El Padrino
- PlataformaPC73607
- GéneroAcción
- DesarrolladorEA Redwood Shores
- Lanzamiento24/03/2006 (PC)20/09/2006 (360)
- EditorElectronic Arts
Don Vito... son sólo negocios
La versión digital de la película de Puzzo y Coppola se presenta por fin tras su importante retraso. Como un muchacho que acude a Don Vito en busca de vendetta, recorreremos el violento Nueva York de la Cosa Nostra bajo el regazo de los Corleone ¿Honrará el nombre de la familia?
Electronic Arts se juega mucho con El Padrino. Y no sólo en cuanto a prestigio. El presupuesto que la compañía ha invertido en su producción se estima en más de 20 millones de dólares según informa el Financial Times. Una cifra que sumada a otros necesarios gastos como la publicidad, precisa de muy buenas ventas para amortizarse y recoger beneficios.
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Éste es un título tan importante que tras su anunciado retraso a finales del pasado año las acciones de su editora cayeron un 5%, lo que supuso una reducción del valor de EA en bolsa de unos 800 millones de dólares. David De Martini, productor, justificaba el cambio de fecha debido a "unos ajustes absolutamente necesarios" en el título a pesar de las pérdidas millonarias que éstos habían generado a la compañia.
El pasado viernes El Padrino salió al mercado en un lanzamiento simultáneo en Estados Unidos y Europa en versiones para PC, PS2 y Xbox -todavía se necesita más tiempo para las de PSP y 360-, flanqueado por una de las campañas de publicidad mejor ejecutadas que esta industria ha podido contemplar. Tras el fin de semana el videojuego copa los puestos de privilegio de listas de ventas de varios mayoristas.
Parece que la fiel representación digital de la Nueva York de la Cosa Nostra que retrató Mario Puzzo en su novela y Ford Coppola convirtió en una de las mejores películas de todos los tiempos está consiguiendo el respaldo de los seguidores de la familia Corleone. Y es que el videojuego de El Padrino tiene su baza más importante en el aprovechamiento que hace de la licencia original. Compartir ajustes de cuentas, tiroteos o recaudaciones con Luca Brasi, Clemenza o Sonny, reunirse con Tom Hagen, el consigliere, y cómo no, escuchar las sabias y profundas palabras del padrino Don Vito Corleone es para muchos fans un sueño hecho realidad.
Aún así, sigue habiendo ausencias importantes. Al Pacino, figura central de la trilogía, declinó implicarse en el juego, prohibiendo la utilización de su imagen y voz. Coppola por su parte arremetió contra el título al que calificó de "uso incorrecto de la película" en lo que parece más una rabieta por haberse quedado fuera que una crítica constructiva. Mientras que Pacino ha sido eliminado y el personaje de Michael Corleone se basa en el descrito por Puzzo, para nutrir el guión se contrató a un experto en la materia, Mark Winegardner, novelista autor de "El Padrino, El regreso", un libro que narra acontecimientos posteriores a los incluídos en la trilogía.
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No obstante otros actores clave en las películas cedieron su imagen y prestaron su voz para las nuevas líneas de diálogo que debían añadirse a la historia. El inconmensurable Marlon Brando, en el que fue su último trabajo en vida, publicado de forma póstuma, interprentando a Don Vito Corleone, James Caan como Santino 'Sonny' Corleone, Robert Duvall como Tom Hagen y el menos conocido Abe Vigoda como Salvatore 'Sally' Tessio.
Las voces originales de estos actores, especialmente las de Brando -en el aire durante bastante tiempo por la baja calidad de su grabación-, son el gran reclamo de la versión original del título. En la edición española la interpretación es aceptable, aunque no se ha contado con las voces de los dobladores de El Padrino al castellano, algo que habría sido justo. Por otro lado se han incluído 25 cortes de escenas extraídas directamente de la película, que se irán desbloqueando progresivamente y que se mantienen en versión original con subítulos en castellano.
En cuanto a la caracterización de los protagonistas, el resultado es bastante discreto. Su representación digital no les hace demasiada justicia, especialmente por la expresión facial, rígida, y los modelados toscos en los que las reacciones físicas del pelo u otros complementos del vestuario son inexistentes. En PC la nitidez de las texturas es mayor que en consolas, también se mejora la distintancia de dibujado y las siluetas de los personajes, que en PS2 muestran imperfecciones.
El usuario, como un joven huérfano cuyo padre es asesinado cruentamente en un ajuste de cuentas orquestado por la familia Barzini, recibirá el abrazo de los Corleone al cumplir la mayoría de edad, integrándose en el día a día de una de las cinco familias mafiosas más poderosas de Nueva York. El objetivo del juego, convertirse en el capo di capi -en el Don de toda NYC- se desarrolla en la década siguiente, de 1945 a 1955, a lo largo de una amplia sucesión de misiones principales y otras secundarias, de menor entidad, con un sistema de juego que intenta unir las virtudes de dos pesos pesados del género como Grand Theft Auto y Mafia, junto con el carisma de los personajes de Puzzo.
Un detalle interesante que se ha introducido en el chico es la posibilidad de personalizarlo antes de comenzar, modificando para ello una gran cantidad de parámetros -más de 40 distintos- que afectarán a los rasgos faciales mediante una herramienta bautizada como 'Mobface' -cara de gángster-. También podrán hacerse cambios en la complexión, aunque obligadamente tendrá que ser un varón de raza caucásica.
A lo largo de todos esos años y a medida que la Cosa Nostra vaya curtiendo a Aldo, el protagonista, éste desarrollará sus habilidades conforme se gana el respeto de sus semejantes y va convirtiéndose en una eminente figura mafiosa. Los puntos de experiencia pueden distribuirse a voluntad del jugador, eligiendo qué habilidades -pelear, disparar, salud, velocidad o habilidad callejera- desea potenciar antes, llegando hasta 10 niveles cada una. A lo largo de la aventura y una vez manejemos una cifra aceptable de dólares, podremos ampliar nuestro fondo de armario comprando una surtida variedad de vestuario y otros complementos -trajes, camisas, pantalones, zapatos, chalecos, abrigos, sombreros, gafas, etc-.
En cuanto a la ambientación, la Nueva York virtual de los años 40 que se ha recreado peca de sobria y vacía, aunque mantiene sus zonas emblemáticas como Manhattan, Brooklyn, Nueva Jersey, Little Italy o Hell's Kitchen con sus respectivas diferencias y mobiliario urbano. En exteriores el nivel no deja de ser aceptable, pero éste baja hasta lo monótono, vacío y clónico en los interiores. Por otro lado, los momentos cumbre de la película se han intentado recrear y conectar con el videojuego, pero se falla de forma clara, alterando el guión original la mayoría de las veces.
En la música encontraremos varias de las composiciones que salieron de la batuta del genial Nino Rota, tres en total incluyendo el tema principal de la película con sus magistrales violines -fantásticamente utilizado por EA en la cinematográfica presentación del juego- y el Vals de El Padrino. El resto de canciones siguen el estilo del maestro lombardo, aunque se han compuesto por otros músicos entre los que encontramos a Bill Conti -Rocky, Karate Kid- o Ashley Irwin.
A partir de este punto es cuando El Padrino comienza a asumir peligrosamente la mecánica que hace cuatro años pudo verse con Mafia, junto a elementos más novedosos que ha ido incorporando la serie Grand Theft Auto. Su jugabilidad no contiene retos que sorprendan, ni que resulten frescos. Tan sólo pequeños destellos bien introducidos le salvan de ser un clon descarado de los dos referentes del género. Aún así, la sensación de estar ante algo que ya se ha visto antes permanece durante la mayor parte de la experiencia de juego.
Entre la aportación propia que El Padrino añade al género encontramos la extorsión, con la que los comerciantes de nuestro barrio nos pagarán una cantidad en concepto de protección. Pero antes de ello habrá que negociar. No todos los tenderos aceptan estar salvaguardados por los Corleone, y ante eso tendremos que intimidarles -destrozándoles la tienda, golpeándoles o dando una paliza a sus clientes- hasta que la barra de presión alcance el punto marcado. Cada persona tiene un nivel distinto, si lo sobrepasamos, se volverán contra nosotros, pero si nos mantenemos cerca del límite, pagarán fuertes sumas por nuestra protección.
Los tinglados -como se ha bautizado a los negocios ocultos tras tapaderas- son otro punto interesante. Tras ellos se ocultan burdeles -cuyas prostitutas no tienen función alguna-, juego, licores, diamantes o armas. Controlarlos será otra fuente de ingresos muy a tener en cuenta. Interrogar al jefe de un tinglado puede llevarnos a otro mayor e incluso al almacén principal, al que podemos llegar de la misma manera interceptando camiones de reparto.
Las guerras entre familias también se ha reflejado en El Padrino. Si en nuestras acciones arremetemos en exceso contra los intereses de las otras 5 familias rivales, acabarán ofendiéndose y pidiendo vendetta. Esto desembocará en ataques contra las propiedades de los Corleone y sobre nuestra integridad misma, con lo que tendremos muy difícil pisar siquiera su territorio.
Para zanjar la disputa podemos utilizar la fuerza bruta, con la confrontación directa, u optar por la diplomacia, sobornando a un agente del FBI que utilizará el diálogo en intermediación nuestra.Con la policia sucede algo parecido. Podremos cometer una cierta cantidad de delitos en un barrio determinado antes de que los agentes se nos echen encima. Para evitarlo, utilizaremos el soborno, que nos permitirá campar a nuestras anchas mientras la policía hace la vista gorda.
El control -con el esquema habitual en el género- adopta un manejo peculiar en cuanto se activa el combate; siguiendo lo que otros juegos como Cuestión de Honor ya mostraron, los ataques recaen sobre el analógico derecho, que a base de moverlo en las distintas direcciones permitirá al personaje realizar golpes distintos. Es idéntico a lo que ya vimos en anteriore versiones del título, sin grandes novedades en términos de jugabilidad.
Para las armas de fuego se utiliza un sistema de puntería dual, automático o manual según nos convenga. En el primero cambiaremos de objetivo pulsando uno de los gatillos, eligiendo la CPU cuál de los enemigos es más prioritario poner bajo el cañón de nuestro arma. Eso sería en la teoría, en la práctica el sistema no deja de tener errores frecuentes que nos llevarán a apuntar al enemigo más inocuo, descuidando los más cercanos.
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Existen unos movimientos finales en el combate cuerpo a cuerpo, ejecuciones, que podremos emplear para rematar a los rivales de una forma despiadada. Disparar a una víctima de rodillas, estrangular, emupujar al vacío o atropellar serán algunos de ellos, todos -unos 25- muy al estilo de la mafia. En cuestión de armamento tendremos armas contundentes, de filo, de la más diversa índole -cuestión de improvisar- y de fuego. En éstas se pueden encontrar pistolas, ametralladoras, escopetas y otras de carácter especial -Dilinger, Magnum, Tommy-. Podremos comprar mejoras, así como armas nuevas, aunque el precio no es muy asequible. Por cierto, las reacciones de la IA de los enemigos son con diferencia una de las peores lacras del título -su comportamiento en los tiroteos roza lo absurdo-.
El componente vehículos de El Padrino es bastante reducido en comparación con lo que dá de sí una ambientación contemporánea. El número de diseños es muy limitado, aunque existen diferencias considerables entre los coches. La conducción es rápida, al contrario que el flujo de tráfico normal, que es espesamente lento, y el manejo bastante preciso aunque tenemos una probabilidad muy alta de colisionar por la citada lentitud del resto de vehículos.
El juego peca de ser breve, muy breve, en comparación con el resto de títulos del género. Las misiones principales pueden completarse en apenas 10-12 horas, mientras que si decidimos realizar todas las secundarias, con las búsquedas paralelas y los retos como los robos de bancos, desbloquear todos los trajes o el nivel máximo de todas las habilidades, la experiencia puede elevarse hasta las 25 o incluso las 50, según cómo disfrute cada usuario del título.
El título goza, además, de misiones adicionales, que alargan la vida del título aunque sea levemente; la inteligencia artificial está ligeramente mejorada, y ahora podremos llevar a compañeros con nosotros, así como sobornar a policías corruptos para que nos ayuden en nuestras acciones delictivas. El uso de Xbox Live será bastante limitado, reducido a rankings, pero el principal atractivo estará en los logros del juego, que se encuentran muy bien distribuídos a lo largo de la aventura, convirtiéndose en un reto llegar a conseguirlos todos.
Aunque estemos ante la mejor versión de El Padrino, tampoco llega a destacar especialmente en la nueva generación, y los extras añadidos saben, la verdad, bastante a poco. A pesar de todo, se agradecen las molestias de EA de retrasar el título para que este resulte más acorde con lo que es capaz de ofrecer la máquina de Microsoft, aunque todavía les queda mucho por explotar de Xbox 360 para conseguir un título verdaderamente rompedor.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.