uno de sus ojos en la batalla. Él es el encargado de ponernos al día de la situación que se está viviendo en estos momentos en Francia. Y él será nuestro contacto, nuestro proveedor a partir de ahora. Siempre que volvamos de nuestras misiones a la taberna, allí nos lo encontraremos; dispuesto a explicarnos noticias del frente, ofrecernos misiones, o darnos consejos muy útiles.
Justo en el momento en el que este personaje nos pide que nos identifiquemos, el juego nos da la oportunidad de generarnos a nuestro personaje a nuestra imagen y semejanza. O totalmente diferente. Todo dependerá de nuestra habilidad e imaginación a la hora de manejar el creador de personajes que se pone a nuestra disposición. Podremos cambiar detalles de nuestra fisonomía y atuendo (incluso establecer nuestro género), y hasta la voz. En ésta última opción disponemos de una voz grave, otra media y otra aguda. Una vez finalizado este importante trámite, ponemos el nombre a nuestra creación.
El cantinero nos dirá que ya no olvidará tal nombre a partir de ahora y nos ofrece nuestra primera misión. Estamos listos para la lucha. Hasta aquí la calidad del producto podemos decir que es media. No destaca en nada en particular. Quizás la presentación es lo que mejor regusto de boca nos deja. Eso sí, en términos generales nos esperábamos algo más espectacular y digno de estas consolas de nueva generación. Pero por el momento tendremos que seguir jugando para descubrir algo realmente diferente. Si embargo, no nos entretengamos aquí. Sigamos adelante.
El sistema de lucha es bastante sencillo. Una vez nos hemos hecho con el control del grupo apretando el botón correspondiente cuando estamos cerca del líder, podemos avanzar con nuestro personaje en dirección hacia los adversarios. Nuestros compañeros nos seguirán allá donde vayamos. Y es que no es bueno estar sólo en la batalla. Para comprobar lo peligroso que es, sólo hay que alejarse del grupo e ir por esos mundos de Dios a algún bastión enemigo plagado de soldados. Enseguida detectan nuestra presencia y en cuestión de segundos nos vemos rodeados de ellos y recibiendo golpes por todos lados. Nada de guerreros sobrenaturales aquí que derrotan a cientos de enemigos de un mandoble con su espada. Una dosis de realidad que nunca viene mal. Aprovecho para comentar que cuando hay una cantidad realmente importante de personajes en pantalla, se producen las tan temidas y odiadas ralentizaciones. No son de destacar, pero tampoco son desdeñables, y más en un producto de esta categoría y nivel. Uno esperaba que los desarrolladores se hubieran esmerado más en este aspecto y lo hubieran pulido antes de salir al mercado. Repito, son pocas y no suelen durar mucho tiempo, pero haberlas, las hay.
Hay diferentes tipos de escuadrones. Al principio, los grupos que podremos controlar serán la infantería, la caballería y los arqueros. A medida que avancemos en el juego y vayamos adquiriendo experiencia y fama, podremos hacernos con el control de todo tipo de batallones. Desde tropas de asalto hasta ballesteros, pasando por artillería. De nuestra habilidad a la hora de seleccionar un equipo determinado en cada momento dependerá en gran medida el resultado de la batalla.
Y en la lucha, ¿cómo damos órdenes a nuestro grupo? Muy sencillo. Según la tipología del mismo, dispondremos de dos o tres acciones predeterminadas entre las que escoger. Por ejemplo, para los arqueros dispondremos de apuntar (con zoom a toda pantalla incluido), y disparar; para la infantería dispondremos de ataque y defensa, etc. Cuando apretamos el botón correspondiente a la acción, aparece una barra de tiempo decreciente. Mientras ésta no llegue a cero, nuestros soldados lucharán o se protegerán durante todo ese tiempo. Y nosotros, si apretamos el botón de acción, realizaremos tal movimiento preasignado. Cuando nuestros solados hacen bien su trabajo y eliminan a suficientes enemigos aparece en pantalla una barra llamada 'Bladestorm' que indica que a partir de ese momento y hasta que se consuma, tendremos una potencia de ataque y rapidez de movimientos muy superiores a lo normal. Además, nuestro grupo brillará con destellos rojos. Si bien este es un sistema de batalla bastante afortunado (aunque no novedoso), la verdad es que nos hubiera gustado un poco más de libertad a la hora de la enfrentarnos a nuestros enemigos.
El objetivo es normalmente hacerse con el control de un castillo enemigo o eliminar a un famoso y poderoso general enemigo. Para ello, tendremos que ir conquistando poco a poco terreno enemigo mediante el uso de nuestro sentido de la estrategia, y sobre todo, de nuestra habilidad de decidir en cada momento la acción a realizar. Sin embargo, al final todo se reduce a ir seleccionando equipos de ataque, luchar con ellos indicando las acciones a realizar e ir tomando posiciones.
Y éste precisamente se convierte, con el tiempo, en uno de los 'peros' que le hemos encontrado a Bladestorm. Llega a hacerse repetitivo y tedioso. Al principio los logros que vamos consiguiendo, los tesoros que encontramos, los personajes que vamos encontrando y la trama histórica subyacente que se desarrolla ante nuestros ojos, hacen que mantengamos la tensión y las ganas de jugar. Pero con el tiempo, y al ver que la mecánica de juego no cambia y siempre tenemos que estar haciendo las mismas cosas, uno se pregunta si vale la pena continuar. Es divertido y entretenido, sí. Pero por cierto tiempo.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.