¿Un futuro sentenciado?

Han pasado ya dos años desde que World of Warcraft revolucionara el género de los juegos de rol online, arrasara con cualquier molde y, en definitiva, redefiniera un género que empezaba a mostrar claros síntomas de cansancio. Lineage 2, pese a su éxito en tierras asiáticas, resultaba aún un juego duro para el usuario occidental, y el recién estrenado Everquest 2 no hacía más que ofrecer un continuismo jugable que, pese a su impresionante despliegue técnico, no pudo aguantar el huracán de Blizzard.

Durante estos dos años, han sido muchos los juegos que, con tal de no perder el tren, han tratado de reinventarse a sí mismos para adaptarse a lo que la mayoría del público pide hoy en día en un MMORPG: diversión y sencillez. El citado Everquest 2 está ahora mismo irreconocible si lo comparamos con el juego que estrenamos en 2004, y gracias a las nuevas crónicas, Lineage 2 es actualmente un juego mucho más asequible para el jugador ocasional.

Sin embargo, ha habido otros que, al traicionar a sus principios y, lo más importante, a sus usuarios, han sucumbido de forma estrepitosa. El ejemplo más claro lo tenemos en Star Wars Galaxies, un clásico que ha sido incapaz de resistir el asedio de Azeroth y que, tras una larga lista de inexplicables cambios, ha quedado sentenciado como uno de los peores y más defectuosos MMORPG del mercado. Otro ejemplo parecido lo tenemos en Dark & Light, un esperado título que, por culpa de las prisas y el 'hype', se ha acabado convirtiendo en el hazmerreír del género.

Para bien o para mal, World of Warcraft ha cambiado para siempre la forma de ver los MMORPG. Han pasado dos años, y pese a las positivas evoluciones que han experimentado juegos como EQ2, DAoC o Lineage 2, Blizzard no se ha encontrado aún con ningún rival capaz de plantarle cara en lo que a número de usuarios se refiere. Como se tiende a decir, "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", y pese a los cambios acelerados que se han aplicado en los juegos de la competencia, no se ha logrado aún imitar y reproducir una fórmula que ha seducido ya a 8 millones de usuarios.

Sin embargo, el futuro se perfila del todo esperanzador para el fanático como yo de los mundos virtuales. A partir de esta medianoche, irrumpirá en el mercado The Burning Crusade, la esperadísima primera expansión para World of Warcraft. Blizzard seguirá explotando con ella las claves que llevaron al primer juego al éxito, y salvo sorpresa de última hora, no se esperan demasiados cambios jugables en las tierras de Outlands. De todas formas, el problema de Blizzard ya no es la competencia actual, sino lo que nos depara el futuro: Vanguard está ultimando su puesta en escena con la premisa y objetivo de convertirse en el juego de rol online más complejo y profundo del momento, Age of Conan pretende revolucionar el sistema de combate hasta ahora típico del género y Warhammer parece tenerlo todo como para convertirse en un rival digno de World of Warcraft. Algo ha cambiado desde salida del WoW original: los juegos ya no se adaptan a él, sino que se crean desde un principio sabiendo de antemano cuales han sido los aciertos de Blizzard y, también, cuales han sido sus errores.

Llevo varios meses jugando a la beta de The Burning Crusade, y una cosa tengo clara: será un éxito total, pues ante todo, tanto World of Warcraft como su expansión son unas incuestionables obras maestras. Sin embargo, y al haber estado probando también los nuevos MMORPG que se avecinan, creo a su vez que no le vendría mal a Blizzard empezar a rectificar su política de actualizaciones y mejoras para el juego: hasta hoy hemos aceptado resignados los retrasos, los fallos en los parches y la falta de actualizaciones constantes (una sola expansión en dos años es muy poco). A partir de ahora empieza la nueva generación de MMORPG's, y con ella, llegarán en los próximos meses auténticos juegazos. Y es por ello que yo lanzo una pregunta al vuelo, ¿reinará de nuevo Blizzard con una superioridad tan insultante durante los próximos años?