Blue Dragon, Impresiones

Tras hacernos con una copia del J-RPG más ansiado por los seguidores de 360 y jugarlo durante más de 10 horas, os adelantamos sus claves: estética, sistema de combate con sombras, guión, personajes y ese toque mágico que irradia toda producción de Hironobu Sakaguchi.

Japón ha recibido por fin su tan ansiado RPG para 360. Blue Dragon vio la luz un miércoles 7 de diciembre, un día que estaba marcado en el calendario por 'la resistencia', el pequeño grupo que sigue creyendo que la Xbox 360 aún tiene mucho que decir en el país del sol naciente.

Las dudas que muchos albergábamos acerca de la imposibilidad de ver concluido con tanta premura un título del que apenas se había filtrado información previa al lanzamiento se habían disipado días antes. Mistwalker confirmaba que Blue Dragon no se quedará en el terreno jugable, sino que una serie de animación más dos mangas editados en la revista Jump (Ral Grado y Blue Dragon ST) acabarán por redondear la experiencia en consola. De este modo Blue Dragon pasa de ser un simple juego a ser la piedra angular del 'Project BD', del que se puede estar gestando incluso una continuación para la máquina de Microsoft.

Por lo visto, todo parece indicar que el juego no tendrá un final cerrado, lo que ha permitido sin duda alguna que Microsoft cumpla con el plazo que prometió a los seguidores que llevaban más de año y medio deseando dar comienzo a la que promete ser la mejor aventura para la 360 (con el permiso de Oblivion). Nuestras impresiones están basadas en las primeras 10 horas de juego, que ya han dado de sí mucho más de lo que esperábamos. Sin más dilación, demos paso al bautismo de fuego de Mistwalker, la reaparición de Sakaguchi-san tras cinco años sin estar en el candelero y el último grito desesperado de la Xbox blanca para hacerse oír en el mercado japonés.

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"Así es Blue Dragon. Un regalo para los fans del RPG nipón".

Todo comienza con el ataque de un tiburón de tierra a la villa de Shu, el protagonista de la historia. Durante el último decenio, este monstruo se ha encargado una vez por año de destruir su aldea, llevándose consigo no sólo casas, sino muchas vidas preciadas. Los jóvenes del lugar están hartos y deciden plantarle cara. Shu y sus amigos Jiro y Kluke pondrán freno a la barbarie, pero cuando todo parece haber acabado, las ganas de descubrir la procedencia del engendro llevarán a nuestro trío a la guarida de Nene, el malo del juego.

Pasamos pues al punto central de la historia, donde conseguimos hacernos con las sombras que nos protegerán durante el resto de la aventura. Y desde aquí pasan cien mil cosas, se producen encuentros, se desvelan enigmas, y el desarrollo comienza poco a poco a cobrar tintes dramáticos, tan del gusto de Sakaguchi, maestro en hacernos sufrir con los avatares de sus cuentos.

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Las habilidades específicas de las sombras se van adquiriendo conforme batallamos por medio de los puntos SP, que recibimos junto con la EXP al salir airosos de los combates. De este modo, Shu cuenta al principio con ataques melé, Marumaro con acumulación de energía que descarga de manera espectacular durante el turno siguiente y Kluke con hechizos extra, que poco a poco podrán ir aprendidendo el resto de personajes también.

Esto se consigue al conseguir puntos SP, con los cuales podemos ir mejorando los atributos de nuestra sombra y de paso ir delimitando el oficio en el que queremos que se especialice. Esto se consigue repartiendo puntos de habilidad entre las diferentes categorías, que varían dependiendo de la importancia que le demos al ataque físico o mágico, básicamente. De este modo, los personajes de nuestro grupo irán repartiéndose los SP entre las categorías (asesino, monje, espada, mago blanco) con las que deberíamos encontrar el equilibrio necesario para derrotar a todo tipo de rivales.

"Estos espectros con forma de animal son una versión remozada del clásico sistema de trabajos; asesino, monje, espada, mago blanco son las profesiones".

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¿Pero qué pasa cuando el enemigo te ve las intenciones? Pues que intentará ganarte la espalda. Muy buena la IA de algunos de ellos, que hacen que atizarles sea bastante complicado. Además, se da el caso de que muchos enemigos escaparán de ti si la diferencia de nivel entre tu grupo y el del monstruo es notable, limpiando así el camino de conflictos que poco aportan al desarrollo de la aventura y evitando que el juego caiga en el tedio.

Entrando en materia, una de las novedades que Blue Dragon aporta al clásico sistema de batallas por turnos es la inclusión de unas barras que aparecen al ejecutar prácticamente cualquier comando. Dependiendo de donde las detengamos, al confirmar la acción que deseemos realizar, variarán la disposición de aliados y enemigos para la siguiente ronda. Estas barras dotan al combate de mayor interactividad y diversión, ya que depende exclusivamente de la maña del jugador el conseguir que sus personajes ataquen en el orden que desee, factor importante a la hora de dedicir una estrategia o la manera de combinar hechizos. Para detener la barra justo debajo del indicador del personaje que quieras que pegue a continuación hace falta práctica, y dependiendo del combate un error de cálculo puede echarlo todo a perder…

En el plano visual, las animaciones son exquisitas, si bien bastante repetitivas (cómo no). En ocasiones se hace pesado ver una y otra vez, cada vez que empieza un combate, cómo cada personaje invoca a su sombra y la pone en posición de ataque. Sobre la dificultad de los enfrentamientos, cabe señalar que Blue Dragon no se salva de la lacra que mancha el buen nombre de muchos RPGs como éste, y que deja los verdaderos retos para los combates con jefes finales, convirtiendo al resto de rivales en una mera comparsa. Dragon Quest continúa siendo el enemigo a batir en este aspecto.

"Una de las novedades que Blue Dragon aporta al clásico sistema de batallas por turnos es la inclusión de unas barras que variarán el orden de los turnos de aliados y enemigos para la siguiente ronda."

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Es decir, vayas donde vayas y toques donde toques tienes muchas opciones de conseguir dinero y objetos. Ya sea una piedra, un tocón o cualquier cosa que se te ocurra: peinando los escenarios puedes hallar recompensas cada dos pasos, literalmente. Lo mejor de todo es que para llenarte los bolsillos, si quieres, puedes evitar verte arrastrado a combates por medio de las opciones que ya os comentamos en las impresiones del TGS pero que vale la pena volver a mencionar: la protección de una barrera que hace que los enemigos de nivel inferior al nuestro mueran al entrar en contacto con ella (dejando EXP) o el lanzamiento de unas bombas que aturden y les impiden molestarnos durante nuestra recolecta.

Lo mejor de todo es que para aquellos que les guste combatir, la inclusión del 'círculo de encuentros' proporciona también más alternativas si cabe sobre el mapa del mundo. Accionándolo, éste cubre un rango en el que todos los enemigos rodeados por el mismo son susceptibles de participar en un combate masivo contra tu grupo. A priori, combatir contra un porrón de enemigos no resulta muy atractivo , de no ser porque de esta manera nos ahorramos muchos tiempos de carga y porque… podemos dar lugar a una 'batalla de mosntruos'.

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Si conseguimos enfrentarnos a la vez contra enemigos incompatibles ya sea por afinidades elementales o por divergencia de carácteres, se darán de tundas entre ellos y nosotros haremos de espectadores que además ganarán un buen número de puntos extra de todo tipo, más cuantiosas cantidades monetarias. Resulta divertido provocar este tipo de combates y descubrir dichas incompatibilidades, pero lo que resulta impagable de verdad es observar cómo se zurran unos bichos con otros.

Los vídeos presentan muy poca diferencia en cuanto a la calidad vista en el motor del juego. Son muy abundantes, factor que ha debido contribuir a que el juego se haya tenido que dividir en tres discos. Las toneladas de diálogos hablados son para quitarse el sombrero, si bien la voz de Shu parece demasiado adulta para la edad que tiene y la de Marumaro puede llegar a hacerse exasperante, de no ser porque el personaje inspira mucha ternura desde el momento en que le conoces.

"El arte de Akira Toriyama, las composiciones de Nobuo Uematsu y el sello de personal de Hironobu Sakaguchi son indiscutibles garantes de la calidad de la obra".

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Y para transmitirlo, esta vez no se ha valido de una historia enrevesada o de la épica recargada a la que nos pretenden acostumbrar últimamente el resto de juegos del género. Sin pretender nada más que entretener al jugador y sin caer en lecciones de moralidad, jugar a Blue Dragon y ver a través de los ojos de sus personajes llega a dar fuerzas para emprender un nuevo día. Sakaguchi lo ha vuelto ha hacer.

Y lo ha hecho gracias a un Sakaguchi que ha vuelto por la puerta grande. Su Blue Dragon no deja de ser un RPG a la vieja usanza, pero con un montón de añadidos a las posibilidades tradicionales que hacen que el juego sea una alternativa fresca al panorama actual del RPG japonés. La fórmula es matemática: combinando el talento de sus responsables y el buen hacer del estudio encargado de su desarrollo, Artoon, el RPG que pega más fuerte en la actualidad está destinado a llevarse muchos elogios.

"Xbox 360 ha recuperado algo el terreno perdido gracias a un Sakaguchi que ha vuelto por la puerta grande con su Blue Dragon".

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En cualquier caso, son muchas las incógnitas que todavía rodean a este Blue Dragon…¿Cuándo es la fecha definitiva para Europa? ¿Se confirmará como el mejor RPG del momento en Japón? ¿Se mantendrán al alza las ventas de Xbox360 por estos lares? ¿Cuánto habría vendido este juego hubiese sido programado en un principio para PS3?

El tiempo, como con todo en la vida, nos dará las respuestas. Muchas de ellas llegarán antes de lo esperado, sin embargo. Por lo pronto, os encomiamos a unas próximas impresiones del segundo título que Sakaguchi tiene en la recámara para el año que viene: el genial Lost Oddyssey que hemos podido probar en profundidad gracias a la demo distribuida por la revista Famitsu. Nos vemos en unos días.

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