Conductor atemporal

Hace un año y dos meses, las PlayStation 2 y ordenadores recibían esta cuarta entrega de la, tan aclamada años atrás, saga Driver. La caída de calidad de su tercer capítulo se solventó con creces en este último título denominado Parallel Lines. Ahora, el equipo español de Ubisoft Barcelona nos ha traído el título a Wii dotándolo de ciertas mejoras visuales, un nuevo control adaptado al mando y al nunchaco, y exactamente el mismo juego que ya disfrutaron los usuarios de las plataformas mencionadas.

Tras títulos como El Padrino o, el que se estrenará próximamente, Scarface, la consola de Nintendo recibe una nueva portabilidad de la generación anterior aunque, tenemos que decir, esta vez muy bien adaptada a las posibilidades que brinda el Wiimote, con un sistema de manejo de armas y conducción novedoso, intuitivo y preciso.

La Nueva York de los 70 y la actual se confrontan en este título de conducción y tiroteos consiguiendo una ambientación de juego y de adaptación a las épocas sobresalientes. La experiencia al disparar y pilotar diferentes vehículos se hace ahora más profunda con el nuevo control de Wii. Prepárate para meterte de lleno en la piel del protagonista y huir como nunca antes lo habías hecho de la policía neoyorquina.

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Con un pié en cada época y las manos esposadas

El protagonista ahora, pues Tanner nos deja en esta entrega, no tiene nombre certero, lo llaman "El Chico" y quiere llegar a ser el mejor conductor de la gran manzana. La historia se nos cuenta siempre en primera persona, y poco a poco, el narrador consigue nuestra empatía o confianza para que le prestemos nuestra ayuda en su difícil y peligrosa vida.

Su rutina es frenética: roba coches, traslada a ladrones, hace todo tipo de trabajos sucios para mafiosillos "setenteros", etc. Vive encima de un garaje de pintado y mejora de coches, por lo que el tunnning y la mecánica también estarán muy presentes en el juego. Con el paso del tiempo, comienza a conocer a personajes y criminales de la época, cada uno con su estética y formas características de entender la vida. Los encargos empiezan a amontonársele y su día a día laboral despega con fuerza. Y así, hasta que aterriza en la cárcel, donde pasará varios años.

Justo entonces tiene lugar el punto principal de la trama del juego, el salto a la época actual. A su salida de prisión, Nueva York es distinta, muchos edificios han cambiado, las Torres Gemelas ya no están y la gente ya no viste ni piensa igual. Las casas, los coches, los colores, todo es diferente y se aprecia fidedignamente en el entorno y estética del juego. Da la sensación de que estemos ante un título distinto, lo que es muy de agradecer teniendo en cuenta, además, la duración y variedad en general que esto da al juego.

Luz y ambientes

Técnicamente, el Driver Parallel Lines de hace más de un año era un juego correcto, acorde con lo que cabría esperar. Una ciudad grande, con muchos edificios, el paso de los días de forma realista, agobiante tráfico, peatones, etc. En Wii todo sigue igual aunque apreciablemente mejorado. Las luces y los efectos visuales de las explosiones o el humo son el aspecto gráfico retocado más visible. También se ha reducido el popping, pues ahora los objetos aparecen antes y nunca tendremos cercanos horizontes vacíos que se llenen de forma súbita.

También es destacable el refuerzo del colorido y el tratamiento de la iluminación para crear los ambientes y las texturas adecuadas. Los atardeceres son más naranjas, las carreteras registran mejor y durante más tiempo nuestros frenazos, y las chapas de los coches reflejan la luz del sol o de cada farola encendida que pasa sobre el vehículo.

Sin embargo, no se han retocado muchos aspectos negativos que ya ensuciaban el apartado gráfico del Parallel Lines original. Los modelados de los viandantes siguen siendo algo pobres, algunas texturas importantes son totalmente planas, como el interior de los coches (muy apreciable cuando se despiezan) o bastantes rincones y detalles en los locales. Pero por encima de todos estos errores está el sistema de físicas: farolas que se caen con sólo rozarlas, colisiones que harán salir despedidos a todos los vehículos mientras que el nuestro se queda inmóvil, derrapes leves que acaban en trompos imposibles, etc. Y lo peor de esto es que a veces estas físicas ficticias nos jugarán malas pasadas en la jugabilidad produciendo situaciones injustas, sobre todo cuando estemos al volante.

En lo que respecta a su apartado sonoro Driver PL cumple notablemente. En cada época encontramos canciones de ésta, los diálogos, doblados al español, se adaptan a los años y las formas de hablar, y los efectos de sonido para los tiros, los choques, etc. son lo bastante variados como para dar la talla con altura. Su mecánica sonora recuerda en exceso a los últimos Grand Theft Auto ya que sólo oiremos música en el coche y podremos cambiar de canción pulsando el botón +. En general es un buen apartado sonoro pero al que cabe criticarle que las voces secundarias, las de la gente de la calle o de la policía, no estén dobladas.

Tallándonos un futuro

La estructura de juego de Driver Parallel Lines está basada en misiones que se nos van activando en el mapa con puntos identificativos y a los que debemos acudir para que comiencen dichas misiones. Las hay de muy diversos tipos, tanto a pie como en coche aunque predominan cuantiosamente estas últimas. En ambas épocas, los trabajos que nos encargan son parecidos. Tendremos que llevar a alguien a algún punto concreto, escapar de la policía, robar o destrozar un vehículo determinado, matar a algún enemigo o infiltrarnos en su territorio, ganar carreras, saquear locales, y todas esas bondadosas acciones de un criminal con ansias de popularidad.

Además, a lo largo de la ciudad encontraremos ciertos minijuegos y misiones secundarias con las que ganar algo de dinero. Hay multitud de carreras en las que participar, locales que atracar y fiestas que arruinar. Con "la pasta" podremos acudir a talleres donde quitarnos presión policial o pintar y mejorar los coches que llevemos. Pero esto último es algo secundario que al principio ni utilizaremos ya que los coches no aguantan demasiados choques y será una lástima invertir dinero en ellos para que sólo duren un par de curvas.

En la gran Nueva York encontramos barrios y edificios emblemáticos representados de manera fiel aunque sin prestar demasiada atención a los detalles. La ambientación en una y otra época es sublime. El paso del tiempo se nota desde la primera toma de contacto con la ciudad actual. Las misiones, locales que atracar, garajes, etc. bañan todo el mapa y queda al antojo del jugador el orden a seguir para realizar al menos las tareas principales, marcadas con un símbolo distintivo.

La libertad de acción, por tanto, se queda en poder elegir el orden de las no muy variadas misiones, acudir al garaje cuando queramos o provocar a la policía haciendo el bestia por la ciudad. Las físicas y los pesos de las vallas, las farolas, las cajas amontonadas o los peatones son tan frágiles que podremos conducir casi sin miramientos por cualquier sitio. De manera general, sólo hay que tener cuidado con los árboles, sólidos como muros de piedra, y las casas y construcciones.

Manos Paralelas

La derecha con el Wiimote y la izquierda con el Nunchuk. Éste es el sistema de control en Driver Parallel Lines para Wii. El sensor de movimiento y el puntero son la clave del manejo de los vehículos y el personaje. A diferencia de lo que cabría esperar, se ha innovado bastante en el control de la conducción abandonándose la ya clásica posición del mando en horizontal. En Parallel Lines manejaremos los coches, camiones y motos con el Nunchuk dejando el Wiimote para disparar, mirar el mapa, pitar y demás acciones a bordo.

A pie, controlaremos al personaje con el joystick, sacamos el arma que llevemos con A, apuntamos con el puntero y disparamos con B. El mapa se saca con el botón -, el "abajo" de la cruceta nos permite subir y bajar de vehículos, aunque estén en marcha. En el Nunchuk con el C nos agachamos y con Z fijamos la cámara para disparar dentro de ese plano concreto. En algunas misiones se nos indican nuevos usos para estos botones o para el resto, así como que, a medida que avance el juego, este control se irá complicando prestándonos más posibilidades de acción.

Conduciendo, también manejaremos el vehículo con el joystick aunque tendremos que reforzar las curvas girando el Nunchuk, ya que así se activa el freno de mano y podemos hacer giros más cerrados y pronunciados. Con Z aceleramos y con C frenamos, y lo mejor de todo, podremos disparar mientras conducimos. Pulsando A sacamos la cabeza por la ventanilla y tendremos que apuntar a la pantalla presionando B para efectuar el tiro. La experiencia es bastante realista y, por ello, muy divertida lo que hace de la ejecución de esta acción uno de los mejores puntos positivos del juego.

Pero pilotar los vehículos de dos y cuatro ruedas no es tarea fácil y más teniendo en cuenta que cada modelo responde a unas características de frenado o dirección y que la física del juego a veces falla en las curvas o saltos. Girar el Nunchuk para realizar una mejor curva es un arma de doble filo que siempre tendremos que usar pero puede acabar tanto en un derrape de película como en un estrepitoso accidente. Lo mismo sucede con los primeros intentos de conducir y disparar, seguramente acaben en colisión debido a la dual atención que hay que prestar a la transitada carretera y a los enemigos. El tráfico es excesivo y si encima nos persigue la policía, nuestra ruina estará cerca.

La policía, por su parte, estará siempre atenta a nuestras acciones. Responde a una buena inteligencia artificial aunque a veces le inunda una inexplicable ceguera. En ocasiones, bastará con tomar una calle estrecha o meternos en un parque para que dejen de perseguirnos automáticamente. Otras veces, tendremos que hacer bastantes kilómetros y rutas en sentido contrario al poblado tráfico, al estilo Burnout, para deshacernos de los incansables agentes y sus ruidosos coches-sirena.

Con los golpes, nuestros vehículos se irán despiezando y su durabilidad dependerá del modelo que sean. Las motos no soportarán más de cuatro colisiones mientras que los camiones tendrán un aguante de hierro a cambio de un manejo duro y robusto. Además, nuestro conductor recibirá daños ocasionados por las colisiones y los disparos que reciba del exterior. Esto ya lo pudimos ver en Driver 3 y, sin duda, es todo un acierto en cuanto a realismo.

Conclusiones

La llegada de Driver Parallel Lines a Wii es de agradecer en muchos sentidos aunque se echan en falta algunas mejoras técnicas más. La adaptación al manejo mediante la combinación Wiimote + Nunchuk es de calidad considerable. La innovación que supone el control de vehículos únicamente con el nunchaco, la posibilidad de disparar mientras conducimos, y la diversión y precisión que aporta el manejo en Wii lo hacen más que recomendable si se es amante del género y no se disfrutó en su día del original.

Su sistema de físicas le sigue jugando malas pasadas catorce meses después del lanzamiento del primero así como la, sólo relativa, variedad de misiones. No obstante, debido al aún joven catálogo de Wii es una de las opciones más divertidas dentro del género Acción-Conducción. Es un título que se ha renovado medianamente con respecto al original de hace más de un año y que ahora llega a las manos de los que en su día no lo disfrutaron. Nueva York del 2006 ahora es Nueva York del 2007, demasiado parecidas.

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