Los clásicos nunca mueren

Los tiempos han cambiado bastante desde entonces y ahora en el campo de la estrategia en tiempo en real se pueden encontrar fórmulas bien distintas, desde títulos que abarcan más elementos que el del puro combate como Empire Earth o Age of Empires; juegos que ponen toda su alma en el aspecto táctico como Company of Heroes; u obras como Supreme Commander, en las que hay lugar para la gran estrategia y la guerra al más alto nivel. La fórmula rápida, directa y contundente de C&C había quedado relegada como algo simplista y poco sofisticado en el actual escenario, hasta el punto de su desaparición en el catálogo.

Es por ello que resulta interesante la aproximación de EA Los Angeles (compuesta por una buena parte de los integrantes de Westwood), que ha decidido volver a las raíces de su fórmula a la hora de poner en marcha la saga. Teniendo en cuenta que se trata de la saga principal, y no de Red Alert, tiene bastante sentido que se recupere la fórmula más clásica.

Gráficamente, Tiberium Wars quizás no tenga la misma espectacularidad o sentido del escala que otros RTS presentes en la estantería ahora mismo, pero eso no implica que no sea un título atractivo. La jugabilidad queda bien reflejada en los gráficos, que presentan un generoso número de explosiones impactantes y efectos varios, que aciertan en representar la batalla como una contienda con muchos elementos de tecnología futura.

La escala es grande, sin llegar a los extremos de Supreme Commander, pero el motor puede mover sin problemas decenas de unidades en pantalla. Algunas de las batallas en el modo multijugador con ocho bandos darán lugar a auténticos espectáculos, con la pantalla plagada de máquinas volando por los aires y dejando sus restos en el campo de batalla. El tamaño de las unidades es generoso, con algunas de un tamaño considerable como el conocido Mammoth del GDI. También destacan algunos efectos como los cañones de fuego que usan ciertas unidades de Nod o las barreras protectoras que pueden usar los Scrin. Pero donde se manifiesta toda la contundencia visual del juego es en el uso de las super-armas, cuyos efectos devastadores sobre el entorno pueden resultar muy satisfactorios -para el que lo ha lanzado claro, no tanto para el que lo recibe-.

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El diseño de unidades está bien planteado, con unidades bien diferenciadas estéticamente que responden perfectamente a la naturaleza de cada facción. Se echa quizás en falta cierto mimo a la hora de poner en escena las unidades mecánicas, ya que después de ver los tanques de Company of Heroes, el grado de detallismo gráfico que se puede pedir en una unidad mecanizada ha subido bastantes enteros. Se echa también en falta alguna variedad en las animaciones de combate, cosa que otro juego de Relic, Dawn of War, realizaba a la perfección y ayudaba mucho a aumentar el carisma de ciertas unidades; sólo hace falta comparar al Avatar de los NOD con el Dreadnought de Dawn of War para entender cómo se hace para que una máquina asesina cobre verdaderamente vida en el campo de batalla en cuanto a gráficos se refiere.

En cuanto a los escenarios, EA Los Angeles ha hecho un muy buen trabajo tanto en los mapas de campaña como los de escaramuza. Combina con acierto mapas muy grandes y otros más limitados, con una gran variedad de fondos, muchos objetos y estructuras alrededor y algunas bases enemigas imponentes. Hay detalles que denotan el cuidado que se ha puesto en este aspecto de la presentación, como las nubes cargadas de Tiberio que se pueden apreciar en aquellos campos de batalla en "Zonas Rojas", muy saturadas del elemento extraterreste.

La cámara es sólo flexible hasta cierto punto, con opciones de zoom y rotación limitadas. Tal y como han reconocido los miembros del estudio, es una decisión de diseño, orientada a que el jugador no se pierda demasiado en este aspecto. La perspectiva usada funciona bien, aunque los veteranos echarán en falta la libertad que ofrece un sistema de cámaras libres, aunque sólo sea para poder apreciar en más detalle sus unidades.

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Como ya se ha comentado en la introducción el estilo de juego es rápido y contundente, con partidas que se suelen acabar relativamente rápido. No hay apenas elementos de microgestión ni hay que estar pendiente de usar habilidades secundarias en las unidades; todo se basa en construir más y mejor, asegurar el suministro del único material que hay que recolectar y lanzar las unidades adecuadas cuando llegue el momento. Cada una de las facciones cuenta además con una serie de "poderes" especiales y una superarma de alta capacidad destructiva.

Los cambios en las dos facciones tradicionales no son excesivos, ya que se ha apostado por una línea de continuidad, de modo ambas facciones conservan la mayor parte de su esencia y estilo de juego. Los GDI, los "buenos", tienen las unidades mecanizadas más completas en cuanto a relación resistencia-capacidad de daño, además de conservar su unidad más representativa: el Super Tanque Mammoth. Gracias a su sistema de transporte aéreo y al jetpack de sus Marines, la movilidad de las tropas está garantizada, no así su velocidad. Suele ser la opción más recomendable para principiantes. Su super-arma es el Cañón de Iones, que lanza un torrente de energía desde el espacio.

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Los Nod por su parte siguen siendo la facción para jugadores astutos y traicioneros. Sus unidades suelen tener elementos de camuflaje óptico, lo que puede servir tanto para atacar por diferentes francos sin ser descubierto como penetrar en zonas delicadas de una base para intentar destruir alguna estructura en particular que facilite la invasión. Una de sus unidades más representativas es el Tanque de Camuflaje y su super arma es un ataque nuclear, aunque los poderes de esta facción merecen también mención, ya que están destinados a crear confusión en los radares del enemigo, lo que, unido a la gran velocidad de algunas de sus unidades, fomenta la facilidad de estas fuerzas para los ataques relámpagos encubiertos.

Por último, la gran incorporación para esta tercera entrega de la saga: los extraterrestres Scrin, los responsables de la contaminación por Tiberio y que han procedido a la invasión del planeta. Aunque su naturaleza es completamente distinta a la de las otras dos facciones, no ofrece elementos muy distintos en su mecánica que la de las otras facciones, por lo menos en lo que se refiere a la construcción y gestión de las bases. Su mayor fuerza reside en su devastador poder aéreo, muy superior al de las otras dos facciones. Además, es la única facción que cuenta con dos super-armas: la apertura de un vórtice, que arrasa todo a su alrededor, y la invocación de una nave capital, con un avance extremadamente lento pero que si consigue llegar a su destino, puede descargar un rayo destructivo al más puro estilo Independence Day.

La campaña, con sus tres facciones y 35 mapas, es muy completa y abarca diferentes tipos de misiones. Se ha creado un sistema de mapeado por el que puedes elegir ciertas misiones secundarias que en caso de ser ganadas reducirán el potencial del enemigo en la zona; pero no es un sistema que afecte excesivamente al escenario general y se hace recomendable más por tener más mapas que jugar que por su efecto en la partida.

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Con todo, el elemento primordial de Command & Conquer sigue siendo el aspecto multijugador y ese es un elemento que se ha cuidado en extremo de cara a Tiberium Wars. No sólo se ha incorporado una buena cantidad de mapas multijugador, sino que también se han habilitado potentes herramientas para crear una comunidad activa: voz a través de IP integrada en el propio juego, herramientas para que una persona pueda comentar partidas mediante una serie de controles y herramientas de señalización, sistema de agrupamiento y comunicación para clanes... El rendimiento del juego en multijugador es muy bueno y las características del juego, con tres bandos bien equilibrados y una organización bastante simétrica, abre en gran medida las posibilidades de cada partida. El obligado editor de mapas garantiza una larga vida del juego para todos aquellos que se quieran involucrar en la comunidad.

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