Un rompe-ladrillos de hoy

Para un perro viejo en esto del software de entretenimiento, observar el catálogo de programas para PC puede parecer a veces del todo frustrante. Juegos de acción en primera persona por doquier, estrategia bélica hasta en la sopa y poco, muy poco más. La alarmante sequía de ideas en el mundo de los compatibles hace añorar otros tiempos en los que los ordenadores personales lucían un catálogo que bien podía compararse con el de las videoconsolas en lo que a variedad de géneros se refiere.

Justo cuando en términos de jugabilidad nos encontramos estableciendo en más de un sentido una fina pero progresiva línea trazada hacia los viejos tiempos (no hay más que ver el notable número de recopilaciones de arcades clásicos que han surgido últimamente), notamos una importante confrontación entre los jugones que prefieren la implantación radical de las últimas tecnologías ante aquellos que se inclinan ante la más pura esencia de la jugabilidad, a la antigua usanza.

Nurium Games, una joven empresa desarrolladora afincada en Barcelona, ha demostrado que, con tesón y talento, se puede aunar de manera fantástica las más modernas demostraciones tecnológicas 2D con una capacidad de divertir a la altura de los más grandes arcades de la historia. Para más inri, el mérito es de una sola persona, Félix Casablancas (del que puedes leer aquí la interesante entrevista que le realizamos), que ha sido capaz él sólo de plasmar en unos pocos megas más diversión que en muchos de los más recientes triples A.

Asumiendo la metodología lúdica del breakout más conocido, el sin par Arkanoid, BreakQuest adorna los viejos vicios rompeladrillos con todo tipo de virguerías audiovisuales, actualizando el concepto sin alejarse en demasía de la temática original. BreakQuest añade multitud de efectos, una sensacional simulación física para los objetos del juego y un estilo artístico digno de mención. Y todo esto sin citar la impresionante banda sonora, compuesta por los míticos Maniacs of Noise, toda una referencia para aquellos que en su día disfrutasen de las melodías de clásicos míticos como Stormlord, Cybernoid o Golden Axe en el añorado Commodore 64.

Con todo, BreakQuest es toda una aventura comercial de lo más peregrina. Nurium Games ha lanzado su obra prima a través de canales poco convencionales, vendiéndose única y exclusivamente a través su web en internet. Como su creador cita, él mismo no se imagina a ninguna distribuidora actual interesada en vender una nueva y mejorada versión de Arkanoid... Y es que, por muy notable que sea el programa, las grandes compañías (que no las compañías grandes) solo tienen espacio para las grandes producciones con presupuestos millonarios y bump-maping por doquier. Ellos se lo pierden...

g r á f i c o s
Con BreakQuest, Nurium Games ha conseguido algo más que buenos gráficos. Es un arcade que basa todo su peso en la jugabilidad, y es algo que queda más que demostrado tras la primera partida. Lo cual no quita que, a nivel visual, este rompeladrillos sea especialmente atractivo.

BreakQuest vuelve, por así decirlo, a los tiempos del Amiga. Por supuesto, la resolución gráfica es algo más alta que la habitual en los juegos del ordenador de Commodore, manteniendo unos aceptables 640x480 puntos. Pero la esencia de todos y cada uno de los elementos del juego parece deudora de desarrolladores míticos como los Bitmap Brothers, plasmando un estilo propio eficaz y con carisma.

Uno de los protagonistas en materia gráfica es, sin duda, el abrumador colorido. Ladrillos multicolor, escenarios de todas las tonalidades, partículas luminosas a tutiplén... La obra de Nurium llega a la pantalla de mil y una formas, pero siempre con la premisa de ir subiendo el listón nivel a nivel. En cierto modo, el dispar diseño de cada stage, cada una con su personalidad, varía sobremanera la identidad del programa. Nos encontraremos con homenajes a Space Invaders (impagable matar marcianitos con la bola),  Asteroids (sustituyendo a los ladrillos los populares meteoritos) y a toda una trouppe de arcades clásicos donde, por supuesto, Arkanoid también es reverenciado, transportándonos por momentos al interior de estos juegazos. Pero en conjunto, la uniformidad de BreakQuest es tan evidente como la creatividad con la que han sido diseñadas las más de cien fases.

El juego de Nurium también hace gala de algunos efectos visuales que sorprenden gratamente. A día de hoy es complicado hacer algo llamativo trabajando con gráficos bidimensionales, pero BreakQuest consigue sorprender a propios y extraños. Se han programado preciosas explosiones multicolor, partículas que surgen de forma espectacular, efectos tipo bengala sensacionales... BreakQuest, en todo su apartado técnico, es muy, muy respetable. Y si bien sorprende por sus sobresalientes detallitos, donde de verdad destaca es en la aplicación de la física en todos y cada uno de sus elementos.

Y es que la bola reacciona a nuestra nave de formas más que verosímiles, los 'enemigos' hacen lo propio a base de bolazos, algunos 'ladrillos' representados por vectores responden a todo lo que rodea la pantalla... Digamos que esta implantación de la física en los objetos del juego responde a un patrón jugable planteado genialmente, pero de cara a la galería es casi mejor aún.

En definitiva, BreakQuest es toda una golosina para la vista. Hay que decir que, cuando la pantalla se puebla de bolas, enemigos y ladrillos puede confundir y despistar a más de uno, pero no se puede negar la belleza plástica del diseño, la claridad de los gráficos y la sencilla genialidad del conjunto. Sin 3D, sin texturas bestias y sin motores de renombre, hala.

s o n i d o
Para empezar, decir que los fx son sensacionales. Han sido genialmente escogidos, con variedad y mostrando contundencia cuando lo requiere la situación. Sobresaliente en este sentido. Pero para rematar la faena, en términos de sonido, hablar de la banda sonora de BreakQuest es hablar de todo un equipo clásico dentro del pequeño gran mundo que es el de los videojuegos: los Maniacs of Noise.

Responsables de alegrar los oídos de más de un usuario de las máquinas de Commodore, los Maniacs of Noise recuperan para BreakQuest un estilo musical digno de la época del Amiga (para muchos una etapa insuperable musicalmente hablando, con gente como los propios Maniacs of Noise, Chris Hülsbeck o David Whitaker). Cada stage contará con su propia melodía, reforzando así la personalidad de cada pantalla. Dentro del estilo propio de los Maniacs of Noise (Jeroen Tel, Thomas Mogensen y Thomas Egeskov), el repertorio de composiciones reparte en iguales proporciones cantidad y calidad.

BreakQuest hace gala de melodías que van desde el tecno más radical hasta otras al más puro estilo new age, adaptándose cada estilo a la temática de las distintas fases. Lo mejor de todo es que la excelsa calidad de todas y cada una de las composiciones acaban convirtiéndose en un aliciente más para pasar cada fase del juego en pos de ver qué tal suena la siguiente ronda. Dicho sea de paso, Nurium Games ha conseguido contratando a los Maniacs of Noise que, por primera vez en mucho tiempo, un servidor se vea atrapado por las ganas de escuchar más y más músicas en un mismo juego.

Como podéis ver, pocas pegas se le puede poner al apartado sonoro. Notables efectos y maravillosa banda sonora... ¿alguien da más?

a r g u m e n t o
Aunque parezca mentira, BreakQuest tiene guión y todo. Surrealista, por supuesto, pero está ahí, para goce y disfrute de todos aquellos que quieran justificar el romper cosas a base de bolazos.

Y es que, según nos cuenta el juego, la cosa va de que las diabólicas cabezas pensantes de 'Azimut Total Business' tratan de controlar a los seres humanos a través de la televisión (como Globo Media, más o menos). Nosotros, con una de las naves que elijamos, estaremos obligados a ir recolectando las llaves que derrocarán a los malvados.

j u g a b i l i d a d
No es que aquí en Meristation tengamos por costumbre el introducirnos en la cabeza de los jugones del mundo y poner en sus bocas nuestras palabras, pero el que esto suscribe casi podría asegurar que más de un usuario de PC juzgará BreakQuest ante todo por su carencia de polígonos texturizados... O lo tachará de arcaico y poco adecuado para nuestros días por pertenecer a un género que nació prácticamente con el mundo de los videojuegos y que, curiosamente, resulta tanto o más divertido que muchos de los que acucian de forma bárbara el catálogo para compatibles.

Ocurre que BreakQuest hace gala de un concepto de juego tan simple y sencillo como es el hacer rebotar una pelota con nuestra nave, impedir que salga por la parte inferior de la pantalla y, para pasar de fase, acabar con todos los elementos requeridos para tal fin. Algo así como ya hiciera hace dos décadas el clásico Arkanoid de Taito. Un simple 'rompe-ladrillos', vaya... sólo que BreakQuest recicla la simpleza de Arkanoid inundando su metodología lúdica mediante innumerables detalles, tanto audiovisuales como a nivel jugable.

Para empezar, el diseño de cada pantalla no solo convierte las fases en un audaz ejercicio de diseño, sino que ofrecen al jugador un reto particularmente diferenciado que ofrece variedad dentro de un género aparentemente cerrado. En lugar de destruir ladrillos una y otra vez, nos veremos machacando a los marcianitos de Space Invaders, limpiando una mesa de pinball o practicar con nuestra sofisticada pelota en una bolera. Es por ello que tendremos que variar sustancialmente la estrategia en cada pantalla para adaptarnos al entorno.

Por otro lado, BreakQuest da un golpe de efecto dando al jugador la oportunidad de controlar hasta cierto punto los locos rebotes, con una habilidad en la que nuestra nave-raqueta ejerce una especie de atracción magnética sobre la bola que varía la trayectoria para acercarla a nosotros. Con ello el juego gana más en su componente estratégico, ofreciendo alucinantes posibilidades y huyendo más aún de la posible monotonía que pueden conllevar algunos rebotes horizontales que no llevan a ningún sitio.

Y hablando de rebotes, Nurium Games ha implantado en todos y cada uno de los elementos del juego una física de lo más realista, que afecta sobremanera a la acción. Es por ello que la bola reacciona de forma natural con respecto a nuestra nave y nuestros movimientos, así como con los múltiples objetos móviles de la pantalla. En algunos niveles también seremos testigos de objetos realizados con vectores que también acogen las bondades del motor físico, con más espectacularidad si cabe.

Aparte de la bola, para acabar con los 'ladrillos' dispondremos de multitud de armas y poderes varios. A través de las cien fases de BreakQuest, irán apareciendo unas nueve armas que nos facilitarán las cosas en nuestro periplo, cayendo hacia nosotros en forma de cápsulas de colores. Pero ojo, también harán lo propio otras tantas cuyos efectos serán a todas luces perniciosos para nuestra pequeña nave. Así que nos tendremos que centrar en pillar poderes tales como el agrandar nuestro campo de rebote (la raqueta, vamos), cargarnos de misiles o limpiar el escenario a base de ametralladora.

BreakQuest no es un juego difícil, pero tampoco es coser y cantar. Ofrece un reto considerable que puede resultar incluso obsceno para aquellos poco acostumbrados a los arcades de antaño, pero por lo menos permite la posibilidad de ir grabando nuestros avances, dejándonos jugar siempre en cualquiera de las fases que hayamos finalizado anteriormente. También, en alguno de sus modos, es altamente configurable, siendo así un título capaz de adaptarse a todo tipo de público.

Si acaso, en términos de jugabilidad sólo se le podría achacar lo confusa que puede llegar a ponerse la acción cuando la pantalla se inunda de objetos. Una gran profusión de enemigos, partículas y bolas múltiples puede provocar más de un despiste que puede llevar a conllevar la pérdida de una vida. Con todo, el ojo entrenado será prácticamente inmune a este detalle.

Por lo demás, BreakQuest es un arcade sensacional, de lo más adictivo que hemos tenido el placer de llevarnos a las manos últimamente. Atractivo a nivel visual, fabuloso de cara al oído y viciante a más no poder. Sin duda, el mejor 'Breakout' de todos los tiempos, tanto para PC como para Mac.

· Imbatible jugabilidad de la vieja escuela.
· Buenos efectos gráficos.
· La física.
· Banda sonora de los míticos Maniacs of Noise.