La llegada de los conejos

Y es que la alocada filosofía de Rayman Raving Rabbids lo convierte al instante en uno de esos juegos con los que disfrutar en compañía, un party game en toda regla. Aunque se aleja totalmente del habitual género de plataformas en el que se mueve el personaje, el paso a los minijuegos trae una brisa de aire fresco a la serie, a la vez que introduce perfectamente a los nuevos secundarios. Los divertidos conejos acaban siendo los protagonistas indiscutibles de esta enorme sucesión de pequeñas pruebas.

Pese a resultar una versión teóricamente inferior a la de Wii, la máquina de Sony consigue un acabado visual sólido y colorista, aunque algo inestable en cuanto a tasa de imágenes por segundo. El diseño de los conejos es muy variado y plagado de toques humorísticos, lo que junto a los sólidos fondos nos otorga un repertorio visual más que notable. Los diferentes minijuegos disponen de entornos totalmente diferenciados unos de otros, caracterizados a la prueba en concreto. Destacan por encima de la media los niveles de corte FPS, aunque con movimiento fijo. El trabajo de inmersión que se ha logrado es encomiable, sobre todo tratándose de un conjunto de minijuegos dentro de la amplia selección de este nuevo Rayman.

Dentro del apartado de audio destacan de nuevo los excéntricos conejos, con sus infinitas variaciones de chillidos. Todo el tiempo que pasemos en el improvisado coliseo estaremos rodeados de una multidud de ruidosos conejos que no pararán de berrear y chillar. Durante los minijuegos, la aparición de la música resulta clave para que no lleguemos a odiar los sonidos producidos por nuestros secuestradores. En la banda sonora encontramos predominancia de temas movidos, muy acordes con el elevado ritmo de la mayoría de pruebas, así como con su ambientación. Como nota curiosa, el Misirlou de Dick Dale sonará en las escenas más frenéticas, dando un toque curioso pero que combina perfectamente con la ajetreada mecánica.

La música licenciada no se limita a la archiconocida canción de Pulp Fiction, si no que se incorporan algunos temas como Girls Just Want to Have Fun, de Cindy Laupher, o la mítica La Bamba, ambas berreadas  por los conejos en la prueba de baile. La versión conejil de estos temas es totalmente desternillante, y repleta de distintos tipos de chillidos que se ajustan a los tonos de cada una de las melodías de forma sorprendentemente fiel. Se echa en falta una mayor variedad de pistas de renombre, aunque teniendo en cuenta que se trata de uno de los múltiples minijuegos, la selección es más que suficiente.



Jugabilidad

Como ejemplo de cara a ilustrar las diferencias de control podemos tomar la prueba en que rayman debe ir corriendo a entregar una bomba antes de que explote. Mientras que en Wii ganábamos velocidad agitando a toda pastilla el wiimote y el nunchuck, en PS2 serán los analógicos los que deberemos ir alternando cuanto más rápido mejor de cara a que el personaje se mueva deprisa. Otro ejemplo claro es el lanzamiento de vaca, donde debíamos hacer circulos con el mando, mientras que en la consola de Sony esto se resuelve realizando la rotación del analógico izquierdo al máximo de revoluciones posibles.

Cabe mencionar que no hay variación en cuanto a pruebas respecto a la versión para Wii, por lo que podemos disfrutar de las más hilarantes situaciones, como ver a Rayman bailando rodeado de conejos. Para darle algo mas de sabor al apartado jugable, podremos ir cambiando el vestuario de nuestro protagonista, así como decorando su celda mediante diversos accesorios. De nuevo, será nuestro avance por las diferentes pruebas del juego el que nos marque el ritmo de aparición de estos nuevos complementos. Si os habíais preguntado alguna vez que tal luciría nuestro carismático personaje vestido de viejecita, podréis obtener la respuesta en Raving Rabbids.