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Super Mario Galaxy, Impresiones

El momento ha llegado, faltan tan sólo unos días para que Mario retorne al género donde mejor se siente. Nintendo ha guardado con celo la joya de su corona pero por fin hemos podido visitar las primeras galaxias en la versión final del juego justo antes de que llegue a las tiendas.

El momento ha llegado, faltan tan sólo unos días para que Mario retorne al género donde mejor se siente. Nintendo ha guardado con celo la joya de su corona pero por fin hemos podido visitar las primeras galaxias en la versión final del juego justo antes de que llegue a las tiendas.

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Un nuevo plataformas de Mario es ya un acontecimiento dentro del mundo de los videojuegos de los que se viven pocas veces. El fontanero se prodiga en toda clase de actividades (tenis, karts, baloncesto, fútbol...), pero pocas veces lo vemos en su hábitat natural, donde mejor sabe moverse; en las plataformas. Mario 64 supuso el salto de la mascota de Nintendo a las tres dimensiones con maestría, un juego de 10 que rebosaba magia y buen hacer por todos los costados. Los desarrolladores supieron conservar lo justo del universo Mario bidimensional pero a su vez creando todo un nuevo sistema de juego inédito hasta entonces.

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Super Mario Sunshine siguió el mismo camino forjado por su antecesor con un elemento nuevo que cambiaba la forma de afrontar muchos de los niveles: el Acuaq. La introducción de este aparato no fue bien recibida por todo el mundo, puesto que Mario perdía algunos de sus poderes y en algunos casos nos alejábamos de lo que era un plataformas, convirtiéndose casi en un juego de disparos. Desde luego, si algo hay que recordar de este juego eran las fases retro, auténticos desafíos. Super Mario Galaxy supone la unión de la majestuosidad de los niveles de Super Mario Sunshine con la esencia de Mario 64, añadiéndole el máximo aprovechamiento posible a las tres dimensiones: jugar con la gravedad y con los escenarios.

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El próximo día 16 supondrá el retorno del fontanero a Europa, habiéndose lanzado el título días antes en Japón y América. El tercer intento de conseguir un Mario 3D con el reto añadido de tener que hacer uso del mando de Wii sin que esto suponga lastrar la jugabilidad. Nintendo ha cubierto un gran velo sobre este título durante su proceso de creación, mostrando lo justo para llamar la atención pero asegurando en el jugador un futuro alto grado de sorpresa al ir avanzando por cada nivel y descubriendo nuevos mundos, nuevas pruebas y, sobre todo, nuevos poderes. Por eso, hemos tenido que esperar hasta hoy para recoger nuestras primeras estrellas, destruir a nuestros primeros enemigos y enfrentarnos por primera vez a un ambicioso Bowser, que esta vez no se conformará con conquistar el Reino Champiñón y capturar a la princesa Peach, sino que buscará dominar el universo entero. Nuestro deber, por supuesto, detenerlo.

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Gráficamente, al contemplar Galaxy queda la sensación de que sería casi imposible hacer un Mario mejor. Sí, podría tener más polígonos, una iluminación más avanzada, efectos de normal mapping por doquier para hacer que las rocas parecieran reales, pero nada de eso aportaría nada, porque es un juego que no lo requiere. Cualquier imagen que capture la retina es bella; da igual el ángulo, da igual la fase, casi cualquier rincón merece salir en la foto en este mundo lleno de detalles. Nintendo ha puesto mucho cuidado en el diseño y en la planificación de niveles y eso es algo que se nota desde el primer momento.

Lo cierto es que técnicamente, junto a Metroid Prime 3, es el título que mejor partido saca del hardware de Wii. Basta echar un vistazo a Bowser, el detalle de su piel, el pelo sobre su cabeza que se mueve según avanza, la redondez de su modelado... casi estamos ante un personaje digno de PS3 o Xbox 360.  Se puede extrapolar fácilmente a Mario, aunque el héroe tenga menos elementos con los que impresionar, o a cualquiera de los enemigos o aliados que nos encontramos. Podemos ver incluso efectos de 'Fur Shading' para recrear el pelo de la reina de las abejas. Los escenarios no se quedan atrás. Si ya eran bellos en Super Mario Sunshine, en Mario Galaxy lo son aún más, con muchos más ambientes a recrear. Hay playas soleadas de aguas cristalinas, tenebrosos planetoides repletos de lava, asteroides helados en los que patinar, verdes parajes poblados por coloridos seres y regiones artificiales hechas de metal.

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La banda sonora, bastaría decir con que está a la altura, lo cual, hablando de un título de Mario, es irse muy arriba. Como siempre, melodías clásicas se entremezclan con nuevas composiciones que se integran perfectamente con la discografía original. En cuanto a voces, quitando los continuos grititos de Mario pegando brincos y los gruñidos de Bowser y compañía, muy poco hay, aunque ese poco está en inglés. Básicamente nos dedicaremos a leer bocadillos y diálogos, sin que sean excesivos, sólo para ambientar o que nos echen un cable alguna vez.

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Los plataformas de Mario dejaron de ser sólo eso cuando dieron el salto a las tres dimensiones, con la excepción de New Super Mario Bros, pues éste sigue la línea clásica. Estamos ante pequeñas aventuras, donde dar los saltos en los momentos adecuados sigue siendo fundamental, pero donde hallamos una línea argumental y otras pruebas adicionales. En Super Mario Galaxy tenemos que volver a recuperar estrellas, tras haberlo hecho en Mario 64, aunque su función será similar a la de los soles de Sunshine. En aquel título íbamos devolviéndole la luz a Ciudad Delfino y en Galaxy recuperamos maxiestrellas que incrementan la energía de nuestra nave espacial, para así poder perseguir a Bowser por todo el universo y salvar a la princesa.

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A Nintendo le ha dado por la grandilocuencia en cuanto a los nombres. Lo que nosotros entenderíamos como un sistema solar (sin sol, eso sí), ellos lo llaman 'galaxia', por lo que automáticamente lo que llamaríamos planetas o asteroides se convierten en 'astros'. La distribución de niveles es algo peculiar, mientras que en las dos entregas anteriores eran escenarios relativamente grandes donde podíamos recoger varias estrellas, aquí estamos ante fases de tamaños muy diversos donde igual hay una estrella que hay cinco.

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Las galaxias se agrupan en bóvedas celestes, que son como miradores desde los que podemos acceder a varias de ellas, con un jefe final en cada una de las bóvedas, los cuales al ser derrotados nos dan una maxiestrella. Este objeto incrementa la potencia de nuestra nave y nos permite alcanzar nuevas regiones del espacio (o lo que es lo mismo, desbloqueamos nuevas bóvedas). El resto de galaxias nos dan estrellas normales, las cuales requerimos para acceder a nuevas fases que exigen que poseamos una determinada cantidad.

Como es de esperar, las estrellas se consiguen de modos muy diversos, como puede ser destruyendo a un determinado enemigo, simplemente alcanzándolas en un lugar de difícil acceso, recogiendo cinco estrellas plateadas para que formen una dorada, cumplir un objetivo concreto para que aparezca, etc. Minijuegos de carreras no faltarán, en este caso haciendo uso del sensor de movimiento del mando, el cual también se utilizará en otro tipo de fases. Por ejemplo, tendremos que llevar una estrella metida en una bola hasta el final del escenario montados encima de ella. Desde luego, variedad no faltará a la hora de lograr superar los niveles.

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Los escenarios de Super Mario Galaxy están poblados de planetas de diferentes tamaños, unos más o menos redondeados en los que podemos ir en cualquier dirección y otros planos de los que nos podemos caer por un lateral. Con esta composición, pudiéndonos poner boca abajo en cualquier momento, y estando ante un plataformas tridimensional, la cámara se convierte en el problema principal a resolver. La perspectiva tiene que ser tal que en todo momento veamos al personaje sin perdernos y sin que nada quede tapado.

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Tras varias horas con el juego, queda claro que se ha puesto muchísimo cuidado en que la cámara no sea un inconveniente, sino una ayuda. La solución ha sido olvidarse de colocarla todo el tiempo detrás del personaje y hacer que adopte múltiples posiciones fijas en las que el ángulo varíe según se necesite. No son exactamente fijas, realmente siguen a Mario y avanzan con él, pero no siempre justo detrás suyo. No existe la opción de moverla libremente y no hace falta que esté, no se la echa en falta en ningún momento, no hay ni un solo punto ciego. Y si en algún momento no estamos del todo contentos con la posición de la cámara, basta con apretar 'C' en el Nunchako para que se vuelva a colocar detrás nuestro.

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Los movimientos de Mario son los típicos: triple salto, culetazo apretando Z en el Nunchako, salto de pared en pared, salto hacia atrás... los que ya conocemos de sus incursiones en las tres dimensiones. A ellos se añaden el giro con los puños (que hace las veces de doble salto), el cual se realiza agitando el Wiimando, y la patada, que se ejecuta automáticamente al acercarnos un enemigo mareado. El puntero es una herramienta adicional que facilita un poco las cosas y es imprescindible para atacar a algunos enemigos finales. Con él podemos recoger polvo de estrella de los escenarios, que, entre otras cosas, nos sirve como proyectil que se lanzará donde estemos apuntando. No mata a los enemigos pero los deja viendo los pajaritos de modo que podamos rematarlos con sólo un golpe.

Este esquema permite aprovechar el mando de Wii sin comprometer la jugabilidad. Ni se ha hecho el juego para el mando ni se ha hecho el mando para este juego, pero ambos se llevan bien. Sin duda cualquiera podrá hacerse con los controles en un momento. Sin embargo, en el agua es quizás donde mejor se podría haber utilizado el mando para mover a Mario, pero se emplea la palanca analógica del Nunchako con resultados algo inadecuados. Por suerte, podemos recoger conchas que, movidas por una misteriosa y desconocida fuerza, dentro del agua se convierten en flotadores autopropulsados con los que bucear velozmente.

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Dentro de cada fase, si la misma está compuesta de varios planetas, nos desplazamos entre ellos de tres modos básicamente. El primero de ellos es simplemente saltando en caso de que estén muy cerca, pasando a ser atraídos por la gravedad del siguiente astro y cayendo por tanto en su superficie. La forma más común será, sin embargo, utilizando cañones estelares que nos lanzarán por el espacio tras activarlos con el movimiento de giro en unas trayectorias que nos permitirán admirar los espectaculares escenarios y su nulo límite de visión. En ocasiones tendremos que recoger algunas partes de estos cañones para formarlos y en otras habrá que realizar alguna acción para que hagan acto de presencia. Finalmente, el puntero tiene su utilidad para ir entre estrellas azules que nos retendrán durante algunos segundos según las vamos pulsando. Si nos quedamos en tierra de nadie, o mejor dicho, flotando, tras un instante Mario cae al vacío, por lo que hay que darse prisa en circular entre estos elementos.

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No queremos desvelar mucho más antes de la salida del juego, pero no podemos hablar de Super Mario Galaxy sin mencionar sus nuevos poderes, aunque no hablaremos de todos. Mario volverá a dar lo mejor de sí transformándose al encontrar algunos objetos en los escenarios. La primera vez que veamos al fontanero vestido de abejita no podremos evitar soltar una carcajada de lo cómico e inesperado que resulta, aunque ya sabiéndolo no lo sea tanto. Zumbando puede volar durante algunos segundos, debiendo posarse a continuación para descansar. Dada su ligereza, puede subirse en plataformas como nubes u hojas donde que en estado normal no aguantan su peso.

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Uno de los peores enemigos que se ha encontrado Mario en sus aventuras son los fantasmas, ya que en muchas ocasiones no podían ser destruidos de ningún modo y solamente esquivados. En Galaxy, haciendo honor al lema de 'si no puedes con tu enemigo, únete a él', podremos convertirnos en un espectro para así atravesar paredes. Eso sí, cuidado con la luz. Otros poderes serán temporales, concretamente los de las flores de hielo y fuego. La segunda, bien conocida por todo el mundo, no necesita presentación. Con la primera podremos cuál Jesús andar sobre las aguas e incluso patinar sobre ella, formando hielo a nuestro paso. De hecho, incluso sin estar transformado, Mario puede patinar sobre superficies congeladas con sólo agitar el mando, haciendo piruetas dignas de las olimpiadas. ¿Está entrenando antes de enfrentarse a Sonic?

Todo apunta a que Nintendo lo ha logrado, ha creado una entrega digna de Mario 64, pero aún quedan días para confirmarlo. Nuestras primeras impresiones con la versión final difícilmente podrían habernos dejado mejor sabor de boca. Un control cómodo e intuitivo, un buen uso de la cámara, unos gráficos cuidados hasta el más mínimo detalle, una banda sonora emocionante y, sobre todo, saltos, muchos saltos, de los que se echan en falta hoy en día en los plataformas, en vez de tanto disparo. Sólo hay que esperar un poco más, el día 16 de noviembre es la fecha. Vuelve el rey de las plataformas, vuelve Mario para reivindicar su trono, el que nunca ha abandonado y que seguramente le seguirá perteneciendo por mucho tiempo. Veremos si es así.

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Super Mario Galaxy

  • Wii
  • Plataformas
Nueva entrega de la saga Mario para Wii.
Carátula de Super Mario Galaxy
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