Honor y traición

China, Japón e India entran en liza con The Asian Dynasties, segunda expansión de Age of Empires III desarrollada por Big Huge Games bajo el amparo de Ensemble Studios. Nuevas rutas de comercio se abren en el popular juego de estrategia en tiempo real de Microsoft.

Dos años después de comercializar la tercera entrega de la serie Age of Empires, una de las franquicias estandartes de Microsoft en PC amplía sus contenidos originales con The Asian Dynasties, su segundo paquete de expansión. El lanzamiento de Warchiefs el pasado octubre de 2006, primera expansión que fue valorada con un 7/10 aquí en MeriStation, supuso un salto cualitativo en los contenidos de Age of Empires III.

Ahora poco más de un año ha pasado para que Microsoft lance al mercado esta nueva entrega dentro de Age of Empires III. Y por gracia del destino, casualmente no son los chicos de Ensemble los encargados de programar directamente la secuela. Tras The Asian Dynasties se encuentra el equipo de Big Huge Games, padres de Rise of Nations, que siempre bajo el ojo avizor de Ensemble han llevado a cabo esta nueva incursión de la franquicia en el mundo oriental.

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Age of Empires III: The Asian Dynasties prometía tres inéditos ejércitos cargados de unidades y novedades, con sus propias tecnologías, campañas y formas de evolucionar en el tiempo. Antes de entrar a valorar la expansión, y aunque las palabras Age of Empires dejan claro que estamos ante un juego de estrategia en tiempo real, no está de más consultar el análisis del juego original, así como el de su primera expansión. Dicho esto, comenzamos.

Universo de ojos rasgados

Cuando la perspectiva occidental se toma como base para hacer girar el mundo del ocio electrónico incluso en desarrollos made in Japan, es de agradecer que alguna que otra desarrolladora tienda una mano a la sociedad oriental. Y Big Huge Games da el brazo completo a China, Japón e India, facciones protagonistas en The Asian Dynasties.

Cada una de estas tres facciones cuenta con su hilo argumental propio, que parte de un contexto social real tomando pequeñas pinceladas de, por ejemplo, la edad Edo en el caso de Japón.  El aspecto histórico del título incide en clichés típicos de la época, como es la distinción entre clanes y la concepción extrema de términos como el honor o la traición.

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El argumento de la expansión nos llevará a seguir las desventuras históricas de estas tres facciones, cada una con sus características propias, siempre cuidadas y representadas en el escenario a través de entornos naturales cubiertos de bambú y bosques de sugi. Los jugadores tendrán que superar las misiones respectivas de estas tres sociedades; quince retos en total, cinco por facción. Desbloquearemos los escenarios de forma progresiva, es decir,  será necesario completar todas las misiones de la primera facción (Japón) para acceder a las dos restantes, China e India.

Este tipo de progresión consigue que la curva de dificultad de Age of Empires III: The Asian Dynasties aumente poco a poco, de forma constante y dinámica. Y es que durante las primeras misiones de Japón sólo tendremos acceso a una primera toma de contacto con las novedades de la expansión.

A lo largo de estas nuevas tres campañas tendremos que superar misiones relacionadas con el comercio, especialmente liberando rutas, y con poblaciones sometidas al yugo de facciones enemigas, aunque también quedará tiempo para visitar el Nuevo Mundo de la mano de China y su extremista ambición de conquista y hasta de participar en retos de sigilo.  Como es habitual en la serie, cada misión contará con objetivos principales y secundarios. No habrá objetivos únicos, pues al cumplir los requisitos prefijados se desbloquearán retos adicionales a cumplir.

La dificultad de las misiones no es que sea excesivamente elevada, aunque como siempre, el éxito dependerá de las habilidades del jugador. Con todo, los más espabilados siempre podrán acceder al cualquiera de los tres niveles de dificultad disponibles -fácil, normal y difícil- en las tres campañas. A pesar de ello, la duración temporal del modo principal no nos ha parecido demasiado boyante; un jugador habitual de AOE entenderá el porqué.

Pero lo que verdaderamente importa en esta nueva expansión de Age o Empires III no son sus misiones, que también, sino las características propias de las nuevas facciones que incorpora. En general, Big Huge Games ha logrado mantener el equilibrio lógico que se esperaba entre los tres ejércitos. Bien es cierto que chocarán unidades estética y armamentísticamente diferentes, pero este contraste no quedará reflejado en los combates, al menos no de forma excesivamente determinante.  

Cada facción cuenta con una serie de maravillas determinadas enfocadas a su cultura en forma de monumentos. Su construcción, al igual que el progreso por edades en el resto de entregas, requerirá de tiempo y se mostrará en todo momento mediante una barra de progresión. Con la facción japonesa, por poner un ejemplo práctico, tendremos acceso a cinco maravillas para abrirnos camino hacia la Edad de los Descubrimientos. Pagodas, el templo del cielo o el templo de Confucio servirán como posada de la evolución.

La construcción de estos edificios emblemáticos implicará una amplia inversión de recursos, pero reportará no sólo la ventaja de acceder a nuevas tecnologías y unidades, sino también un bonus adicional en forma de guerreros o beneficios para las tropas y aldeanos.

Las nuevas tropas de las facciones cumplen de forma amplia con el objetivo de Big Huge Games y suponen un salto cualitativo en la serie gracias a la diversidad que ofrecen estas culturas asiáticas al trillado universo colonial. Desde los artilleros hasta los elefantes indios, especialmente destructivos, al igual los personajes protagonistas y líderes de los conflictos, que funcionan como 'héroes' y cuentan con habilidades exclusivas de ataque.

Sin embargo, el proceso de adiestramiento de soldados varía sustancialmente en la facción china, que convocará unidades por grupos y no de forma unitaria como estamos acostumbrados. De este modo, al seleccionar el icono de producción de unidad en el cuartel arrancamos una tarea de producción que dará como resultado un escuadrón de soldados, y no unidades sueltas.

A grandes rasgos, el motor gráfico de Age of Empires III continúa manteniendo el nivel de calidad visto en el original. Escenarios poblados de vegetación, bien distribuidos y con una extensión media-alta, que variará según la misión. No dudamos, por supuesto, de las capacidades visuales atractivas que puede ofrecer este engine, pero si lo comparamos con títulos de última hornada dentro del género ETR se comienza a notar ya el paso de los años.

En el terreno sonoro volvemos a deleitar el oído con melodías adaptadas al contexto sociocultural del conflicto, esta vez temas con acordes nítidos y pausados. Desde que pisamos virtualmente el menú de inicio del título comenzamos a escuchar los primeros acordes del tema principal de AOE decorado para la ocasión.

Ni que decir tiene que The Asian Dynasties repite éxito con el clásico y necesario modo escaramuza, que incorpora el modo de combate "Rey de la colina" -que no Regicida, descartado finalmente-, donde tendremos que hacernos con el control absoluto de una zona concreta del mapa. Esta variante de juego llega también al multijugador, disponible tanto en red local como a través de Internet.