Crysis, Impresiones

El esperado shooter de Crytek está cada vez más cerca. Nos ponemos el NanoTraje una última vez para contaros qué se siente en la primera misión con él. Una experiencia no apta para todos los equipos.

Estamos en una época de cambio; sobre todo para ciertos géneros, antes propios de los compatibles y que ahora se están adaptando a las consolas de nueva generación con bastante eficacia. Especialmente en el caso de los shooters en primera persona, lo que antes era exclusivo del teclado y el ratón ahora también tiene su lugar a través de un controlador.

A pesar de ello, el equipo desarrollador Crytek -afamados creadores de FarCry- sigue por su camino, desligándose de las limitaciones técnicas del resto de plataformas y poniendo todos sus recursos en crear su nueva obra, Crysis. En nuestras páginas hemos tenido el placer de desvelaros varias de sus claves en su modo multijugador.

Pues bien: con la demo recién salida hemos podido probar la primera misión del juego para ver, entre otras cosas, cómo le sienta semejante portento tecnológico a un PC más modesto. Porque son pocos los que pueden gastarse el dinero necesario para ver Crysis en su máximo exponente.

El nivel de detalle y la calidad de las texturas es de roza un nivel bastante decente. Los preciosistas entornos selváticos que hemos recorrido están llenos de vida, y en cuanto vimos el agua comprobamos hasta qué punto Crysis está mimando su aspecto gráfico. Obviamente, a la hora de acercarnos a ciertas partes específicas palidecía, como a pequeños objetos, rocas y otras texturas más minuciosas.

Los personajes, por el contrario, se mantienen excelentes de una forma u otra. Las animaciones faciales son dignas de elogio, y aunque el modelado a veces resulta repetitivo -no hay mucha variedad por parte de los soldados enemigos-, se ha equiparado al de los protagonistas principales.

Pero lo que más sorprende es la destructibilidad del terreno sobre el que nos movemos. Las casas, sin ir más lejos, son vulnerables de ser demolidas por completo, así como los árboles. Además, todos los objetos -incluso personas- pueden ser cogidos y lanzados, dando lugar a una experiencia muy rica para realizar nuestros objetivos.

Otros grandes protagonistas son el agua y la luz. Son entornos dinámicos, que cambian del día a la noche y donde vemos los diferenes matices de luces que pasan a través de las casas o impactando en el agua. Quizás sea -con permiso de BioShock- el más elaborado hasta el momento en ese aspecto.

Las secuencias cinemáticas estarán hechas con el motor del juego, lo cual le añade cohesión al conjunto. Seguiremos con la vista en primera persona mientras nuestro personaje hace la acción correspondiente de forma automática. En lo referente las explosiones y demás efectos rozan un nivel bastante alto y espectacular. La música, por su lado, toma protagonismo en escenas de acción añadiéndole una atmósfera bastante trepidante.

En conjunto, Crysis está gráficamente a zancadas de los demás. Su motor le asegura una gran longevidad mientras que la forma en la que podemos manejar lo que nos rodea lo hace interesante desde el punto de vista práctico. Habrá que ver como funciona la versión final con DirectX10 y un equipo puntero. Las expectativas no pueden ser mejores.

Nuestro equipo es un comando de élite al cual le asignan una simple misión de reconocimiento, pero que termina enfrascándose en más problemas de los que se esperaban -un poco tópico hasta aquí-. Por suerte, tienen con ellos tecnología puntera en materia armamentística gracias al llamado NanoTraje, que potencia las habilidades humanas hasta límites insospechados.

Éste, según hemos podido comprobar, le añade una jugabilidad bastante rica, sobre todo a la hora de afrontar según qué situaciones. El problema está en que nuestro uso de él está limitado por la típica barra de energía. Es nuestra misión, por tanto, averiguar cuándo y de qué forma usarlo.

El NanoTraje tiene cuatro vertientes: una armadura que nos protege de bastantes impactos de bala, hacer que nos movamos a una gran velocidad, disponer de una fuerza capaz de levantar objetos pesados así como lanzarlos, saltar varias veces más de lo normal; y, por último, camuflarnos en el entorno con un efecto al más puro estilo Metal Gear Solid.

Aún así, lo realmente alentador no es la ristra de facultades que poseemos, sino la combinación de ellas durante el breve tiempo que nos dura la energía. Por ejemplo, podemos correr a toda velocidad hasta ponernos detrás de un soldado para luego cambiar a la fuerza, cogerle del cuello y lanzarlo al mar. También es muy interesante usar elementos explosivos, como bidones, para proyectarlos a un vehículo y luego hacerlos explotar con unos cuantos disparos.

Crysis explota de forma excelente nuestra creatividad poniéndonos situaciones que pueden ser encaradas de varias formas. Nuestro radar, aliado indispensable durante la aventura, no nos indica dónde están nuestros enemigos. Debemos equiparnos los prismáticos primero y localizarlos para así poder hacer la táctica correspondiente. Aquí, el camuflaje se hace indispensable.

Las armas que hemos podido comprobar son una pistola, un par de ametralladoras -la propia y la enemiga- y una escopeta. Personalizarlas resulta interesante para amoldarte a lo que te enfrentes. Para hacerlo se abre un completo menú donde podemos ajustar si queremos silenciador, linterna, puntos de mira de diferente clase…

La misión que hemos probado, aunque simple en su planteamiento -ir a varios puntos eliminando tropas koreanas por el camino-, requiere de bastante habilidad. La IA enemiga -completamos la Demo en difícil- es muy organizada: llama a los refuerzos en cuanto detectan presencia enemiga y se organizan para asaltarte; usan granadas y aparecen algunos vehículos tanto marítimos como terrestres para darte caza.

En resumidas cuentas, Crysis será un bombazo tecnológico con personalidad jugable. No innova, no es rompedor: coge las bases de un buen FPS y las eleva a la máxima potencia. Los usuarios de PC estarán de suerte, porque el día 16 de noviembre la Tierra se congelará… y sólo entonces sabrán por qué.