El último gran RPG

En los últimos coletazos de PlayStation 2, al menos en lo que a grandes títulos de renombre se refiere, nos llega el que será el último gran RPG de la exitosa máquina de 128 bits de Sony. Rogue Galaxy cierra un catálogo plagado de juegos memorables de mucha calidad, incluido el reciente Valkyrie Profile Silmeria, con quien hace una pareja de fin de fiesta exquisita.

Rogue Galaxy es a todas luces un buen juego. Sin embargo, llega casi dos años después de su lanzamiento en Japón, y eso le ha hecho perder algo de la frescura y de la originalidad con la que nos encandiló en su momento. No implica que ya no merezca la pena, ya que sigue siendo una alternativa muy atractiva y sin duda un muy buen RPG que tiene mucho que ofrecer.

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Un día llegan a Rosa dos robots, Simon y Steve, que están buscando a un héroe legendario, al que confunden con Jaster, para que se una a la tripulación de su nave de piratas espaciales. El protagonista, interesado en poder salir del planeta, no les saca de su error y se hace pasar por la persona que estaban buscando, algo que le traerá problemas más adelante.

Este inicio simple se mantendrá durante varias horas y escenarios, en los que se irán uniendo más compañeros al equipo, antes de adentrarse en el grueso argumental que nos llevará a la búsqueda de un poder supremo escondido en varias tablas a lo largo del universo. La aventura, en total, tiene una longitud considerable, que junto a las aventuras secundarias y objetivos opcionales puede alcanzar entre las 50 y las 80 horas.

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A la hora de combatir, podremos saltar, protegernos, agarrar a los enemigos (según la situación), atacar con el arma principal o con la secundaria (esta segunda un número limitado de veces por combate). Los personajes que no se controlan realizarán las acciones que les indicásemos, pero también harán sugerencias que se podrán aceptar mediante el uso de los gatillos.

El acceso a los items se puede hacer de forma directa durante el combate, al igual que cambiar el equipamiento o realizar ataques especiales. Rogue Galaxy destaca por tener un interfaz de juego realmente sencillo, muy asequible y nada engorroso, que permite disfrutar de una experiencia directa y divertida, ya que las distintas formas de acabar con los enemigos ofrecen bastante variedad.

Una de las grandes virtudes de Rogue Galaxy radica en que el jugador no se limita sólo a jugar con el personaje, sino que en cualquier momento puede cambiar a otro miembro del grupo. Controlar a cada uno supone un cambio importante, y si no estamos acostumbrados a ellos y a sus armas, sufriremos las consecuencias al sufrir las embestidas de los enemigos.

Un fallo importante en este punto del juego es que se apoya mucho en estos combates, de forma que pueden tener lugar hasta en medio de un pueblo, viendo cómo desaparecen los habitantes para surgir enemigos. Esto provoca que se caiga en una cierta repetición, sobre todo al estar avanzado el título, ya que por mucho que se cambie de planeta los enfrentamientos en su base son idénticos.

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Esto trae consigo el problema de que pueden llegar a cansar, sobre todo cuando aumenta su frecuencia y su dificultad. Se llegan a ver en determinados momentos situaciones en las que los personajes mueren con un par de golpes que, en los combates que acaban siendo algo caóticos, no se sabe ni de dónde provienen ni cuándo se recibieron, lo cual implica recurrir a pociones de forma constante.

Para evitarlo, Rogue Galaxy permite bastantes trucos de subir de nivel que cada jugador puede descubrir, aunque siempre implicando muchos combates. Para hacer frente a este problema, se incluye la posibilidad de cumplir ciertos retos que surgen de vez en cuando o los objetivos de los cazadores que nos aparecen en los puntos de salvado y nos proporcionan puntos con los que subir en un ránking de cazadores (podría ser, por ejemplo, acabar con un número determinado de enemigos de un tipo).

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Subir por el ránking no será sencillo, como tampoco lo serán los retos que aparecen, tales como 'ganar usando sólo a este personaje', 'no utilices objetos' o 'acaba en X segundos'. Son aleatorios, y el fracaso no permite la repetición, pero sin duda añaden variedad al juego. Conseguir superarlos recompensa, cada uno, con una moneda de cazador.

El juego también ofrece más aspectos a modo de extra. Llegado cierto punto del juego se tiene acceso a la Factoría, un moderno complejo industrial donde se pueden crear mesas de montaje personalizadas, con el fin de crear nuevos objetos. Como es lógico, para poder crear hace falta dar algo (materiales) a partir de los cuales obtener nuevos elementos. Sin olvidarnos de la rana que puede fusionar dos objetos (con mucho uso) para obtener uno nuevo, exactamente el mismo sistema de la pota de Dragon Quest.

Para subir las habilidades de los personajes se emplea un tablero, similar al de Final Fantasy XII, pero mucho más sencillo. Sigue la misma mecánica de zonas tapadas, sin saber qué se ocultará en ellas, y divididas en bloques. En cada bloque se pueden meter objetos que se encuentran, y al completarlo, se desbloquea esa habilidad y se abre la posibilidad de completar las siguientes. Las dimensiones de los tableros son reducidas, pero al haber 8 personajes resulta complejo evolucionar a todos por la escasez de objetos para hacerlo, especialmente para las más potentes.

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Cada uno de ellos tendrá dos tipos de ataque, al igual que Jaster, y según el personaje estos tendrán diferente alcance y potencia, por lo que el jugador podrá hacerse un equipo a su gusto sin muchas complicaciones. Independientemente del equipo que tengamos, las escenas pueden estar pregrabadas y ofrecer a otros tres diferentes, supuestamente el recomendado para ese escenario.

Su principal problema visualmente es el hecho de intentar emular los diseños y el estilo de Akira Toriyama, ya que el juego recuerda inevitablemente a Dragon Quest VIII, también de Level 5, y en cada rincón parece que nos vayamos a encontrar cierto diseño de dicho mangaka, aunque sin éxito. Los diseños propios tienen mucha vitalidad en algunos personajes, pero otros resultan más bien fallidos.

En cuanto al apartado sonoro, Rogue Galaxy ofrece composiciones atractivas, de una calidad notable. Sin ofrecer niveles de obra maestra ni ser una banda sonora que vaya a pasar a la historia, cumple sin problemas su cometido, y aún cuando a veces llega a repetirse mucho una melodía no llega a cansar. Además cuenta con un trabajo de doblaje, en inglés, interesante.

De la jugabilidad poco más que añadir a lo ya dicho anteriormente. Viene a ser como un cruce entre Dragon Quest y Kingdom Hearts, con toques de Final Fantasy XII. Son numerosas las comparaciones que se pueden hacer con diferentes juegos de rol en cada aspecto del juego, lo cual hace que a la par que no resulta plenamente original consigue ser lo bastante atractivo como experiencia única. Su principal problema como RPG es que ofrece una linealidad alarmante, teniendo una indicación siempre del camino a seguir.

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Los combates obligan a desarrollar estrategias diversas acordes con cada enemigo, y destacan especialmente los enfrentamientos con jefes finales, que requieren descubrir sus puntos débiles y saber atacarlos de forma efectiva. Aún cuando puede caer en la repetición con sencillez, la variedad de enemigos y posibilidades resulta bastante atractiva.

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