Castlevania: The Dracula X Chronicles, Impresiones
Dracula X Chronicles reúne en un mismo UMD el remake en 3D del único Castlevania inédito en occidente y a su vez, el máximo exponente de la serie clásica: Rondo of Blood, junto con el enorme extra de incluir el Symphony of the Night original de PlayStation.
Lo bueno se hace esperar. Y ese viejo dicho parece que se va a tener que aplicar a Castlevania: Dracula X Chronicles, recientemente retrasado en Europa hasta febrero de 2008 mientras se acaba de lanzar en Estados Unidos y Japón. Pero lo cierto es que recibir bajo el mismo UMD a los dos mejores Castlevania de la historia de la serie, bien merece esperar unos meses más, aunque sea del todo recriminable y un nuevo mal gesto con el usuario europeo.
El plato fuerte de Dracula X Chronicles lo supone un remake poligonal y en 2.5D -gráficamente en el mismo estilo que Ultimate Ghost'n Goblins- de Rondo of Blood, el último gran Castlevania de la vieja escuela antes de la revolución que se aplicó a su fórmula mezclándola con exploración y elementos de RPG, y que además sólo se lanzó en Japón para la PC Engine. Y precisamente el encargado de refrescar la saga con sangre fresca, Symphony of the Night, también está incluido en Dracula X como extra, aunque únicamente en su versión original de PlayStation y sin recibir el mismo trato de remake que Chii no Rondo, algo que habría sido memorable. El pack lo completan la versión original de Rondo of Blood y el minijuego Akumajyo Dracula Peke.
Centrándonos en el remake de Rondo of Blood, la renovación ha sido impresionante. Siguiendo el guión y el concepto original, se ha levantado un aparto gráfico nuevo, basado en nuevos diseños y con apariencia poligonal de unas falsas 3D ya que la jugabilidad discurre siempre en las dos dimensiones clásicas. Este sistema funciona francamente bien y según Koji Igarashi, les ha dejado tan satisfechos que podría ser utilizado en el futuro para futuros nuevos remakes.
Para cualquier seguidor de Castlevania que haya podido jugar con Chii no Rondo mediante importación o emulación -recordamos que no llegó nunca a occidente- contemplar el viejo prólogo con Ritcher dirigiéndose al Castillo de Drácula en carruaje y bajo la lluvia mientras La Muerte intenta interceptarlo, con esta apariencia tridimensional supondrá un innegable y positivo impacto que genera unas altas expectativas. Lo mismo sucede minutos antes, ya que igualmente se ha remozado la secuencia de introducción, que muestra como el culto dirigido por Shaft resucita a Drácula sacrificando a una joven en un ritual, pero ahora, y en lugar de mediante viñetas, se hace con una escena cinemática muy cuidada y narrada en el alemán original.
Controlando al protagonista, salta a la vista que velocidad de la acción ha sido ligeramente aumentada y ahora Ritcher y sus movimientos son más rápidos, al igual que los enemigos. El último Belmont puede disfrutar también de un doble salto, aunque es más una maniobra evasiva; al pulsar el botón por segunda vez Ritcher da un giro sobre sí mismo estando en el aire y retrocede. Esto se explota en el juego de forma puntual para llegar a algunas zonas y en el enfrentamiento con varios jefes finales, siendo el único medio de esquivar sus ataques. Maria, segundo personaje jugable, puede utilizar otro doble salto, limitado en altura pero que se comporta de forma más convencional.
El arma principal de Ritcher no deja de ser el Vampire Killer, el látigo Belmont cuyos orígenes se retrataron en Lament of Innocence, apoyado en una sub-arma; puñales, hachas, agua bendita, crucifijo y la Biblia. Como siempre, se utilizan manteniendo pulsado arriba más el botón de ataque, y además cuentan con un movimiento especial que limpia la pantalla de enemigos o causa daños masivos al jefe final de turno, presionando círculo.
La estructura abierta de Rondo of Blood heredada de Castlevania III: Dracula's Curse sigue estando presente en la misma medida; es posible encontrar rutas alternativas y enfrentarse a diferentes jefes finales en el largo viaje hasta los aposentos de Drácula. En total hay por delante 13 niveles divididos en 8 capítulos con 14 jefes finales diferentes que componen el mejor repertorio de la saga clásica, incluyendo hombre-lobo, minotauro, Dullahan, Medusa, Frankenstein, la incubus o el mismísimo Drácula en sus dos formas.
La versión que nos ha proporcionado Konami -final americana- incluye la posibilidad de mantener las voces en inglés o en japonés, con subtítulos en inglés. Un detalle que los más puristas sabrán apreciar, especialmente dados los diferentes registros empleados en las voces de los personajes en ambos. Hacer notar también que en el remake los diálogos originales se han retocado, por ejemplo, cambiando ligeramente la conocida conversación entre Ritcher y el Señor Vampiro al inicio del epílogo Bloodlines.
Los temas que componían la banda sonora se ha remezclado por completo, un trabajo del que se ha encargado la excepcional compositora habitual de la saga, Michiru Yamane. También es posible añadir nuevas pistas de sonido a base de recoger objetos especiales con forma de CD que se encuentran escondidos por los niveles, de esta forma y mediante el modo Sound Assign es posible cambiar las canciones que suenan en cada capítulo a demanda.
Como adelantábamos antes, al igual que en el original, también puede jugarse con María en Rondo of Blood -que también aparece en Symphony of the Night-, que utiliza animales como arma, palomas exactamente como sustituto al látigo Belmont y diferentes tipos de bestias -un dragón, un caparazón de tortuga para protegerse- como arma secundaria.
A lo largo del castillo de Drácula se encuentran secuestradas cuatro jóvenes, una de ellas María, que tendremos que rescatar para acceder al auténtico final del juego, son Iris, Tera y Annette, la novia de Ritcher y hermana de la misma María, que se convertirá en uno de los jefes finales más duros si no la rescatamos antes de su transformación en vampiro. Esto ofrece un punto de exploración que amplía la experiencia jugable tradicional de Castlevania -limitada en únicamente avanzar sin prestar atención a lo que pueda esconder el escenario-, pero para el remake se han añadido más extras.
El propio Symphony of the Night comentado anteriormente es un extra que no está disponible desde el principio del juego, si no que requiere encontrar el ítem que lo desbloquea. Lo mismo sucede con el Rondo of Blood original. Otro modo de juego que se ha añadido es el Boss Rush, que además, se puede jugar de forma cooperativa a dos jugadores mediante conexión inalámbrica, y que como ya se ha visto en otros títulos de la saga, consiste en derrotar uno tras otro a todos los jefes finales de Rondo of Blood. El Boss Rush es la llave para añadir un nuevo extra, Akumayjo Drácula Peke, un minijuego que aparecía en PC Engine al introducir un tipo incorrecto de tarjeta, y que como todos los clásicos de este remake, puede configurarse para jugar a tamaño expandido verticalmente u original -encajado como un marco-, en ambas con varios fondos de pantalla del puño y letra de Ayami Kojima para ilustrar los laterales.
Hay que incidir en que Rondo of Blood es uno de los Castlevania más difíciles; los ataques recibidos quitan mucha vida, las situaciones están propuestas con clara desventaja para el jugador y los jefes finales son complicados en sus patrones -aunque mecánicos e identificables con repetición-. Y por otro lado, hay situaciones que podían haberse corregido, como a detección del movimiento en las escaleras.
Pero en definitiva, el conjunto es notable, sobresaliente para todo aficionado a la serie de vampiros de Konami; recibir un clásico inédito en occidente con unos gráficos recién hechos y en 3D más los extras, y la puntilla de Symphony of the Night no se ve todos los días y desde luego, supone todo un homenaje con el que Koji Igarashi sigue haciendo grande a Castlevania.
Castlevania: The Dracula X Chronicles
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