Bullet Witch, Impresiones

Guerras, holocaustos, infecciones víricas, catástrofes naturales... la humanidad ha tenido que sufrir esto, y más, a lo largo de un periodo de bastantes años. A día de hoy, en pleno 2013, son pocos los humanos que aún consiguen salir adelante. Una misteriosa raza de demonios nos tiene frente a las cuerdas, y está dispuesta a borrarnos del mapa. Sólo Alicia, una preciosa y letal bruja, es capaz de frenar su avance y de dar un soplo de aire fresco a nuestra raza. Este es el inicio de Bullet Witch.

Desarrollado por Cavia, creadores de las dos entregas de la saga de PlayStation 2 Drakengard, Dragon Quest Yangus o Vampire Rain para Xbox 360, en este shooter en tercera persona controlaremos a una letal fémina en su misión por liberarnos de la opresión de una raza demoníaca. A unas semanas de su salida en EEUU os adelantamos nuestras impresiones finales con la versión nipona del juego a modo de recordatorio.

Una forma de salir adelante
La secuencia de introducción ya nos pone sobre aviso. Tras una serie de títulos que corresponden a las calamidades que año tras año han ido sacudiendo la tierra, llegamos a la actualidad, a 2013. Una multitud se encuentra apliada en una carretera mientras un grupo de demonios-humanoides con equipamiento de soldados se le avalanza. Más adelante, en un lugar abandonado, somos testigos de cómo huyen cuatro campesinos de un trío demoníaco. Mientras que tres de ellos son aniquilados a disparos por la espalda, el último sirve de entretenimiento al grupo hasta que acaban con él. En este momento los tres se percatan de la presencia de una preciosa joven...

Uno de los más impresionantes es una explosión de pétalos de rosas que finaliza con una transformación de éstos en lanzas afiladas que empalan a los monstruos cuando pasan por encima. Literal. No queda ahí la cosa, ya que otro de los especiales modifica completamente el entorno envolviéndolo en un torbellino de energía: coches, cajas, enemigos... lo arrastra todo a su paso, lo que demuestra el notable motor físico sobre el que se asienta el desarrollo.

Evidentemente nuestra joven Alicia usará puntos de magia y, claro está, serán limitados. Y como ya ocurría en Drakengard y empieza a ser común en el género, también podremos ir subiendo de nivel y asignando puntos de experiencia a las distintas habilidades, potenciándolas y mejorándolas según el caso.

No sólo encontramos magia, claro. El hecho de que Alicia no sea precisamente una Street Fighter la relega automáticamente al uso de las armas de fuego. La más importante es su Gun-Rod, una especie de bastón-ametralladora realmente letal. Pese a que no hemos podido verlos todos en este contacto, según progresemos conseguiremos un rifle de francotirador y hasta una recortada.

La cámara en cualquier caso se mantiene generalmente en una tercera persona. Lo máximo que podemos acercarla a nuestra joven es situándola sobre el hombro, al estilo Resident Evil 4, lo que sumará un punto de mira fijo que servirá de guía a la hora de disparar. Eso sí, mientras estemos en este estado podremos movernos, algo que estaba vetado en el cuarto capítulo de la saga de Capcom.

De hecho, mantiene el mismo esquema jugable que lleva implantado desde los clásicos de las recreativas de los 90: Matar enemigos, superar más enemigos y derrotar al final boss de turno. Estos por supuesto tienen sus debilidades, resistencias y patrón de ataque, y nos superarán tanto en número como en tamaño.

Gráficamente tampoco podemos hablar de un título redondo. Si bien cumple con el mínimo exigible, encontramos algunos aspectos deficientes que lo alejan sobremanera de los últimos juegos lanzados en el sistema e incluso de algunos de la primera hornada como precioso Kameo: Elements of Power. Los escenarios, si bien son relativamente amplios, carecen de detalle. Sólo son modificables con algunos especiales, lo que significa que si disparamos a un coche, por ejemplo, las ventanas se mantendrán intactas, sin reaccionar a nuestras balas.

Primera impresión
Bullet Witch promete, cuando menos, divertir al jugador gracias a su directa propuesta. No aspira a convertirse en un must-have, pero sí intentará, al menos, colocarse en un puesto destacado del género de la acción directa. Su protagonista -y sus curvas- se verán amoldadas además por unas posibilidades bastante amplias tanto físicas como mágicas, y un apartado técnico si bien no rompedor, al menos competente. Una BSO aceptable y un doblaje japonés destacable lo convierten en una título a seguir. Diversión directa y sin complicaciones, sin más. Atari lo traerá a lo largo de 2007, así que sólo queda esperar.