Aunque nos ocurre a menudo, siempre sorprende ver lo rápido que pasa el tiempo cuando miramos hacia atrás, todo lo que ha cambiado en ese periodo. Seguramente los fundadores de Campus Party han debido de replantearse esto decenas de veces a lo largo de la semana, van ya diez celebraciones, desde aquella 'pequeña' reunión de amigos en Benalmádena y las cosas han cambiado mucho.
Pero no sólo la organización se lo plantea, los más veteranos, que llevamos ya unas cuantas a las espaldas, también podemos hacer recuento fácilmente, y vemos con facilidad la tremenda evolución de este evento que supera ya el alcance nacional, un evento que sorprende fuera de nuestras fronteras y que se ha convertido en todo un referente.
Sin duda comparar esta edición con aquella lejana Campus de 2000, la primera que se celebró en Valencia, parecería injusto, pero todo lo contrario. Durante todos estos años, independientemente del lugar de celebración o los inconvenientes que hayan podido surgir, dentro de la party, los asistentes consiguen crear durante una semana una pequeña ciudad, alrededor de la cual ha crecido una microcultura que sólo los asistentes conocen. Es la cultura del '¡patxi!', el grito de guerra por excelencia, la cultura del 'tio de la trompeta'. Y es que en este aspecto la Campus no ha cambiado en todo este tiempo, nació con unas intenciones claras y las ha llevado a cabo año tras año, ha conseguido montar una auténtica fiesta tecnológica donde tienen cabida temas, en principio dispares, como la robótica, los juegos y la astronomía.
Pero aunque el espíritu haya permanecido, obviamente las formas han cambiado. Actualmente la ubicación de Campus Party es muy superior a las anteriores. La Feria de Valencia proporciona espacio suficiente incluso para seguir creciendo y ofrece comodidades que los más veteranos seremos capaces de apreciar durante mucho tiempo.
Los contenidos también han evolucionado. Las competiciones del área de juegos son auténticos torneos de altísimo nivel con premios más que atractivos, son también el pasaporte a estadios superiores, la antesala de competiciones internacionales que se consolidan, año tras año, junto con la profesionalización de los jugadores que están cerca de convertirse en auténticos deportistas de élite.
En cuanto a las actividades relacionadas con los videojuegos, más que una evolución lo que ha ocurrido ha sido un salto de record mundial. Sony marcó el camino a seguir, animó a los asistentes a coger su consola y llevarla consigo y, tan importante como eso, trajo a gente del mundillo a la Party, poniendo la primera piedra para convertirla en una pequeña feria del videojuego. Este año la asistencia de Frank Pearce, de Blizzard, la presentación de novedades de Xbox 360 o la muestra de nuevos proyectos de Digital Legends, han puesto a la Campus Party en el punto de mira de la actualidad.
Sin embargo, pese a esta gran mejoría, tal vez se esperaba mucho de este décimo aniversario. En la práctica la semana ha transcurrido sin muchos cambios para la mayoría de la gente, que no ha querido, o no ha podido, implicarse con las actividades de este año. Quizás no se ha sabido aprovechar todo lo que la Campus podía ofrecerles, por ello es tarea de la organización plantearse para el año que viene cómo informar, promocionar o publicitar sus contenidos para así implicar más a la gente, hacerles ver todo lo que un evento de estas característias puede ofrecerles.
Es posible que un paso sea hacer sentir al campusero que está dentro de algo grande. Este año sólo se ha montado un escenario en el pabellón 1, alejado de los otros dos pabellones de participantes, además de por la distancia, alejados también por la arquitectura del recinto ferial que hace dar rodeos para pasar entre pabellones. Un escenario alejado hace que sólo se acuda para lo más señalado como las finales de PES o Counter Strike, eso unido a una ceremonia de apertura un tanto fría, sin intervención de ningún organizador, posiblemente hizo que los asistentes no se integraran tanto en el evento como otros años. Y de nuevo se ha repetido el mismo error que el año pasado: encontrar el lugar de celebración de conferencias y presentaciones ha sido tarea imposible las primeras veces. Algunas de ellas no han recibido mucha atención porque tampoco se han publicitado por megafonía o no quedaba claro dónde se celebraban.
La gente que asiste a Campus Party debe también tomar conciencia de que va a tomar parte en uno de los acontecimientos más importantes de España y que debe colaborar si quieren que siga siendo así. Hay muchas actividades, muchos talleres, a los que asisten únicamente del orden de 50 personas, lo que supone apenas un 1% de los asistentes.
En cualquier caso, volviendo al vista atrás, recordando lo malo, lo bueno y lo mejor de esta Campus, hay algo en lo que seguro que todos coincidimos, parace que fue ayer cuando estábamos descargando...
Esta es una opinión puntual del colaborador que no representa necesariamente la de esta publicación.