Lair, Impresiones
Ya queda menos para poder experimentar el que se considera que es el título más ambicioso de Factor 5 hasta la fecha. Tecnología, una historia emotiva y la voluntad de crear un gran juego son los mimbres que están siendo utilizados.
Ya queda menos para poder experimentar el que se considera que es el título más ambicioso de Factor 5 hasta la fecha. Tecnología, una historia emotiva y la voluntad de crear un gran juego son los mimbres que están siendo utilizados.
En nuestro anterior avance centramos el texto en los detalles más superficiales y evidentes del título. La tecnología utilizada, la enorme escala de los escenarios, las forma en la que se desarrolla una gigantesca batalla alrededor de la acción del protagonista... elementos muy visibles desde los primeros minutos en los que comienza la acción. Pero un gran título, si quiere serlo, necesita de otros muchos elementos aparte de una gran tecnología y una presentación sobresaliente, por lo que se ha aprovechado la oportunidad de probar el título para comprobar hasta qué punto llegan sus mecánicas de juego a la altura exigida.
La historia es uno de esos detalles que suele ser requerido en los grandes títulos, incluso en los juegos de acción se pide una buena trama y adecuada ejecución a la hora de desarrollarla. No parece que haya sido un aspecto descuidado, ya que las secuencias cinemáticas vistas hasta el momento muestran una obra con una historia que contar; no en vano los responsables de Factor 5 comenzaron a elaborar este título desde los cimientos: creando sobre el papel el mundo, sus mitos, su pasado y presente... desde ahí crearon los elementos adecuados para poner en pantalla un conflicto de proporciones dramáticas, en las que dos pueblos luchan encarnizadamente por la supervivencia.
El protagonista de la trama es Rohn, un caballero de dragón a las órdenes del imperio de Asylia, cuyos territorios son frondosos y se han mantenido a salvo de los desastres naturales que misteriosamente se han empezado a suceder en todo el resto del mundo. Los enemigos son los Mokai, que han aumentado exponencialmente su influencia mediante una agresiva campaña militar de anexión de terrenos y que buscan desesperadamente las fértiles tierra de Asylia. Mediante escenas cinemáticas intermedias será posible contemplar la evolución de la trama y el crecimiento personal del protagonista y su fiel montura, en escenas que han llamado la atención por el gran detalle puesto en la expresividad de los personajes y su aparente carga emocional. Secuencias como las del entierro de caballeros abatidos en la batalla, que surgirá al acabar las misiones asignadas, servirán para dar relieve al universo y crear lazos emocionales una vez que la acción por unos instantes.
Según relatan los propios responsables, Rohn no es un guerrero con ansias de sangre, sino un hombre reservado y correcto que lucha porque cree que debe defender a su pueblo. La sociedad Asyliana se encuentra muy influenciada por el clero, con unos sacerdotes que son los máximos hostigadores a la hora de pedir que se lidie con la amenaza de los Mokai. Se puede esperar una historia de crecimiento personal, en que el protagonista tendrá que hacer frente a verdades incómodas y tomar decisiones morales al respecto- aunque se ha comentado en el algún momento este aspecto, de momento no se ha especificado si las mecánicas de juego estarán abiertas a ciertas decisiones del jugador, aunque es de esperar-.
Lair se desarrolla por misiones con objetivos concretos y secundarios. Los objetivos son estrictos y no hay una gran libertad en lo que es la ejecución de los mismos, pero a cambio se pueden encontrar misiones secundarias que se generan en el fragor del combate. Al final de cada misión se juzgará la actuación en función de una serie de parámetros, entre los que se encuentran aspectos como los combos de ataques que se haya podido encadenar a lo largo de la partida, el caos que hayas causado en el campo de batalla, el tiempo...
Pero el que haya que cumplir con los estrictos objetivos se compensa con lo que se asegura que será un variado abanico de misiones y circunstancias. No sólo habrá misiones de eliminación, sino que también hay que escoltar caravanas, bombardear ciudades o aprovechar la noche para infiltrarse en una localización enemiga, esquivando los focos de luz que salen desde la fortaleza. Crear una dinámica de partida que aúne variedad e intensidad, a la misma vez que mantiene la tensión dramática, es siempre un reto complicado de conseguir pero ahí están puestos los objetivos.
Una vez ya en el aire es hora de probar los controles y su respuesta. Hay que recordar que el movimiento del juego se realiza en exclusiva con el sensor de movimiento del SIXAXIS y no hay opción posible de usar otro tipo de control con los sticks, por lo que era importante comprobar hasta qué punto esa apuesta ha sido la acertada y cómo ha sido la ejecución de la misma.
La dirección del dragón se rige moviendo el mando como si fuera un volante, la sensación es un poco desconcertante al principio, pero en unos minutos se hace bastante natural; el movimiento en el aire es muy orgánico y no se parece en nada al de una nave espacial o un avión, por lo que la forma en la que se mueve el mando resulta muy apropiado, ya que exige movimientos bruscos para cambiar de dirección rápidamente; hay diferentes sensibilidades a elegir por el jugador, de modo que cada uno pueda hacer estos movimientos de la forma que le resulte más cómoda. El botón X sirve para mover las alas e impulsarte hacía adelante, mientras que los botones superiores L1 y L2 sirven para fijar enemigos en el aire y volar en paralelo, lo que permite empezar un duelo "cuerpo a cuerpo". Acercarse más y más al enemigo es una de las claves fundamentales para entender el combate aéreo en este título, que puede estar compuesto de cientos de dragones u otras criaturas flotando en el aire, a la misma vez que grandes ejércitos siguen con su conflicto en mar y tierra.
Pese a que la acción a distancia ocupa un papel importante en la batalla, no en vano los dragones tienen capacidad para lanzar llamaradas, resulta curioso ver que la mecánica de combate se centra mucho en el combate a rango corto. Los dragones se enzarzan en espectaculares luchas uno contra uno, en el que entra en juego aspectos como el tamaño de las criaturas; las monturas más pequeñas serán fácilmente derribadas ante las embestidas de Rohn, pero las criaturas medianas y grandes plantean más problemas y habrá que usar diferentes movimientos como ráfagas de fuego, usar las garras para agarrar el cuerpo del rival, dentelladas... en momentos determinados llegará el turno de que sea el propio jinete el que tome cartas en el asunto, mediante movimientos dirigidos por secuencias de botones; esos momentos serán muy variados y permitirán tomar el control de acciones espectaculares, en los que se puede ver al protagonista saltando hacía la montura rival y librando duelos con otros jinetes a lomos de su dragón.
Lo que se ha podido ver hasta muestra que no se tratan de momentos repetitivos, sino que son elementos intrínsecos en el sentido de acción que se pretende imprimir en Lair, que combina las mecánicas de shoot'em up que se pudieron ver en Rogue Squadron con las maniobras de cuerpo a cuerpo mencionadas, lo que le permite poner en escena una dinámica de combate realmente interesante. Pero no acaba aquí todo, ya que la capacidad de hacer aterrizar a la bestia y crear caos dentro del campo de batalla es otra de las posibilidades disponibles. Es posible devorar a unidades de infantería para hacer que el animal se recupere de las heridas, lanzar llamaradas o cargar con su cuerpo para derribar cientos de tropas. El movimiento nuevamente no ofrece mayor problema y se nota que ha sido pensado con detenimiento para hacer que el jugador sienta que está a los mandos de la criatura.
Nuevamente, no es posible apartar la vista del caótico y espectacular paisaje que Factor 5 ha creado para la ocasión. El motor que han creado y las rutinas de Inteligencia Artificial han creado un entorno de conflicto perfectamente creíble e inmersito, un elemento a lo que favorecerá una excepcional banda de música que promete poner los pelos de punta a más de uno. Todo está recreado con gusto estético pero también con eficiencia tecnológica, cosa que se puede comprobar en los barcos de batalla Mokai, que flotan realísticamente sobre un mar embravecido hasta que una llamarada los hace estallar, dejando una onda expansiva que recorre toda la superficie marítima alrededor hay que insistir en que Lair cuenta con uno de los mejores mares virtuales que se puede ver en un videojuego, tanto en su aspecto como en su comportamiento físico-.
Las sensaciones son buenas y todo parece estar en su sitio. Los retoques finales deberían acabar de pulir algunos detalles del modelo de control y los bajones de framerate detectados, algo que sólo se puede comprobar en la versión final -desde el estudio se garantiza unos 30 FPS estables, independientemente de si está en 1080p o 720p- Lair ha sido ambicioso en todos los apartados, desde el tecnológico hasta el narrativo, pasando por el propio juego, para el que se ha incorporado un sistema de control novedoso, que hace un verdadero uso de las capacidades del mando de PS3, algo que no se veía desde Flow. Los valores de producción en cuanto a voces, banda sonora, efectos, presentación... están en lo más alto, ya que ha sido Sony la que ha procurado que Factor 5 tenga a su disposición recursos como un gran estudio de Motion Capture para las escenas cinemáticas o estudios de reconocido prestigio en el cine para grabar efectos y voces, algo que se deja notar incluso cuando el tiempo de partida es relativamente corto. Si todo sale bien, debería poder luchar junto a los mejores en el reñido calendario de juegos para todas las plataformas que se avecina.
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