Sony aprovechó el lanzamiento de PSP para llevar su apuesta de 'sistema de videojuegos unido a reproductor cinematográfico', que tan buen resultado le había dado con PS2 y el DVD Vídeo, al terreno portátil. Dado que PSP contaba con su propio soporte de almacenamiento digital, el UMD, con 1.8 gigabytes de capacidad, la compañía nipona optó por sacarse de la manga un nuevo formato: el UMD Vídeo.
La idea parecía ser buena, al menos sobre el papel. La pantalla panorámica de PSP, con una calidad de definición que nada tenía que envidiar a la de cualquier aparato DVD portátil, era sin duda el medio perfecto para ver películas en 16:9. Sony contaba además con la baza de Columbia Tristar para dotar a su nueva apuesta cinéfila de un numeroso catálogo de lanzamientos en UMD, al tiempo que las restantes compañías cinematográficas decidían sumarse poco a poco a la iniciativa. La compañía nipona incluso tenía previsto liberar su nuevo formato, con vistas a convertirlo en el estándar elegido por cualquier aparato portátil que aspirara a añadir la reproducción de películas a sus posibilidades.
Pero ya desde el principio se intuía que el UMD Vídeo no era más que un pequeño David a la sombra del DVD, un gigantesco Goliath. ¿Lograría una consola portátil sustentar por sí sola a un nuevo formato de películas, teniendo en cuenta que todo hijo de vecino tenía un DVD en su casa, por no mencionar que las alucinantes ediciones especiales lanzadas en este formato lo hacían prácticamente imbatible? Sony estaba segura de que la respuesta a esa pregunta era afirmativa, así que se volcó al cien por cien en su proyecto. Cuando PSP salió al mercado, buena parte del espacio con el que se hizo en las tiendas se consagró al UMD Vídeo. De igual manera, muchas compañías especializadas en periféricos lanzaron varios sistemas de altavoces conectables a PSP, cuyo objetivo principal era el de aumentar la experiencia cinematográfica al ver películas en la nueva portátil. Sin embargo, desde el principio quedó claro que los usuarios se mostraban reacios a la hora de adquirir cine en el nuevo formato. El precio, en algunos casos incluso ligeramente superior al de una película en DVD (algo que escocía aún más teniendo en cuenta que los UMD Vídeo carecían de extras), se apuntó como la razón principal para este fracaso inicial.
Sony probó entonces varias iniciativas, entre las que destacaba una que, al menos bajo mi punto de vista, parecía de lo más acertada: ofrecer contenido extra de un determinado juego en el mismo disco en el que iba incluida la película. Sin embargo, la jugada no debió salir nada bien, ya que Stealth: La Amenaza Invisible, película en cuyo disco se incluyó contenido inédito del videojuego Wipeout Pure, fue el único UMD Vídeo que llevó el proyecto a la realidad. Una pena, ya que la iniciativa parecía ser muy atractiva de cara al usuario de PSP. Muchos jugones acabamos adquiriendo Stealth en UMD debido a ello, siendo incluso el único UMD Vídeo con el que hemos llegado a contar en nuestra videoteca.
Como las ventas seguían negándose a despegar, Sony optó al fin por reducir significativamente el precio de los UMD Vídeo, además de dar el pistoletazo de salida a una potente campaña de publicidad que incluía páginas completas en revistas especializadas y voluminosas pegatinas en las carátulas de los juegos de PSP (bastante difíciles de quitar, por cierto). Pero los meses siguieron transcurriendo, y las ventas continuaron en receso. A día de hoy, sólo Columbia/Sony Pictures sigue apoyando el UMD Vídeo, con lanzamientos cada vez más espaciados en el tiempo. Son los últimos estertores de un formato moribundo.
¿Razones del fracaso? No hace falta rebuscar mucho para que salgan unas cuantas: El precio inicial, la carencia de extras de los UMD Vídeo, la comodidad de ver una película en casa frente a hacerlo en la calle, la clase de público al que va dirigida PSP
Quizá, si Sony continuara el camino que inició con el lanzamiento de Stealth (incluir contenido de videojuego exclusivo junto a la película), el UMD Vídeo lograría resurgir de sus cenizas. Hoy por hoy, la triste realidad es que nos encontramos ante un formato sin esperanza alguna de futuro.
Pero no pintan bastos para Sony en todos sus negocios cinéfilos, ya que el Blu-Ray sigue cobrando ventaja frente al HD-DVD en la guerra por convertirse en el formato estándar del futuro en lo que a cine en alta definición se refiere. Esto no es de extrañar, ya que una de las principales razones por las que se quiere jubilar al DVD es la ya corta capacidad de almacenamiento de la que adolece; y en cuanto a capacidad, actualmente no existe formato de disco digital que gane al BD.
Sin embargo, a Sony aún le queda un gran escollo que superar. Echando la vista atrás, fueron muchos los motivos que llevaron a los cinéfilos a deshacerse de sus antiguas cintas de videocasete para pasarse al DVD: el formato digital, la definición de imagen, la facilidad de almacenamiento (como muchos sin duda sabréis, cuando uno ve como su videoteca crece al tiempo que el espacio para albergarla se reduce, el contar con un formato menos voluminoso, más fácil de almacenar, se convierte en una ventaja muy a tener en cuenta), los benditos extras
En la actualidad, son pocos los motivos que pueden llevar a los cinéfilos a deshacerse de sus antiguos DVD para pasarse al Blu-Ray. En realidad sólo hay uno: la alta definición. ¿Razón suficiente? El tiempo, y las ventas de televisores HD, dictarán sentencia en este aspecto.