Mount & Blade
- PlataformaPC6
- GéneroRPG, Acción
- DesarrolladorTaleworlds
- Lanzamiento10/02/2009
- TextoInglés
- VocesInglés
De monturas y espadas
Vamos a hablar de uno de esos juegos desconocidos incluso para la mayoría de los grandes jugones. Vamos a hablar de uno de esos juegos que no se encuentran en las grandes superficies, ni siquiera en las tiendas especializadas. Vamos a hablar de Mount & Blade.
Y es que el nombre lo dice todo... montura y filo. Esto es como decir jara y sedal a un cazador. Si alguno de los lectores es seguidor incondicional de todo lo medieval, encontrará como mínimo, un entretenimiento suficiente con este juego. Porque sus desarrolladores definen a Mount & Blade como un simulador de combates medievales, haciendo hincapié en el combate a caballo. Ahí queda eso.
Simulador medieval o no, el título nos propone trasladarnos a la tierra de Calradia, donde dos facciones luchan por el control. Nosotros decidiremos nuestro propio rumbo uniéndonos a una facción u otra, transportando mercancías entre las diferentes ciudades o escoltando caravanas en sus trayectos... incluso con el pillaje y el asalto a viajeros y campesinos. Y como hasta el mejor de los guerreros puede llegar a ser derrotado si los enemigos le superan considerablemente en número, podremos comandar un grupo de mercenarios, soldados o ladrones a través de bosques, montañas y praderas. Incluso ciertos personajes se unirán como lugartenientes a nuestro grupo. A pesar de todo, Mount & Blade no tiene un trasfondo definido, una historia más o menos lineal para seguir, excepto la que el jugador quiera. Te guste o no, sólo tú decides.
Mount & Blade (PC) |
Mount & Blade (PC) |
Los parecidos más o menos razonables los encontramos con otros títulos como Sid Meier's Pirates!, Fallen Lords: Comdenation, Fable o el más reciente Age of Pirates: Caribbean Tales. Mount & Blade gana en opciones de modificación y en ciertos detalles de la jugabilidad a la vez que cae en destacada desventaja en el aspecto gráfico o de sonido. No es un juego mejor ni peor que estos, y tampoco sería justo medirlo con la misma vara teniendo en cuenta quien ha desarrollado cada uno y con que recursos.
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Nada más comenzar la partida tendremos la opción de personalizar nuestro personaje. Teniendo en cuenta que es un juego con toques de rol, además de la elección de la profesión, la cual modificará los valores iniciales de las típicas puntuaciones de habilidad, tendremos la opción de elegir el rostro de nuestro alter ego en Calradia. Todo ello partir de un número bastante limitado de rostros iniciales y con la posibilidad de regular ciertas características físicas como color de pelo, peinado, barba o rasgos faciales. Podremos crear así, una buena cantidad de diferentes personajes.
En el juego en sí encontramos dos tipos de fases, por llamarlas de alguna manera, muy bien diferenciadas. Un entorno gráfico tridimensional en primera persona cuando combatimos o cuando visitamos una ciudad o fortaleza y otro bien distinto cuando viajamos a través de las tierras de Calradia.
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Si hablamos de los combates, podemos decir que Mount & Blade sorprende gratamente. Un entorno tridimensional bastante trabajado hace las funciones de campo de batalla, sin demasiada riqueza en la variedad de texturas pero con el suficiente realismo para conseguir que nos introduzcamos de lleno en el fragor de la batalla. Al inicio de la misma las dos facciones que se enfrentan comienzan en dos zonas alejadas del escenario, que no es más extenso de lo necesario para el número de tropas que comenzarán en combate. Porque como he contado anteriormente, en Mount & Blade es posible reclutar diferentes tipos de tropas para que acompañen a tu personaje en su causa.
La cantidad de subordinados a tu mando dependerá de tu valor de carisma y liderazgo, e incluso sus habilidades en el combate pueden ser entrenadas cada día que pasan contigo si posees la habilidad de adiestrarlos. Pero no todas las tropas entran al combate al mismo tiempo. Las batallas están limitadas a cuarenta individuos a la vez, y cada vez que cierta cantidad de soldados caen, llegan refuerzos para reemplazarlos. De hecho es posible que una batalla dure varios asaltos, según la cantidad de tropas. En ese caso cada asalto se considera como una batalla nueva y todas las heridas sufridas se mantienen hasta el siguiente combate.
La batalla finaliza cuando un bando pierde o huye... si puede, y tras la misma las tropas derrotadas que no hayan muerto a causa de las heridas pueden ser capturadas como prisioneros para su posterior venta a esclavistas, o como parte del cumplimiento de una misión, llevándoles ante un noble.
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La cantidad de personajes diferentes y las animaciones de estos en combate es bastante buena, con una gran variedad de elementos. Cada tipo de tropa lleva cierto tipo de arma, armadura o escudo, sin poderlo modificar el comandante, pero aún dentro de la limitación hay diversidad.
De las visitas a ciudades y fortalezas podemos decir tres cuartos de lo mismo. Usando el mismo motor gráfico que las batallas, las ciudades son entornos muy destacables. Es impresionante entrar en una ciudad amurallada a lomos de tu corcel cruzando el puente levadizo, mientras observas a los guardias apostados en el portón de la ciudad. Incluso es posible visitar ciudades enemigas oculto en una oscura capa para reclutar gente o comprar provisiones. De hecho eso es casi todo lo que podemos hacer en las villas: comprar o vender armas y otros productos, descansar o reclutar soldados en las tabernas, luchar en la arena o tener una audiencia con el noble señor de la ciudad para recibir misiones que aumenten nuestro prestigio en su facción. Las fortalezas, a diferencia de las ciudades, son emplazamientos que únicamente sirven para descansar o combatir por su propiedad, ya que el dueño de una fortificación puede apostar tropas en las mismas.
Se hecha en falta un poco más de vida y acción en los pueblos, ya que excepto tenderos y guardias, no hay ni un alma por las calles. Un detalle que le da muy poco realismo al juego y hace de las visitas a las ciudades un mero trámite para el aprovisionamiento o el descanso. Es un punto a potenciar para hacer del juego una experiencia única. Además la disposición de las ciudades comienza a repetirse con frecuencia cuando llevas un tiempo viajando, diferenciándose en pocos detalles. Lo mismo vale para las fortalezas, donde como mucho puedes ver a un par soldados patrullando la muralla con cara de aburrimiento.
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Pero lo verdaderamente sombrío del juego es el mapa de Calradia, mediante el cual viajamos de una zona a otra. El mapa es un entorno isométrico donde podemos ver las diferentes ciudades y a quien pertenecen, aquellas tropas cercanas a nuestra posición, las huellas de las unidades que hallan pasado cerca y, por supuesto, la geología de Calradia. Y es en este punto donde el juego no da la talla. Las texturas del mapa son desagradables en su mayoría y forman un mapa sin ninguna redondez. Por ejemplo, el agua de los ríos y zonas marítimas. Al no existir texturas para puentes, los ríos son cortados por zonas de tierra penosamente trabajadas, los meandros de los ríos son rectos, sin curvas, dando un aspecto irreal al mapa.
Las montañas y colinas no están demasiado mal, pero viajar a través de ellas es imposible al toparnos con muros invisibles que no nos dejan avanzar. Y la representación de las tropas es pobre, limitándose a un señor que viaja a pie o a caballo según como lo haga el comandante de la unidad, con un valor numérico sobre él, que representa el número de tropas y otro que nos dice el número de prisioneros, además de una etiqueta con el nombre de la unidad. Al mover el ratón sobre la misma podemos ver que tipos de tropa la componen, de manera burda, ya que cuando hay varios tipos diferentes de tropas la lectura es casi incomprensible.
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Pero hay un aspecto que salva la situación, las huellas. Y no es que estén bien representadas, porque se limitan a una línea discontinua de colores chillones. Lo importante es la información que nos dan sobre la unidad que las dejó, o incluso si hubo una batalla en ese punto. Cuanto mejor sea nuestra habilidad de rastreo, más información lograremos y se esto se hace tremendamente necesario para poder cumplir a tiempo ciertas misiones. La idea es original, pero como está integrada en una de las peores características del juego, no destaca lo suficiente. Si Mount & Blade tiene que mejorar urgentemente un apartado del juego, son los mapas.
El sonido es bastante correcto, aunque sin voces excepto gritos de guerra y lamentos de los heridos. Los efectos de las armas al golpear o el silbido de las flechas conseguirán que quieras agacharte más de una vez cuando este combatiendo al enemigo. A decir verdad, excepto ciertos detalles como flechas que se clavan en la nada debido a un árbol cercano o largas jabalinas incrustadas en los escudos de manera irreal, la simulación de los combates es una joya en bruto.
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La música está bien escogida para el tipo de título al que acompaña, pero no hay demasiada variedad y terminaremos queriendo apagar los altavoces o nos rendiremos ante ella para acabar silbándola y aliviar nuestro sufrimiento... y aumentar el de nuestros vecinos. Teniendo en cuenta que los momentos 'mapa' no son de lo mejor del juego, una melodía mejor o más variada no iba a suponer una diferencia mayor en este punto.
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El manejo de los corceles es bastante realista y nuestra habilidad como jinetes influirá en los giros o la velocidad de la montura. Y eso que la ventaja de las tropas montadas se hace patente, es verdaderamente difícil abatirlas sin armas de proyectil o lanzas. Por supuesto las condiciones ambientales, como niebla o lluvia, o el mismo escenario, con sus obstáculos naturales, pueden decidir una batalla a favor de una facción u otra. A decir verdad, en simulación de combates, al juego le falta muy poco para obtener un sobresaliente.
Un ligero toque táctico nos permite conducir al combate a nuestros compañeros de una manera muy simple, tan simple que sólo nos deja elegir entre quietos y a la carga. El aspecto más rolero del título, podemos decir que es suficiente. Dispones de las habilidades que vas a utilizar y no se echan en falta muchas más. La evolución del personaje se hace un poco lenta debido a los pocos puntos que se reparten en cada aumento de nivel, pero la habilidad con las armas puede ser mejorada simplemente con el mero hecho de usarlas en combate. Es decir, cuanto más luchas con la espada, mejor espadachín llegas a ser. El rol le da cierto trasfondo al juego, ya que son las habilidades las que nos definen completamente en todos los aspectos del mismo. Comprar, vender, reclutar o rastrear... todo depende de las puntuaciones de habilidad.
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Vivir en Calradia es toda una aventura. Nosotros y nuestros compañeros podemos sufrir heridas que tardarán en curarse, y afectarán a nuestras habilidades. Es necesario comprar provisiones para los viajes, y cuantos más miembros tenga nuestro grupo, más gastaremos en comida. Viajar de ciudad en ciudad buscando productos más baratos o mejores tropas es una opción interesante. Sin embargo, las misiones no son demasiado variadas, y terminan siendo repeticiones con el contexto de eliminar a alguien, capturar a alguien o traer algo ante el noble. Al no disponer de una historia más o menos lineal, es fácil perderse o aburrirse. De hecho, y puestos a pedir, quizás alguna facción más o una Calradia más extensa no sería una mala actualización para Mount & Blade. Cualquier mejora que afecte a este punto del juego sería una buena idea.
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Casi para el final dejo la mejor característica de este título, las herramientas de modificación. Con unas más o menos sencillas aplicaciones, podemos transformar Calradia completamente, e incluso la lógica del juego. De hecho son estas modificaciones las que realmente hacen de Mount & Blade un juego memorable. Gracias a algunos habilidosos seguidores del juego, podemos disfrutar de un Mount & Blade en la Tierra Media de J.R.R. Tolkien, luchando junto a Rohan, Gondor o a los Montaraces de Ithilien... o incluso con Mordor y los orcos, con una mapa del sur de las tierras del Señor de los Anillos bastante completo. Las texturas en estas modificaciones han sido completamente reformadas, con las armas y escudos típicos de este mundo de fantasía.
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Otra de las mejores modificaciones del juego es A Shield Lying in the Water, donde se le da un trasfondo bastante completo al juego, con la posibilidad de conquistar ciudades y con bastantes más reinos. El mod Onin no Ran nos llevará al Japón de los samurais y nos dejará luchar con una preciosa katana... y así con una gran variedad de módulos que sorprende debido a la cantidad de los mismos y el trabajo que conllevan algunos de ellos. Es fantástico ver como un juego con tan poca fama tiene un grupo de seguidores tan comprometidos con el título.
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De hecho, notaréis que hasta ahora no he hablado del idioma. Supongo que todos habréis adivinado que el juego esta en inglés en su totalidad, y no es algo demasiado criticable teniendo en cuenta que hay títulos en los que las empresas se gastan altas cantidades para relocalización y llegan a nuestro país en el mismo idioma. Por supuesto, hasta el texto puede ser modificado, ya que dispones de todo ello en los archivos de datos, y cualquier usuario con tiempo y ganas puede realizar una completa traducción al castellano de este título.
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Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.