Mario Party 8, Impresiones

Mario Party hace su primera incursión en Wii y, cómo no, la principal novedad es el uso del mando. Las bases del juego son las mismas que entrega tras entrega han venido dotando a esta franquicia de Nintendo de una gran diversión en modo multijugador, no tanto una única persona.

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Es decir, encontramos un tablero, como siempre, y se juega por turnos. Tirando los dados vamos avanzando poco a poco y, dependiendo de la casilla en que caigamos, se inicia un evento diferente, generalmente un minijuego en el que hemos de competir con los demás participantes de la partida. El objetivo es ir venciendo en las diferentes pruebas y acumular monedas y estrellas.

Gráficamente, los Mario Party nunca se han caracterizado por explotar la plataforma en la que se ejecutan y esta octava parte no es una excepción. No obstante, sí existe un cierto salto cualitativo respecto a su predecesor sobre todo en los modelados y también en otros detalles y efectos como la iluminación y el agua. En cambio, uno de los temás que más problemas le está dando a Wii, las texturas, seguirán prácticamente igual.

Se ha aprovechado para modificar la cámara y ahora será mucho más cercana mientras estemos en el tablero, ofreciendo de paso alguna curiosidad aprovechando esta nueva perspectiva que aún no queremos desvelar. Ahora ya no se ven a los personajes desde arriba sino que nos situamos al lado suyo.

El sonido tampoco sorprenderá, pues tanto la música como los efectos son los que estamos acostumbrados. Eso sí, por primera vez hace acto de presencia un mando con altavoz y se hará uso de él para, por ejemplo, indicar quién es el siguiente participante y algunas otras acciones más en los diferentes minijuegos.

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El número de personajes en esta entrega asciende a 14, entre los que están clásicos como Mario, Luigi, Peach o Bowser y algunos recién llegados como los Hermanos Martillos y Blooper. Por otro lado, habrá seis tableros distintos que habrá que ir superando en el modo principal, cuya historia es de nuevo una mera escusa para introducirnos en lo que realmente nos interesa.

Encontramos pruebas de todo tipo, como por ejemplo, tener que derruir una estatua a puñetazos, hacer ski acuático, disparar Boos en una casa encantada, levantar una bandera, serrar un madero lo más rápido posible, pintar una pared antes que el contrario, pilotar un avión a reacción luchando contra los otros tres participantes, etc.

Hay tres formas básicas de usar el mando, como puntero, usando el sensor de movimiento o con los botones (el menor número de ocasiones). En este sentido, es parecido a Wario Ware Smooth Moves pues para cada prueba tenemos que escoger la postura adecuada. Hay que hacer notar también que el micrófono, incluido en los dos Mario Party anteriores en esta ocasión no hará acto de presencia.

En un minijuego de conducción, por ejemplo, inclinamos el mando, en otro de atrapar barriles con un lazo agitamos, en el de pintar directamente apuntamos donde queremos que vaya nuestra brocha o en otro más dirigimos con los botones nuestro personaje a través de unas plataformas puntiagudas. Realmente habrá bastante variedad en el uso del mando.

Una de las principales demandas de los jugadores, el modo online, no tendrá lugar en esta octava entrega. Podrán competir hasta cuatro personas cada una con su correspondiente mando, habiendo minijuegos cooperativos y competitivos, pero al no estar aún en marcha el sistema de juego por Internet para Wii habrá que esperar, como mínimo, a Mario Party 9.

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