Arco, espada, magia y dragón

Casi un mes antes del estreno de la película, el videojuego de Eragon nos da la grata sorpresa de llegar ya a nuestras tiendas. Basados en el libro de Christopher Paolini, la película y el videojuego recrearán fielmente un universo parecido al de Tolkien aunque con una historia diferente a la vez que muy apasionante. Nada más ver la temática, los personajes y la ambientación no podemos evitar recordar al que es considerado padre de la literatura fantástica, pero eso no debe engañarnos, pues nos encontramos ante un argumento radicalmente distinto y con muchos alicientes positivos.

Eragon es un chico de 15 años que por sorpresa se encuentra una extraña piedra preciosa azul en el bosque. Pronto descubre que la extraordinaria gema es algo más, el huevo de un poderoso dragón. Tras entablar una rápida amistad, ambos comienzan un largo viaje hacia tierras lejanas para poder combatir al mal que amenaza todo su mundo y salvar a algunos amigos. Aquí empieza la aventura, aquí empieza la diversión. 

Infinidad de batallas nos aguardan en todos estos sitios, pero Eragon puede con todo. La espada será el arma básica aunque continuamente haremos uso, de manera totalmente táctil, del arco y la magia en los combates multitudinarios en los que no nos interese meternos en el corazón de la batalla simplemente por superioridad numérica o forzuda del enemigo. En bastantes ocasiones, nuestro amigo volador nos echará una pata ayudándonos a sobrevolar grandes agujeros, golpeando a enemigos o derribando obstáculos.

Bien, ya tenemos a Eragon en movimiento pero, ¿qué pasa con el dragón Saphira? Entre la aventura principal y los diálogos y secuencias de vídeo se intercalarán cada ciertos avances unos sencillos minijuegos que nos permitirán llevar al escamoso azulado junto a su inseparable amigo. Esto hace que el juego gane en variedad además de ser un interesante extra a desbloquear con el que podremos batir nuestro propio récord en diferentes niveles de dificultad.

Sonoramente las cosas se tuercen un poco. Las melodías diferentes pero que acaban por repetirse demasiado, unos efectos de sonido regulares y que apenas pueden superponerse unos a otros, y la considerable sencillez de estilos e instrumentos hacen que el apartado sonoro no pase de resultar simplemente suficiente.

Las cámaras, por su parte, se mueven y controlan a la perfección. Los menús son claros y muy útiles, y la información de inventario, salud, magia, armas y mapa siempre estará accesible en la pantalla inferior para, de manera táctil, hacer uso de lo que necesitemos. Nuestro personaje y la acción quedan, por tanto, en la pantalla superior.

A lo largo de la aventura iremos aprendiendo nuevos hechizos con los que aniquilar a nuestros enemigos y avanzar por los irregulares escenarios. Estos hechizos van desde petrificar a lanzar rayos, y para usarlos deberemos dibujar con el Stylus rápidamente en la pantalla táctil un símbolo determinado. A continuación aparecerá un círculo con ese hechizo el cual debemos coger y lanzar en la dirección en que se encuentre nuestro objetivo. Sin duda alguna, deleite jugable en estado puro.

Uno de los aspectos que quizá se debería haber pulido un poco más es todo lo referente a la subida de nivel. Con la experiencia iremos obteniendo nuevos combos de espada, más potencia de magia y más capacidad de flechas para nuestro arco. Las barras de salud y magia aumentarán a medida que vayamos recogiendo unos objetos escondidos en el escenario y los enemigos. Además, cada cierto tiempo cambiaremos de espada y deberemos aprender de nuevo las habilidades disponibles.

Como ya hemos comentado anteriormente, para llevar al dragón hasta Eragon deberemos superar algunos sencillos minijuegos. Para empezar nos encontraremos con el ya típico vuelo en el que atravesar unos aros voladores. También hay otro en el que debemos realizar los trazos indicados a una velocidad frenética. En fin, un poco de agradable variedad a lo largo de la aventura central.

Pero como todo juego, Eragon también tiene sus errores. Podríamos estar hablando de un título impresionante si no fuera por una gran tara principalmente: la pobre inteligencia artificial de los enemigos, los cuales, por ejemplo, ni se moverán si les disparamos flechas desde relativamente cerca. Asimismo cada tipo de monstruo hará siempre lo mismo a lo largo de todo el juego resultando muy predecibles bastante fáciles de matar. Esto, sumado a una duración mediana, hace que el título pierda bastante fuerza y con ello calidad.

Los escenarios se entrelazan con la historia, la cual está contada con unos dibujos y diálogos de apreciable estética. No hay tiempos de carga, ni cambios de nivel extremadamente marcados. Todo el juego nos dará la sensación de ser un gran viaje continuo, aunque a veces se pierda este realismo debido a fuertes cortes en la acción o a los minijuegos propuestos por Saphira. 

A pesar de no tener modo multijugador, una vez acabada la principal aventura de Eragon podremos seguir jugándolo ya que resulta un título perfectamente rejugable, pues para terminarlo al cien por cien deberemos desbloquear algunos extras como los minijuegos del dragón o una galería de imágenes con bocetos de los personajes y los bellos escenarios principales.