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NHL 2K8

NHL 2K8

Vuelve el hielo. Vuelve la NHL.

Vuelve el invierno y con él uno de los deportes más frenéticos y espectaculares que existen. 2k nos presenta su apuesta de cara a la presente temporada, con un nuevo sistema de control más inmersivo y la habitual ingente cantidad de torneos, equipos y posibilidades online.

EA Sports ha llevado desde hace más de trece años la batuta en el hockey deportivo, ofreciendo año tras un año -salvo desafortunadas excepciones- una buena dosis de simulación y calidad gráfica, un loable esfuerzo que se ha ganado la confianza de la comunidad de aficionados al deporte y sobre todo el agradecimiento por parte de los países en los que la NHL es poco menos que un show, repleto de golpes y agresiones brutales que alarman al público en general, ignorante y sin inquietudes. Qué le vamos a hacer.

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Pero siguiendo el hilo, quizás lo que más llame la atención en el caso concreto de los juegos de NHL es a todas luces la rivalidad que progresivamente ha ido naciendo entre EA y 2k, estos últimos responsables del juego que hoy analizamos. Si bien es cierto que en lo que respecta a la jugabilidad esta situación podría ser fácilmente comparable a la del deporte rey, ya de sobra conocidos por todos, en lo que entraña al resto de opciones ambas compañías ofrecen innumerables opciones y posibilidades de cara al disfrute multijugador, o, incluso, especialmente en el caso de 2k, elaborando una campaña principal como managers de pura cepa de un equipo de hockey.

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Entonces, ¿qué es exactamente lo que diferencia una saga de otra? A grosso modo, 2k siempre ha optado por crear un ambiente más propio de la simulación, enfocando su juego hacia las jugadas colectivas y premiando el esmero en los breakaways -fugas 1vs1- y, en definitiva, en todo lo que tenga que ver con emular en la mayor medida de lo posible lo que los jugadores recrean sobre la pista. La accesibilidad de los controles, la rapidez de aprendizaje y la enorme facilidad para ganar un partido sin ser expertos son algunas de las bazas características de la saga, aliñadas con un papel bastante representativo de los modos online.

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EA ha salido fuertemente criticada en algunas temporadas por olvidarse de los resultados ‘creíbles' y por apostar por un estilo mucho más arcade que el de 2k. Para solventar este pequeño contratiempo, la compañía canadiense ‘innovó' el sistema de control la pasada temporada incluyendo el ‘Pro Stick', mediante el cual controlamos a nuestro antojo el stick de los jugadores. Muchas posibilidades para un control mal conseguido, pero muy interesante de cara al futuro. Y efectivamente, así ha sido.

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¿Qué hay de nuevo?
De cara a mejorar la simulación dentro de los partidos, 2k ha decidido adoptar un sistema similar al de EA, otorgando al jugador menos posibilidades con el stick del mando, relegando los movimientos a robar el puck contrario o moverlo cuando cae en nuestra posición del modo que deseemos de cara a regatear a algún contrario o algo propio portero, cuyo manejo se antoja indispensable en los shootouts, tantas de penalti para desempatar un partido.

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La IA rival también ha mejorado ostensiblemente con respecto a la pasada temporada, los roosters han sido actualizados, contamos con la posibilidad de desbloquear equipos legendarios y, lo que es más importante, los disparos a puerta se han modificado para que los onetimers -disparos ‘al primer toque' tras recibir un pase- no sean la única salida viable a la hora de anotar un gol. Un defecto que el Pro Stick soluciona por inercia.

Apartados técnicos

NHL 2k8 deja claro desde un principio que apuesta por la jugabilidad pasando a un segundo plano el aspecto gráfico, bien elaborado pero algo por debajo de lo que esperamos de la nueva generación. La gama de color que se emplea para el juego es notablemente más oscura que la de un NHL de EA, evitando así los reflejos del hielo y la -casi irreal, por exagerada- claridad deslumbrante de una pista helada. Los movimientos de los jugadores han sido correctamente puestos en escena, el juego se mantiene estable en todo momento sin bajones en el framerate. Todo como era de esperar, salvando el detalle de las texturas y de los propios jugadores durante los partidos; poca definición que no hace justicia a las trabajadas expresiones y a los asombrosos parecidos con los deportistas de carne y hueso.

No quita esto que los menús y la interfaz en general sea ágil y luzca, dentro de lo que cabe, medianamente bien, acompañada por un a banda sonora interesante de tendencia pop-rock, nada muy destacable a priori. Juntos a los efectos especiales y demás minucias, los comentaristas son a todas luces el punto más llamativo de este apartado, con una locución bastante fluida de la que buena cuenta deberían tomar otras compañías. En inglés con acento americano, claro está, y muy interesantes siempre y cuando nos interesen las pequeñas minucias que estos señores se cansan de repetir a lo largo de los partidos.

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Los movimientos especiales que realizan los jugadores, así como las animaciones de los porteros y del público en general mantienen la armonía con el resto de elementos, suficiente por otro lado para crear una ambientación digna de elogio en el que los cánticos del público son probablemente una de las curiosidades más a tener en cuenta: realmente consiguen ponernos en tensión o animarnos según el punto en el que se encuentre el partido. Un punto muy a favor de 2k.

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Jugabilidad

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Con el Pro Stick como protagonista, podamos dar sentado desde un principio que si hay algo nuevo en la jugabilidad de este NHL es el comportamiento del puck, reajustado en torno al control del stick para que los movimientos no sean artificiales o poco realistas. Se ha conseguido suavizar al máximo todo el engranaje de juego, pero no subsanar algunos defectos que la franquicia viene arrastrando desde hace algunas temporadas, léanse los golpes de ensueño, prácticamente imparables cuando la máquina así lo decide. Por fortuna los onetimers ya explicados anteriormente sí que se han moderado, con lo que esto conlleva.

Ahora el ritmo de juego es mucho más alto, casi sin pausas en niveles avanzados de dificultad y con un peso tremendo en las alineaciones y tácticas que hayamos confeccionado antes de cada partido, o si se tercia también durante el encuentro. Podemos elegir que sea la propia máquina la que se encargue de dirigir todo lo relacionado con la parte táctica para simplemente disfrutar del juego, o viceversa simulando los partidos. En cualquier caso los resultados son competentes, y pese a algún que otro golpe de suerte marcar un gol nos costará más de un suplicio. Como ya explicamos, los porteros han aprendido a hacer su trabajo.

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Sumándose al uso del Pro Stick nos encontramos con los movimientos especiales de cada jugador y equipo, una rápida combinación de botones que nos permite emplear alguna peripecia de McDonald, Federov, Sykora y compañía para batir con facilidad al portero. Para lograrlo lo primero y fundamental es un breakaway, algo que os adelantamos no es nada, pero nada sencillo -más, en cualquier caso, que en un NHL de EA-. Pocas novedades que junto al aumento de la IA ofrecen una buena experiencia dentro de la pista, muy similar a un partido real.

Modos y más modos de juego...

Con el modo ‘franchise' como principal valuarte, el juego sigo apostando por un número más que aceptable de modos y torneos, además de otorgarnos los cotidianos bonus que pasan por conseguir equipos de hockey legendarios hasta rellenar las vitrinas de nuestro club. Como comentábamos, el modo principal viene acompañado de una decena de opciones tanto a nivel táctico como económico, manejando las fichas de los jugadores, discutiendo con ellos mismos el precio de los contratos, insistiendo para llevárnoslo al huerto...

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Con todo, el modo online se convierte en un extra de lujo que amplia drásticamente la vida del juego, una vez más repleto de ligas y torneos para disputar entre amigos u otros compañeros ‘virtuales'. Sin mayores percances a la hora de conectarnos, lo único que podemos reprochar es la dificultad para encontrar un rival y el posterior bajón en los partidos, todo ello con un ping supuestamente envidiable. Nada que impida el disfrute de los partidos.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.