Super Paper Mario

Tras el buen resultado en su vuelta a las 2D en Nintendo DS, Mario vuelve con una aventura bidimensional, esta vez en Wii. Toques de RPG, un aspecto de papel y un control muy particular de la cámara propician este esperadísimo plataformas.

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Super Paper Mario ha tenido un recorrido muy accidentado en su desarrollo desde que se anunciara en el pasado E3. Su anuncio, pese a ser en la feria internacional más importante, fue anecdótico. La total ausencia de GameCube en el stand de Nintendo hizo que el juego pasara a un limbo un tanto absurdo, con un vídeo de apenas unos segundos.

El juego desaparece de planes de lanzamiento y no se sabe nada de él. Vuelve a la luz cuando se cancela para el cubo y se anuncia para Wii. Hace tan sólo unos días, aparece en la GDC. Y lo más sorprendente, se anuncia su fecha de lanzamiento americana para Abril. De repente, un juego que hacía diez meses que no veíamos en movimiento, está terminado, y sale a la venta de forma casi inminente.

Ésta será la primera aventura de Mario en Wii, y es uno de esos títulos relativamente secundarios que de la noche a la mañana se convierte en uno de los lanzamientos más deseados de la máquina y probablemente, el más importante de este primer semestre. Comparte diseño y parte del nombre con el Paper Mario de GameCube, juego que escenificaba la particular visión de Nintendo sobre los RPG.

Por otro lado, vuelve un plataformas 2D, que tan buen resultado y acogida ha tenido en New Super Mario Bros. Sumando estas dos características, nos encontramos con un nuevo juego de plataformas, protagonizado por Mario, en dos dimensiones, y con el aspecto de Paper Mario. El cóctel es realmente interesante, no cabe duda, pero entra en juego una característica fundamental en la jugabilidad.

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En Super Paper Mario podremos llevar una imagen a la tercera dimensión, modificando la situación de la cámara. Emplazando la acción en scroll lateral, el juego es plano. Sólo podemos ir hacia delante o atrás. Cualquier cosa y objeto se encuentra en el mismo eje que nosotros. Pero si pasamos a la vista 3D, todo menos los enemigos coge volumen y se abre un enorme abanico de posibilidades.

Si subimos por una rampa con la cámara en 2D y viene una rueda de pinchos que no podemos saltar, nos daremos de lleno con ella. Solución, pasar a la vista 3D, y esa rampa plana por la que sólo podíamos ascender, ahora nos movemos de izquierda a derecha para poder esquivarla ese enemigo que sigue siendo de papel.

Encontraremos situaciones en las que tras una columna de bloques, girando la cámara aparece escondida una tubería para seguir avanzando. E incluso el propio fondo del escenario, a priori inerte, entra en escena. Lo que parece una colina dibujada en el horizonte al mirarla de lado es un camino para seguir avanzando. Eso sí, el uso de la perspectiva en 3D estará limitado por un medidor que se consume muy rápidamente mientras estamos con la cámara en ese ángulo y que tarda algunos segundos en volver a rellenarse.

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Las clásicas setas que convertían al fontanero en Super Mario, ahora cumplen el objetivo de aumentar el número de corazones del medidor de vida. Las flores ya no se limitan a permitirnos lanzar bolas de fuego. Modifican características como el paso del tiempo, para ralentizar los movimientos de los enemigos o ataques más complejos y precisos. Aparecen elementos sorprendentemente sencillos, como rectángulos negros giratorios en los que nos quedaremos pegados si Mario entra en contacto con ellos.

Como en Super Mario Bros. 2, Mario no es el único personaje controlable, y podremos alternarlo con inmediatez y tan sólo pulsar un botón con Peach o Bowser. Éstos estarán bloqueados en un primer momento en una aventura que Nintendo habla de una duración de unas cuarenta horas, lo que la idea de la cantidad de elementos que se han tomado de la parte RPG.

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No podemos olvidarnos del mando, que como otros tantos títulos, pasa a una disposición horizontal prescindiendo del Nunchuk. La cruceta y los botones 1 y 2 son suficientes para saltar sobre los enemigos, acceder a los menús y movernos. Con el A cambiamos de las 2D a las 3D. En ocasiones tendremos que sujetar el mando hacia la pantalla para activar artefactos como una linterna para localizar objetos ocultos o seleccionar una zona de la pantalla sobre la que usar una de tantas habilidades que iremos adquiriendo a lo largo del juego.

Las posibilidades que esconde este título son enormes, aun más si es la inagotable imaginación de Nintendo la que se encuentra tras su desarrollo. Estas 'dos dimensiones y media' y el Wiimote harán las delicias de los poseedores de la máquina que esperan con ansia una aventura original y elaborada, que junta de una forma muy interesante lo mejor de dos géneros tan dispares como son a priori el de las plataformas y los juegos de rol.

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Tiene un alto componente retro. Se recuperan algunas fases del original Super Mario Bros modificados a la estética del juego, pero perfectamente reconocibles. Incluso las melodías son la misma base con nuevas remezclas. Los nuevos niveles son, cuanto menos, extraños, destacando el que nos lleva al espacio, en lo que parece un guiño a Mario Galaxy.

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Pero lo que nos parece uno de los puntos más importantes que debemos aplaudir es que la concepción gráfica es muy inteligente. Consciente de las limitaciones de la máquina, optar por esta peculiar mecánica de juego, por el estilo de que las cosas parezcan de papel, y por jugar con elementos básicos de la forma correcta, consigue que Super Paper Mario, sin virguerías técnicas, sí sea visualmente atractivo.

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