Una experiencia diferente

Cuando se lleva toda una vida jugando a videojuegos, no es fácil deshacerse de ciertas convenciones ¿qué tiene que tener un videojuego para ser un videojuego? ¿aventuras? ¿emoción? ¿marines ultrahormonados con armas más grandes que ellos? Incluso títulos poco convencionales como Rez tienen alma de juego clásico en su interior, por tanto ¿qué hacer con un juego que no propone retos? ¿cómo valorarlo? Eso es lo que le sucede a Flow, un título que rompe moldes pero que no será del gusto de todos.

El "argumento" por así decirlo es tan simple como la mecánica del juego. Controlando a un organismo unicelular, flotas por lo que parece un espacio infinito sin apenas detalles relevantes a la vista. El objetivo es evolucionar, de la única forma que entiende la naturaleza más primigenia: comer, o ser comido. El espacio alrededor es un lugar dividido en niveles de profundidad, cada vez que  el organismo acabe con toda la vida a su alrededor, podrá acceder a una nueva capa de profundidad, hasta llegar al final. En cuanto al control, se realiza casi en exclusiva con el sensor de movimiento del Sixaxis, con la única excepción de un botón que sirve para realizar un "movimiento especial".

Eso es todo, no hay marcadores, ni objetivos, ni puedes morir, ganar o perder. El objetivo de flOw es el viaje en sí mismo, la experiencia de estar en un entorno tan especial y único, disfrutando de la sensación de quietud y misterio. No es ni siquiera un mini-juego, es una experiencia interactiva que funciona realmente bien pero sobre hay que incidir en el punto de que no está hecha para todo el mundo.

Gráficos y Audio

El estilo minimalista de este título no da para grandes demostraciones gráficas, pero eso no significa que la presentación visual de flOw no sea magnífica en sus propios términos. A pesar de que todo acontece en un plano estrictamente bidimensional, con unos escenarios nada recargados y sin hacer uso de espectaculares efectos gráficos, la estética del juego triunfa gracias a un uso fantástico del color, que en cada nivel adquiere tonalidades únicas con un resultado fantástico en un televisor de alta definición. Por otro lado, no puedes "morir"; si otro organismo devora muchos componentes tuyos te verás arrastrado a un plano superior, donde podrás alimentarte de nuevo, crecer y volver a la carga.

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Las propias criaturas que habitan este entorno también contribuyen a la sensación de placidez gracias a sus imposibles y variadas formas. Al principio, las criaturas son bastante básicas, pero según van evolucionando se pueden encontrar múltiples variedades de todos los tamaños, algunos realmente gigantescos. Pero más que sus formas, bastante variadas aunque siempre simples, lo que realmente llama la atención es la sensación de movimiento conseguida, cuya suavidad y ritmo resultan casi hipnóticos.

Hay algunos aspectos que consiguen impresionar, como por ejemplo ver en un segundo plano criaturas gigantes que esperan en niveles más profundos, pequeños detalles que ponen la guinda a unos gráficos únicos. Pero no van solos, ya que la música, tan minimalista y misteriosa como el resto del juego, también contribuye de forma importante a las sensaciones que puede generar. No hay correlación entre música y gráficos, pero ambos aspectos trabajan bien juntos para cumplir los objetivos.

Jugabilidad

flOw no es exactamente un juego que requiera habilidad o inteligencia por parte del jugador. El objetivo es el de devorar a las criaturas a tu alrededor lanzándote hacía sus puntos claves y evitando que ellos hagan lo propio con tu cuerpo. El movimiento se realiza a través del movimiento del mando, con el que podrás cambiar la dirección de la criatura forma suave y precisa. Además, cualquier botón del mando sirve para ejecutar un movimiento especial, que permitirá atacar con más contundencia.

Cada una de las criaturas que habitan esta sopa primigenia tienen sus propios patrones de comportamiento, algunas intentarán huir, otras te atacarán o se mantendrán neutrales. No demuestran una gran inteligencia artificial ni nada parecido, por lo que es relativamente fácil acabar con ellas. En algunos momentos las luches se pueden volver bastante feroces, lo que ofrece un fuerte contraste con la quietud que respira este título, pero no resultarán desesperantes o frustrantes para nadie. Según se vaya comiend, aumenta el tamaño y cambia la forma del organismo, aunque la evolución parece bastante arbitraria y no parece haber patrones claros.

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Una vez que se llegue al final se puede acceder a una nueva criatura y empezar otra vez. Ir de principio a fin no requiere mucho tiempo, por lo que si se plantea como un juego "para acabarlo" y ya está, posiblemente sea una experiencia decepcionante, ya que es posible ver todo lo que ofrece en unas cuantas horas. Más bien, lo que flOw ofrece es una experiencia relajante de unos pocos minutos, algo quizás para que entre el "apetito" antes de una sesión de juego, o simplemente para desconectar un poco y dejar que la mente descanse.

El título también ofrece multijugador, bastante divertido ya que propone una combinación entre modo cooperativo- ayudarse mutuamente para acabar con las criaturas- y modo competitivo -es posible atacar al compañero y tomar porciones de su "cuerpo". No es nada revolucionario ni expande las mecánicas de juego, pero es agradable y divertido en cortos periodos.

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