Un ogro muy verde

Una vez más, y para aprovechar el tirón de las taquillas, se edita y llega a las tiendas simultáneamente al estreno del filme el videojuego correspondiente a la tercera parte de Shrek. Echamos el guante a la versión jugable para comprobar el nivel de la adaptación de la licencia cinematográfica y, como desgraciadamente viene siendo habitual, salimos bastante decepcionados. Shrek Tercero es, como mucho, una mediocre aventura en tercera persona que hemos jugado de arriba abajo esperando encontrar algo que al final nunca llegó.

Suele ser bastante común, sin embargo, encontrarse con este tipo de situaciones 'gatillazo'. Y hasta existe una explicación: para aprovechar el pico de ventas que supone el hecho de que se esté proyectando la película al tiempo que se publica el juego, el equipo de desarrollo ni cuenta con demasiado tiempo para fabricar un producto sobresaliente ni generalmente se le echa demasiado énfasis al hacerlo. Y eso se nota. A lo largo de la historia han sido pocos los juegos que han estado a la altura de su película, especialmente si ésta era buena.

Si es el caso de Shrek Tercero no nos corresponde a nosotros decirlo; aquí valoramos juegos y no producciones cinematográficas. Pero una cosa es segura: muy floja tendría que ser la proyección para no superar al videojuego, ya que estamos delante de una aventura mediocre, insulsa, plagada de defectos gráficos propios de la falta de tiempo para pulirla, llana, extremadamente sencilla y simplona y que desaprovecha los pocos vestigios de clarividencia que atesora. En ocasiones entretiene… y poco más.

Como también es habitual, desde Shrek Tercero: El Videojuego recorreremos parte de los eventos vistos en la película, especialmente el viaje del propio ogro Shrek en su búsqueda para encontrar un mandatario digno para su reino de Muy Muy Lejano. Eso significa que iremos acompañados durante el desarrollo de la aventura de un elenco digno de mención: Asno, el Gato con Botas, la Bella Durmiente, un jovencísimo Arturo, Fiona y el propio Shrek.

Visitaremos castillos encantados de reinas malvadas, avanzaremos por los más helados parajes cumpliendo misiones de aquí para allá, cruzaremos los bosques de medio mundo, subiremos a los palacios, bajaremos a las mazmorras… y todo ello mientas nos enfrentamos a villanos como el Capitán Garfio o Cíclope y estaremos atentos al intento de golpe de estado que intenta el Príncipe Encantador en nuestra ausencia. Suena mejor de lo que se juega, la verdad.

Es difícil determinar el público objetivo del juego, la verdad. Podría estar enfocado para los más pequeños, porque las palabras 'dificultad elevada' y 'Shrek Tercero' nunca deberían usarse en la misma frase; sin embargo, el modo de juego 'encantador' (el más fácil) es el que más monedas cuesta para desbloquear, con lo que no tiene sentido que un niño deba jugar al más difícil - que vale, no es Ikaruga - para liberarlo. Y sería la única excusa que salvaría el producto, porque de estar enfocado a un público más adulto, no tendría razón de ser.

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En primer lugar hablaremos de la cámara; es fija y tiene a esconder las cosas (algunas a propósito, ojo), pero no siempre tiene el gran acierto de estar donde debería estar. Los pasos de una habitación a otra pueden ser caóticos, especialmente si hay enemigos en la siguiente porque perdemos completamente la perspectiva y eso implica generalmente llevarse un par de impactos producto no de nuestra ineptitud sino de la ineficacia de la cámara, que es más frustrante.

El motor de colisiones es, con diferencia, lo peor trabajado del juego. No solamente golpeamos al aire y con eso ya le estamos dando a los enemigos sino que en ocasiones estamos ejecutando un movimiento a un adversario… que no está! Y eso no cabe duda de que queda bastante ridículo; tampoco queda muy bien cuando al caer un rival éste quede solapado con el entorno, con medio cuerpo a la vista y atravesado por un muro que produce efectos no demasiado creíbles.

El solapamiento de los polígonos no es el único dolor de cabeza; en ocasiones no sabemos el por qué no podemos avanzar hacia una dirección y es debido a un mini-escalón de medidas microscópicas que no podemos escalar sin tener que saltar; o también la poca ayuda que recibimos de la cámara en el momento de efectuar saltos de plataforma a plataforma (escasos, pero de haberlos haylos), que provocan que las primeras veces siempre nos caigamos al suelo.

Mientras que algunos escenarios son bastante espectaculares, con mucho colorido y buena calidad en las texturas, destaca que por ejemplo nuestro Ogro, que debería pesar chorrocientos kilos, no deje marca ninguna sobre la blanda nieve, no levante polvo al caer o, simplemente, no conserve una proporción correcta del tamaño en relación con el resto de personajes que aparecen en pantalla. Personajes que, eso sí, tienen sus propias animaciones con su estilo particular.

Hemos podido terminar este juego en versión original (en inglés). El acabado es bastante satisfactorio y los problemas de Shrek Tercero no vienen debido a su apartado sonoro; aunque las voces no eran las originales, los actores intentan asemejarlas lo más posible. En algún caso suena extraño, es cierto, pero no está mal. La música, en algunos casos, es pegadiza y en especial la canción del Capitán Garfio tiene un no-se-qué que engancha. Los efectos sonoros son del montón, sin nada que destacar especialmente aquí.

Pero el desarrollo es siempre el mismo: botón A (o X o un ligero movimiento del Wiimote) para patear al rival hasta atontarlo y al poco 'finalizarlo' si así lo queremos o seguimos con la misma pauta. Y listos. No se necesita más. Sí, es cierto, se pueden enviar los enemigos de un uppercut al techo para luego cogerlos, Artie y el Gato pueden hacer ataques giratorios (un combo de A, A, B es todo cuanto se necesita) y la Bella puede dormir al enemigo con un 'superbostezo'. Ninguna de estas habilidades es imprescindible para completar el juego.

A medida que derrotamos bichos acumulamos una especie de polvo de hada que llena un contador y eso nos permite efectuar una serie de ataques especiales; la Bella Durmiente seduce a sus enemigos para que peleen entre sí y Fiona lanza una patada que puede mover objetos y destrozar puertas. Todos los demás atontan al enemigo; cuando el contador está a tope, Shrek y Fiona pueden utilizar el superpoder del ogro, que es poco menos que pulsar el botón de 'Yo gano' porque el tiempo se ralentiza estilo Max Payne y podemos repartir todavía más caña de forma indiscriminada.

Morir tampoco tiene demasiada relevancia ya que se utilizan una cantidad muy importante de puntos de control, permitiéndonos volver apenas unos metros atrás de donde caímos. El sistema de 'vida' también es bastante permisivo, ya que está basado al estilo 'Call of Duty' (la pantalla parpadea cuando nos atizan con demasiada severidad, usada esta referencia anterior con perdón pero sin intención cómica) y esperando quietos apenas unos segundos sin recibir daños volvemos a estar al 100%.

Ayuda también el hecho de que la Estupidez Artificial de la máquina se quede bloqueada en columnas, no acierte a encontrar el camino más corto hacia nosotros, nos persiga hasta X pero un metro más adelante nos dé la espalda por completo y vuelva a su sitio de origen o simplemente caiga en una de esas trampas-escalón de un nanocentímetro que ni ella misma sea capaz de sortear. O que si hay más de tres enemigos, el cuarto decida no atacarnos para no abusar, suponemos.

Más allá del combate, Shrek Tercero intenta empujar al jugador para que explore. Hay siempre coleccionables que coger por todos los niveles, tanto tazas de souvenir como elementos propios del nivel. Si realmente rompemos todos los objetos del juego encontraremos el 90% de los ítems casi seguro, quedando el resto para cumplir alguna que otra misión secundaria o escondidos en una esquina en la que es necesario ir 'contra' la cámara para encontrarla.

También se pueden exigir una serie de condiciones para completar las fases al 100%. Una de ellas es acabar sin morir en ninguna de ellas en nivel normal o superior; para dar una idea, nosotros lo hicimos en la dificultad más alta y no gracias a las innatas habilidades de manejo del pad sino simplemente porque tampoco cuesta tanto. También conseguimos todos los objetos ya que, al conseguirlos, obtenemos monedas que desbloquean extras.

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Estos extras pueden ir desde disfraces de protección que otorgan ciertos bonus al personaje a los ya mencionados nuevos niveles de dificultad, personajes para el multi, comentarios para determinados niveles (narrados por el elenco de actores de doblaje del juego) o simplemente para hacernos la vida todavía más fácil con la posibilidad de causar más daño o adquirir cantidades mayores de polvo de hada. Conseguirlos todos puede exigir revisitar las fases más de una vez, ojo, pero no obtenemos nada por hacerlo.

Existen zonas de 'plataformeo' muy ligeras en algunas fases. Y además muy incómodas, por lo que contábamos antes de la cámara. Y también aquellos momentos en los que deberemos pulsar aquel botón para activar aquella puerta y poder acceder a zonas nuevas. Los niveles no son extraordinariamente largos, la verdad, con lo que pueden recorrerse fácilmente incluso antes de que los hayamos completado en una ocasión ya que se te empuja constantemente en la dirección a seguir. No es posible perderse en Shrek Tercero.

Pero lo que especialmente es sangrante es la falta de inspiración con la que está realizado; estamos ante un producto mediocre, está claro, pero que sobretodo destila además una total desmotivación programadora en la mayor parte de él. No es que su innovador estilo no convenza, porque de innovación no presenta nada; simplemente no arriesga en absoluto y sin embargo se hace soso y pesado, aunque en realidad para terminarlo entero no sean necesarias demasiadas horas.

Podemos disputar hasta un máximo de 5 minijuegos solos o con pareja, de los cuales tal vez destaca el de las catapultas (que nos encontramos en dos ocasiones a lo largo de la campaña principal) pero que parecen estar ahí porque había que poner algo. De nuevo, estamos ante un aspecto al que se le debe exigir más, no simplemente quedarse en el mero hecho de cumplir y punto. A nivel de logros para la X360, hay que completar el juego en un par o tres de ocasiones para conseguirlos todos y encontrar los coleccionables. Nada del otro jueves.

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