Zelda: Phantom Hourglass, Impresiones

Hace pocos días os ofrecíamos una noticia en la que Shigeru Miyamoto comentaba las bondades de su última criatura. Notablemente preocupado por el posible rechazo de cierto sector de la industria dado el nuevo sistema de control del cartucho, recomendaba fehacientemente a todos los aficionados que al menos le diesen una oportunidad al juego, dejando de lado su apariencia o las novedades que éste incluye. Aunque el genio japonés dejó otras joyas que han dado mucho de qué hablar en las últimas semanas, como por ejemplo un repentino rechazo hacia la cruceta digital -fruto de la nueva política de Nintendo-, su encomiendo a los aficionados denota una fuerte preocupación por el éxito de Phantom Hourglass.

'Por favor, dadle una oportunidad'. No es habitual que una figura de las características de Miyamoto se ‘rebaje' de algún modo a pronunciar tales palabras, más aún cuando se trata de la cabeza más destacada dentro de una empresa que lleva prácticamente la totalidad de su historia inmiscuida en la industria de los videojuegos, pionera al mismo tiempo que clásica; referente sin que quepa duda alguna. Tanto esmero un vender un producto que habitualmente arrasa en las estanterías de todo el mundo podía ser signo de muchos factores, todos ellos preocupantes dado la extrañeza de las palabras de Miyamoto.

La primera impresión es la que cuenta
Concientes de que por primera vez en mucho tiempo estamos ante un Zelda que realmente pone sobre la mesa una propuesta nueva, Phantom Hourglass corre el peligro de aquellos que apuestan, que arriesgan. La palabrería, las dudas, incluso los rumores y la creciente oleada de fanatismo hacia los blockbusters que asoman en el horizonte del sector han conseguido que incluso los más eruditos en la saga se planteasen serias dudas a cerca de la calidad de esta aventura. Retomar un motor gráfico que obtuvo más críticas que elogios, o incluso no optar por desarrollar un Ocarina of Time en versión portátil son ciertamente elementos que, a primera vista, podrían complicar mucho el tan anhelado éxito del juego.

Escépticos ante tanto barullo montado entorno a un producto que ni había visto la luz, la primera toma de contacto con el juego sorprende incluso más que Twilight Princess, no tanto por su aspecto gráfico o jugabilidad como por la impresión de comprobar que Miyamoto tenía parte de razón en sus aireadas preocupaciones; Phantom Hourglass es capaz, con una potencia infinitamente inferior tecnológicamente hablando, de equipararse a algunos juegos tardíos de PSX. Por su sistema de juego no faltaría razón al considerarlo también como el cartucho que mejor aúna las bondades de Nintendo DS, elevando la experiencia jugable hasta tal punto como para codearse con ‘pesos pesados' del género, léase 'A Link to the Past'.

Decimos que a Miyamoto no le falta razón a la hora de preocuparse porque Zelda ha ido un paso más allá en la inevitable evolución de toda saga. Juzgar un título como este por su apariencia o por el control adoptado sería, efectivamente, un craso error. De ahí que el japonés no tenga el menor reparo en pedir por favor que todo aficionado le dé una oportunidad al cartucho. Una vez dentro, es complicado escapar.

La primera toma de contacto con el mundo en el que transcurre la aventura es igual de gratificante que la primera impresión que obtenemos al comprobar cómo se desenvuelve Link por los escenarios. Una playa nos abre las puertas de un paraíso de porte similar al que disfrutamos en Wind Waker, constituido por pequeñas islas de vegetación tropical, con playas, palmeras, pequeñas casetas en las que habitan los aldeanos y gallinas que pululan por los pueblo, tan asustadizas como de costumbre. A nuestra disposición estarán todas las casas, discutir con los aldeanos, adquirir nuevos objetos en tiendas dirigidas a tales efectos, plantas para podar con la espada e incluso árboles que al impactar con ellos de forma violenta nos recompensan con interesantes objetos.

Teniendo en cuenta la relación calidad - potencia entre Phantom Hourglass y la consola en la que ‘corre', Nintendo ha elaborado un trabajo sin parangón para equilibrar la balanza entre velocidad de movimiento y calidad gráfica. No en vano, en pocas situaciones el juego sufre algún parón sin mayor importancia, manteniendo la misma majestuosidad general en las fases que hemos disfrutado. Las mazmorras son bastante variadas, aunque por lo general priman los escenarios arquetípicos en los RPGs, con cuevas claustrofóbicas, zonas de lava, agua, hielo y demás.

Phantom Hourglass toma prestados muchos elementos de las aventuras de Cing recién mentadas, sobre todo referidas a los puzzles y a otras situaciones en las que la investigación y la calma toman un papel relevante. Ya desde los primeros compases tendremos que hacer frente a algún que otro acertijo, muy elementales en el comienzo pero que poco a poco van cobrando intensidad. El handicap del idioma dificulta enormemente la comprensión de dichos puzzles, muchos basados en escribir ‘algo' sobre un panel o cualquier otro objeto.

La escritura es otro de los elementos que sí podrían considerarse como innovadores en la aventura, además de que en esta ocasión se trata de un factor de suma importancia para comprender la esencia del juego. Wind Waker giraba en torno a la navegación, por lo que Phantom Hourglass casi necesariamente comparte este elemento aunque con algunas variantes. El fortuito rescate de un prisionero nos permite tomar el timón de un barco, pequeño pero con opciones de cambiar piezas para mejorarlo a la postre. Con él nos desplazaremos de isla en isla, previamente hallamos conseguido el mapa de ruta correspondiente; cuatro en total, con otros pergaminos que nos indican la posición de tesoros, o métodos específicos para atravesar zonas atestadas por niebla, por ejemplo.

Upside down
Para poder guiarnos y tomar notas, el mapa que aparece en la pantalla superior de la consola se traslada a la inferior, permitiéndonos la posibilidad de copiar rutas plasmadas en cuadros u otros mapas que encontremos. En algunas ocasiones es algo opcional, en otras se torna una obligación. Sea como fuere, tanto la navegación como la escritura son dos elementos intrínsecamente unidos, elementales para poder avanzar en la historia.

El manejo del barco es un buen ejemplo para entender la mecánica del juego; en vez de ‘controlarlo', sólo tendremos que marcar la ruta en el mapa de navegación, seleccionando el puerto de la isla de destino. Si deseamos acudir a cualquier otro lugar lo podremos señalar igualmente en el mapa. Una vez en marcha, en la travesía bien podremos disfrutar de los gráficos o combatir a los enemigos que nos atacarán incansablemente.

La larga espera
Siempre es pronto para tomar una conclusión sobre un juego antes de que llegue a tierras europeas o americanas, dependiendo del cartucho. Phantom Hourglass ha sido uno de los principales referentes de la consola desde el día que fue anunciado. Con o sin controversia, el cartucho ha sido capaz de obtener una nota casi perfecta en la exigente revista japonesa Famitsu (39/40), además de auparse en cuestión de minutos al top ten de ventas en el país del Sol Naciente.

Comenzábamos este texto comentado las curiosas declaraciones de Miyamoto y el revuelo que éstas han causado, qué mejor forma de terminarlo del mismo modo. Sin fecha de salida confirmada para Estados Unidos o Europa, algo que Nintendo ha decidido reservarse para el E3, no queda más remedio que aceptar sin oposición alguna que Phantom Hourglass es el mejor RPG de la consola, si no el mejor juego que ha sido desarrollado para la misma hasta la fecha.