¡Desesperados!

Item: Desperados 2: Cooper's Revenge
Rating: 5

Tras una sorprendente primera parte, Spellbound Studios nos presenta la continuación de su saga de acción táctica ambientada en el oeste americano. Entra y comprueba si la espera de casi 5 años tras su aparición ha merecido la pena...

Sergi Blanch Motenai

Actualizado a 8 de diciembre de 2011 03:36 CET

Es una frase de uso común la que reza que la espera, generalmente, vale la pena. Hemos tenido durante algunas semanas en nuestro poder la segunda parte del sorprendente título de acción táctica y estrategia en tiempo real aparecido a mediados de 2001 y basado en la temática del oeste: Desperados. Sin embargo, en esta ocasión, el resultado se ajusta más a la también manida oración de 'segundas partes casi nunca fueron buenas', pero con matices. La cosa es que pudieron ser mejores.

Desperados, y así también su segunda parte, está basado en el género de juego que con orgullo podemos decir que popularizó la compañía española Pyro Studios con su revolucionario 'Commandos'. Éste nos ponía simultáneamente en la piel de varios soldados de distintas características que tenían que usar su esfuerzo combinado y sus habilidades particulares para llevar a cabo su misión. Ambientado en el Oeste americano un siglo antes, Desperados retocó la fórmula para ofrecernos un producto muy competente que sorprendió tanto a usuarios como a buena parte de la crítica especializada, entre ellos Meristation, que lo puntuó con un 8 en su análisis.

Una secuela, aunque pudiera sorprender a algunos, era fácilmente previsible; sorprende sin embargo el momento en el que aparece, cuando incluso la misma Pyro Studios decidió con su último lanzamiento dar un reenfoque a la saga que le llevó a la fama. Pero no únicamente extraña el cuándo sino también el cómo, ya que su salida al mercado ha tenido muy poca repercusión en los usuarios europeos o americanos, casi como si el hecho de que esta segunda entrega pase rápidamente al olvido no importara demasiado.

Dicen los que teorizan que la vida está llena de detalles a los que generalmente no les damos importancia; pero en ocasiones uno los ve muy relevantes. Con un mes que el juego lleva en el mercado, es muy significativo que en la página web de sus creadores Desperados 2 todavía aparezca bajo el lema de 'work in progress' (equivalente a la frase popularizada por el ex-presidente Aznar: 'estamos trabajando en ello'), como si fuera un título sobre el que todavía quedan pendientes labores de pulido y optimización. Y, como resumen a lo que el juego ofrece, así es.

Pasando por alto, en los casos que ello sea posible, los problemas que pueda ocasionar el hecho de que técnicamente Desperados 2 sea mucho más exigente de lo que se esperaría en un principio, lo cierto es que presumiblemente los fans de la primera parte se dividirán en dos mitades a la hora de valorar sus virtudes y penalizar sus defectos. En lo que casi todo el mundo debe estar de acuerdo es en que el juego necesita un parche, y no solamente para los usuarios de tarjetas ATI: necesita rematar un trabajo que, objetivamente hablando, no está nada mal. Las cosas claras: Desperados 2 no es un mal juego, pero necesita los ajustes finales.

En esta segunda parte podremos recorrer muchos escenarios distintos a lo largo de las 14 fases de las que consta el juego, manejar hasta un total de 6 personajes distintos con varias habilidades cada uno y volveremos a interpretar las peripecias del cazarrecompensas John Cooper a través de la clásica perspectiva isométrica o gracias a la nueva vista en tercera persona (accesible mediante la tecla de tabulación) que nos permite ver aquello que no vimos en Wanted: Dead or Alive.

g r á f i c o s y s o n i d o
Los requisitos mínimos del juego no son poca cosa: Pentium IV a 2 Ghz y 512 mb de RAM, con tarjeta de 128 mb que soporte T&L por hardware. El aumento tan significativo en los requerimientos del sistema vienen en principio justificados por el paso de un motor de dos dimensiones a uno completamente 3D. Pero lo cierto es que incluso con configuraciones de hardware muy superiores y a resoluciones bajas, hemos experimentado problemas de rendimiento en forma de ralentizaciones esporádicas y algunos fallos con elementos de la pantalla. Problemas que hemos reproducido en tres equipos distintos con 2 copias diferentes del juego.

El cambio a la tercera dimensión es probablemente uno de los elementos más vistosos que incorpora Desperados 2. Con el botón derecho del mouse es posible girar la cámara alrededor de la acción y acercarse o alejarse al objetivo tanto como queramos hasta la perspectiva isométrica 'táctica', que es la clásica del género y la que usaremos para planificar la mayoría de los movimientos de nuestros personajes así como para tener la visión más amplia del campo de acción de nuestros enemigos.

Spellbound Studios ha dotado al juego de una vista en tercera persona especialmente diseñada para enfatizar los momentos de acción más frenéticos, los tiroteos más desesperados o simplemente para gozar de una posición privilegiada para contemplar el entorno y los protagonistas. En el caso de la protagonista se aprecia claramente el buen favor que le hacen los numerosos polígonos que componen toda su estructura. De este modo podremos manejar a los personajes con un clásico 'WASD', inusual en el género.

El diseño de las fases es bastante ameno, ya que al igual que en la primera parte encontramos escenarios de tipo abierto, ciudades clásicas del antiguo oeste, desierto, fuertes Los efectos de partículas son bastante numerosos, pero en las tarjetas ATI eso significa una reducción del 15 al 50% en el rendimiento, cosa que con los últimos Catalyst no hemos podido solucionar. Los usuarios de tarjetas Nvidia afortunadamente no tienen que preocuparse por esta desagradable situación.

Los modelados de los personajes están bastante bien diseñados, así como de todos los edificios. Hay una buena cantidad de elementos que se mueven simultáneamente en pantalla dando la sensación que las cosas ocurren no solamente cuando nosotros estamos delante. Buena iluminación y notables animaciones en la mayoría de los casos; el motor de colisiones falla en algunos momentos (personajes o latas que se quedan en el aire sin tocar el suelo, incapacidad de atravesar una puerta), curioso que al reiniciar generalmente los problemas desaparezcan.

La banda sonora es, bajo nuestro parecer, de lujo. Impresionante selección de la ambientación para el juego, con diálogos en inglés subtitulados al castellano. Subtítulos que, sin embargo, no aparecen en las secuencias intermedias, que nos presentan e introducen cada misión, lo cual puede ser un problema si no hablamos inglés. De todos modos el doblaje original está bastante conseguido, así como los efectos de sonido presentes durante el desarrollo de la trama. Soporta resoluciones panorámicas.

j u g a b i l i d a d
Para alcanzar el éxito en Desperados 2 es vital conocer al dedillo nuestros personajes, así como sus puntos fuertes y sus flaquezas. Ya que podremos controlar hasta un máximo de 6, la coordinación entre nuestras fuerzas es la clave para llegar al final de la aventura. Antes de hablar de los problemas propios de la jugabilidad que afectan a la experiencia de juego, es preciso conocer mejor a nuestros héroes:

John Cooper es el protagonista principal de la aventura y al primer héroe que controlaremos. Es un cazarrecompensas clásico de 39 años asolado por una tragedia familiar cuando era muy joven; acogido por el padre de Kate O'Hara como si fuera su mentor, aprendió rápidamente el dominio de la pistola y el arte del lanzamiento de cuchillos, con los que puede matar silenciosamente a distancia a sus enemigos y luego cargar con ellos.

Kate O'Hara es la hija de Francis 'As de Picas' O'Hara, heredó la pasión por el póker de su padre antes de que fuera asesinado. Kate no es tan habilidosa como John con la pistola, cuestión que suple perfectamente con el arte de la seducción que ha desarrollado hasta límites insospechados. Es capaz de mantener embobados a sus enemigos y de dejarlos fuera de combate con su maquillaje especial. La compenetración con John es total.