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Peter Moore, pasión y humildad

Peter Moore deja su cargo en Microsoft para iniciar una nueva aventura en EA Sports. Atrás quedan la pasión y los enfrentamientos en favor de una agradable vida en familia.

Independientemente de otros factores, Peter Moore ha gozado de un éxito profesional importante. Sus inicios en el mundillo tuvieron lugar en el año 1999, cuando llegaba a una no poco renombrada Sega, aunque en horas bajas, con la intención de la compañía de que la potente imagen que ofrece Moore fuese un empuje esencial para Dreamcast. A pesar de su fracaso a nivel mundial, la última máquina de la compañía nipona gozó de unas importantes ventas en Norte América.

Sega se reconvertiría en una third party, pero al por aquel entonces presidente de la rama americana de la compañía le esperaba un papel mucho más importante. En 2003, Steve Ballmer, predecesor de Moore, renunció a su cargo debido a que no estaba satisfecho con el porcentaje de mercado que tenía la primera Xbox, del 23% por aquel entonces en Norte América.

Sería la segunda vez que se enfrentaba a Kutaragi y su PlayStation 2, y su intención fue clara desde el principio: no quería que se repitiese la situación de Dreamcast. Una guerra que iba más allá del terreno de las consolas y se estaba convirtiendo en algo más bien personal para los dos grandes directivos que enfrentaban sus consolas por segunda vez, y que con el lanzamiento de Xbox 360 y PlayStation 3 lo harían por tercera.

Sería dándole vida a esta confrontación donde Moore daría lo mejor de sí mismo. Un hombre realmente pasional, capaz de identificarse hasta las últimas consecuencias con una marca y defenderla con uñas y dientes, y profundamente marcado por el apresurado final de Dreamcast. Lo que consiguió fue ofrecer una alternativa divertida al mercado, dándole vida a las conferencias antaño aburridas e impulsando a las demás compañías a superarse constantemente para conseguir ofrecer en los distintos eventos un nivel de espectáculo similar al directivo de Microsoft, que llegó a convertir sus tatuajes de grandes juegos para la marca Xbox en una seña de identidad.

Pero ahora Peter Moore deja su cargo. Sin duda, una noticia que nos llegó por sorpresa a todos, sobre todo cuando todavía unos pocos días antes seguía avivando la guerra con Sony con unas declaraciones sobre la situación en Japón. Los rumores se desatarían sobre el motivo de su marcha, desde el aspecto económico personal hasta el de la propia Microsoft. Pero, seguramente, nada más lejos de la realidad.

Los que tuvimos la oportunidad de compartir mesa con él en el pasado X06 acabamos asombrados por la humildad y sencillez de un hombre que llenaba la sala por su mera presencia. El carisma personificado, un hombre agradable, simpático, sabedor de su importante situación económica pero a pesar de ello con los pies en la tierra, incapaz de ponerse por encima de los presentes y abandonando su papel de anfitrión para que le viésemos como un usuario más.

Sólo él y sus allegados sabrán los verdaderos problemas familiares que ha sufrido este hombre como para dejar su cargo en Microsoft, un papel que le encantaba y con el que disfrutaba, y aceptar su nuevo papel en EA Sports. Pero una cosa está clara: el nuevo cargo le permite regresar a su hogar. Un sueldo más que respetable y la posibilidad de estar en 'casa' (aunque Moore sea inglés, San Francisco es su ciudad norteamericana). ¿Quién puede culparle de querer estar con su familia en su hogar, sin tener que renunciar a un sueldo importante?

Lo que queda por ver es cómo se adapta a su nuevo papel, debiendo relacionarse con todas las compañías de forma imparcial. Para Moore, un hombre polivalente, no será muy complicado y a buen seguro realizará un excelente trabajo. Pero sin duda, la guerra de la nueva generación ha perdido uno de sus activos más importantes a la hora de animar los eventos y caldear el ambiente. Don Mattrick tendrá muy complicado conseguir encandilar a sus seguidores como lo hacía Moore, crearse un nombre similar en la industria. Pero la felicidad personal está por encima de todo, y sin lugar a dudas le deseamos la mejor de las suertes tanto a Mattrick como a Moore, de quien esperamos no abandone su pasión y su humildad. Al menos, consiguió su objetivo: ha sobrevivido a Kutaragi.