Gracias al espectáculo de explosiones y luces que presentaba en pantalla, con una sensación de velocidad muy conseguida y un control fácil y directo, consiguió llegar a un número alto de usuarios que disfrutaron de sus partidas on-line de destrucción masiva. En su haber quedan varios factores, tanto técnicos como jugables, que rebajaron las expectativas y su calidad final. Ahora, con la llegada de PS3, SEGA y Pseudo Interactive han presentado la secuela de este título. Full Auto 2 Battlelines presenta un Full Auto potenciado, mejorado y con más modos de juego, más profundidad y más detalles espectaculares para que los usuarios de la next-gen de SONY -en exclusiva- también puedan deshacerse de sus amigos mientras conducen a gran velocidad.
En Battlelines se mantienen las señas de identidad del original: luchas motorizadas, entornos totalmente destruibles, velocidad de vértigo, explosiones y disparos a mansalva,... y se han mejorado otros detalles que en su primera entrega estaban sin implementar o peor optimizados: sigue habiendo bajadas en el framerate pero son menores que antes, la distancia de visionado se ha mejorado y no presenta un popping tan alarmante como antes, mejorando la jugabilidad. El juego ha mejorado algo con respecto a su primera entrega en varios apartados. Para empezar, en cuanto a modos de juego. Los clásicos Arcade, Multiplayer, Carrera y el que más "chicha" puede dar: online. El estilo de juego ha cambiado y la mecánica se ha profundizado, dándole al jugador más opciones en carrera: ahora tendremos más bifurcaciones, más sitios por los que correr según destruyamos un edificio o no, más posibilidades para destruir a los otros enemigos.
También se ha añadido -por fin- la inclusión de un modo Arena. Algo que por lógica debería haber estado ya en su primera parte, ahora es un hecho. Los combates en entornos cerrados por fin son ya posibles, aumentando las opciones multijugador y por tanto la diversión tanto on-line como en split-screen. La velocidad de imágenes se mantiene en general, aunque en algún momento notaremos cierta bajada en los frames por segundo. Aún así, una gran novedad que se pedía a gritos. También se ha mejorado el diseño de los entornos, haciéndolos más destruibles, con un reposicionamiento de los power-ups que recompensa la conducción equilibrada. Distinto armamento, munición infinita, reparación instantánea y otros ítems serán los que nos encontremos en las distintas carreras. En ocasiones tendremos que destruir algunos edificios para encontrar los ítems más jugosos. En las carreras podremos encontrar tanto objetivos primarios como secundarios, y la puntuación final dependerá de cuántas consigamos de cada rango.
Además, la arquitectura de los edificios y demás elementos (tranvías, puentes, etc.) está diseñada para poder ser utilizadas como 'armas' contra los demás contrincantes. Es decir, dispara a los pilares de un edificio que esté asentado en cuatro columnas, y éste caerá, arrollando a los coches que se encuentren justo debajo de él. Como este ejemplo podemos poner unos cuantos más: contenedores que se encuentran suspendidos por un gancho, una vía de tren en altura, algunas destrucciones en cadena,... todo nos puede ayudar a deshacernos de ellos, y además descubrir nuevas rutas o ítems. El modo on-line nos permitirá jugar hasta con otros siete jugadores más, con modos como el antes nombrado Arena, un Deathmatch, Asalto, o un Deathmatch por equipos. La destrucción y la diversión parece asegurada. Para ello, nada mejor que ir consiguiendo en el modo Carrera distintos vehículos y armas, potenciándolos y haciendo de nuestro vehículo un auténtico bólido indestructible y con capacidad de fuego de alto nivel. Nada más divertido que sepultar a nuestro amigo bajo una tonelada de escombro... y recordárselo días y días.
Sin embargo, y aunque todo lo que hemos expuesto suena bastante bien, aún hay bastantes detalles por mejorar, aunque algunos por la propia naturaleza del juego son de difícil solución. Para empezar, la sensación de repetitividad se mantiene con respecto a la primera entrega, paliada en parte por los nuevos modos de juego y las posibilidades de interacción con los escenarios. El modo de un jugador le sigue faltando la 'chispa' necesaria para hacernos correr más y más. Desde luego no llega al nivel de adictividad que presenta, por ejemplo, BurnOut (no son exactamente la misma jugabilidad, pero se llegan a parecer en ciertos momentos).
Visualmente sigue presentando unos accidentes y explosiones llenos de detalle. Humo, chispas, partículas a cientos... pero el motor gráfico falla en ciertos momentos de estrés. La robustez del engine se pone a prueba en ciertas ocasiones, y la verdad es que sigue fallando. Aparte de eso, se podría mejorar el diseño de los vehículos o permitir que se personalizaran más, involucrando al jugador en su diseño de forma más profunda. La verdad es que no pinta nada mal este título. Sus propias limitaciones intrínsecas a su género y mecánica son evidentes, pero seguramente pueda ser uno de los títulos más divertidos en multijugador de los de la primera hornada de juegos que lleguen con PS3 a territorio PAL. Seguiremos atentos su progresión y os iremos contando nuestras impresiones con este título de conducción destructiva.