En la era de los 16 bits, cuando el rol japonés alcanzaba su madurez en el mercado nipón, SNES tuvo el honor de recibir en exclusiva auténticos bombazos que no salieron de Japón hasta muchos años después. Antes de que tuviésemos la suerte de recibir, por fin, obras largamente esperadas (generalmente con cambio de plataforma), la emulación atravesó un periodo de esplendor en el que un tal Tales of Phantasia corría de boca en boca, maravillando a todo aquél que tuviese la suerte de probarlo. Ni los más osados soñamos con tenerlo disponible en territorio europeo, ni mucho menos perfeccionado gracias a las insospechadas posibilidades técnicas de la Game Boy Advance.
Si el cartucho de 48 megas de la Super Famicom motivó que más de unos se pellizcase, esta reconversión ha logrado el más difícil todavía: trasladar impolutamente casi todas las mejoras que en su día trajo consigo la revisión que PSX tributase al clásico, más notables ampliaciones de escenarios e inventario. ¿Qué mejor manera hay de celebrar el décimo aniversario de la genial saga de Namco que tributando una tercera lectura al imperecedero primer capítulo? Descubramos los orígenes de esta recopilación de epopeyas. Vámonos hasta aquél día en que Cless se fue a cazar con su mejor amigo
Dentro del sueño
Permitidme una reflexión. ¿Qué tiene Tales of Phantasia que hace que trascienda y se convierta en título de referencia para todos los apasionados al rol japonés? Para responder a esta pregunta, es necesario volver la vista atrás y proceder, inevitablemente, a la siempre odiada comparación. A lo largo de nuestra vida, quizá son muchos los RPGs que nos han gustado, pero pocos los que nos han marcado tanto como este clásico. ¿Por qué?
Los RPGs comparten generalmente similitudes que hacen que la escasa originalidad en el género sea fruto de la mera repetición de la fórmula que asegura el éxito o bien de la poca lucidez del equipo de desarrollo. Si se da con algo nuevo, se presta rápidamente a ser copiado, convirtiéndose en un patrón más. Pero no nos engañemos, a pesar de todo, no es la innovación lo único que hace que un gran juego de este tipo marque un antes y un después.
Existe un elemento que, en su ausencia, dificultaría que cualquier obra alcanzase la inmortalidad. Y ese elemento no es otro que la emotividad, la facultad que tienen algunas historias de alcanzar lo más profundo de nuestro interior. Tales of Phantasia no sólo cuenta con un argumento que cala en nosotros, poniendo en entredicho el significado de la justicia, sino que también fue en su día uno de esos juegos que, por su curioso sistema de combate, hizo que el mundo entero volviese la vista hacia él.
Cuando un RPG presenta un argumento que toca la fibra sensible del jugador y consigue hacerse un hueco en la memoria colectiva, a menudo lo hace pasando por alto la fuente de pecados -o virtudes- que tradicionalmente dicta sentencia, es decir, la representación visual. Pero Tales of Phantasia no se sirve de su cuidada historia para justificar una falta de detalle en otros aspectos del juego. Su sistema de menús es sencillo y manejable. Sus gráficos son una maravilla: reflejos, movimiento de las hojas, tonos pastel, personajes grandes y detallados
Y qué decir de la música. No se puede decir nada que esté a la altura de lo que nos ha hecho experimentar.
Centrados en su argumento, Tales of Phantasia es un cuento que ya hemos visto y oído otras veces, factor que no le ha impedido hacernos conscientes de que mantiene una identidad propia. Su magia nos ha llevado por las tenues líneas de un guión bien esbozado, llevado a la vida por personajes inolvidables que en ocasiones encarnan aquellos ideales con los que algún día nos gustaría que se nos identificase.
Tales of Phantasia es un relato que cuenta con varios de los momentos más conmovedores de los que hemos sido testigos ante un videojuego, y lo ha conseguido a pesar de que sabíamos de antemano el cariz que tomaría la narración de los hechos que nos presenta.
La inmersión es total. Con apenas media hora, acabas por involucrarte completamente en la historia, haciendo tuyo el sentimiento de venganza que marca el inicio de nuestro épico viaje. Como gracias a los mejores juegos de la época dorada de Squaresoft sabemos hoy en día a qué hacemos referencia al hablar de todo lo que puede llegar a ser capaz de transmitir un videojuego, no ahondaremos más en el asunto. Sin embargo, no podemos hacer menos que asombrarnos ante los resultados que se alcanzaron sin la necesidad de un emotion engine, impensable en aquellos momentos.
Debido a lo expuesto anteriormente, se podría afirmar que lo que ha permitido que la joya de Namco quede grabada en nuestra memoria no es el genial sistema de combate del que alardea, -el Linear Motion System-, ni tampoco la fantástica mezcla visual y sonora que pone en escena. La semilla del recuerdo se ha depositado en nosotros gracias a la emotividad que encierra un juego que lleva más de una década grabado en miles de corazones, pero que no es ni de lejos su única virtud. Sólo la más llamativa.
El sueño nunca termina
Como si se tratase de un plan urdido con varios años de antelación, la llegada a Europa de Tales of Phantasia vino precedida del capítulo que supuso el estreno de la saga en nuestro continente, Tales of Symphonia. Este hecho, que en un primer momento nos puede resultar inconsistente, esconde tras de sí varias razones que quizá ayuden a explicar el por qué ha tardado tanto en llegar el tan ansiado cartucho de Game Boy Advance. Y es que ambos juegos tienen varios puntos en común, vínculos que hacen propicio que en estos instantes podamos disfrutar de la aventura aún más. Menuda sorpresa nos estaba reservando Namco.
La saga Tales no comparte cruces argumentales, por lo que se puede jugar a cualquiera de sus entregas sin temor a que queden en el aire fragmentos de historia. Sin embargo, entre Phantasia y Symphonia se produce una simbiosis insólita: ambas aventuras se desarrollan en el mismo mundo, aunque con miles de años de diferencia. Curiosamente, los acontecimientos narrados en Phantasia son posteriores, y recorriendo su mapamundi podemos reconocer multitud de nombres familiares si hemos jugado previamente al juego de Gamecube.
Incluso algunos hechos pasados pueden llegar a tener ahora explicación. Además, el sistema de cocina del que hacía gala el anterior ha sido heredado por Phantasia en esta entrega, que de este modo incorpora un elemento actual que no está reñido con todas aquellas virtudes que desplegó en otras plataformas. Vamos a revisarlas brevemente, pues al fin y al cabo el juego que nos ocupa armoniza lo mejor de ambas versiones. Además, siempre gusta viajar en el tiempo, ¿verdad?
Hace unos años, en Japón
Tales of Phantasia fue considerado en su día, junto con Final Fantasy VI y Dragon Quest V, obra cumbre de la Super Famicom, que además de por sus bellos gráficos dejó a todo el mundo boquiabierto por las prestaciones sonoras que derrochaba. Nunca la consola de Nintendo alcanzó cotas tan altas en el apartado sonoro, el cual incorporaba, además del melodioso tema Yume ga owaranai en los títulos de crédito y al final de la aventura, voces de los personajes en forma de gritos que dejaban escapar en plena batalla.
Los efectos sonoros de viento, pájaros y demás rayaban también a un altísimo nivel, pero si ante algo tuvimos realmente que quitarnos el sombrero fue ante la magnífica banda sonora que compuso el maestro Motoi Sakuraba. Si cerrabas los ojos, la música te llevaba allí, al lado de tus héroes, a través de unos acordes de fantasía que contaban también con un elemento espiritual muy a tono con el sino de la aventura.
Cuando Playstation sacó al mercado una nueva versión del Tales of Phantasia, dejó un sabor agridulce en la boca de los que habían esperado mejoras en el único apartado que quizá las hubiese necesitado, el gráfico. Pero era tal el encanto del mundo recreado en SNES que únicamente se optó por darle unas pocas prestaciones adicionales. Se agrandó el tamaño de los sprites, dotándoles de mayor detalle, se pulió el mapa del mundo desplegado en modo 7 y además se incluyeron nuevas localizaciones a tono con las anteriores, respetando el fabuloso colorido con el que nos obsequiaban los decorados de la edición previa.
Una banda sonora remasterizada y la inclusión de secuencias de vídeo fueron las pocas mejoras que permitieron atestiguar el salto generacional, aunque no las más cautivadoras: el rediseño de la batalla final y del camino a la conclusión, así como un nuevo personaje jugable.
Pues bien, quien iba a decirnos que algo tan pequeño como un cartucho de Gameboy Advance iba a contener la mejor versión del clásico (salvando las distancias técnicas, claro está). Se trata de una segunda mejora del port de Playstation, que si bien no ha podido alcanzar más nivel de detalle (el cambio sólo se aprecia especialmente en la pantalla de combate) expande más todavía el mundo de Phantasia gracias a la adición de nuevas misiones, con sus correspondientes decorados y personajes nunca vistos hasta la fecha.
Y eso no es todo. Nuestros personajes no se han dedicado a gandulear durante todos estos años, y regresan más fuertes que nunca. Más y mejores habilidades, nuevas invocaciones, además de una inmensidad de elementos secretos (la mayoría de ellos fruto de las recetas que vamos recogiendo por el mundo de manos de los mejores chefs) son los responsables de poner al día al mundo de Phantasia.
Por si aún os habéis quedado con ganas de más, esta nueva edición también recupera de Symphonia el sistema de títulos, los cuales se obtienen mediante la investigación y el cumplimiento de varias misiones secundarias. La subexploración le otorga una mayor duración a la aventura, que puede pasar fácilmente de 30 a 40 horas gracias a todas las novedades que se han incorporado. Pero como no se obtiene nada sin perder algo a cambio, el precio que hemos tenido que pagar por esta genial reconversión ha sido una ligera disminución de calidad, como es evidente, en el apartado sonoro. Las voces digitalizadas están en inglés y están presentes en mayor medida que en el título original.
Inspírate. Lucha y descubre el mundo
Los peculiares combates, a los que ya estamos familiarizados gracias a Symphonia y al recién estrenado Tales of Eternia, se producen después de entrar en batalla de manera aleatoria, con una tasa de encuentro bastante elevada, por cierto. Pasamos a una pantalla en la que la acción se desarrolla como en un clásico de plataformas, un scroll lateral por donde el protagonista principal se desplaza curtiendo a los enemigos por medio de combinaciones de botones, mientras el resto de personajes apoyan mediante una excelente IA las acciones de Cless.
El hecho de que la saga Tales apostase desde un principio por este sistema de combate ha hecho que con el tiempo se convierta en una de sus señas de identidad, además de uno de sus puntos fuertes. Los comandos se sustituyen por la acción rápida, dividida en ataques de corto y de largo alcance. La clave para conseguir la victoria nos la da la combinación certera de golpes, saltos y combos, mientras no le quitamos ojo a los puntos que consumimos cada vez que realizamos alguno de los ataque especiales. Con el paso del tiempo, estos ataques aumentarán en número y podremos coordinarlos, con sus respectivas variantes, para dar forma a espectaculares movimientos.
Cada batalla es un mundo. Se dice que para que un juego de rol sea completo y genuino ha de ser complicado. Pues bien, nos encontramos ante un buen exponente de lo que es considerado tradicionalmente como rol en estado puro, aquél que su dificultad convierte en un reto cada partida y que incentiva a jugar sin descanso hasta alcanzar un nivel decente, aquél que nos impida morir a las primeras de turno. De todos modos, se puede conseguir subir de nivel con relativa facilidad, y llega un momento en el que el cual la dificultad parece ajustarte, siempre y cuando no tengamos en cuenta los encuentros con los jefes finales, duros de roer donde los halla.
¿Qué se consigue con este nivel de dificultad? En primer lugar, se fomenta una mayor sensación de combate, ya que los enemigos no esperan a ser atacados, están en continuo movimiento. Por medio del sistema lateral (en donde es habitual vernos rodeados de rivales) se logra que las batallas no se vuelvan tediosas y repetitivas. En segundo término, enfrentarnos a combates de este tipo nos obliga a estar concentrados en todo momento y a pensar detenidamente la estrategia que pueda darnos la victoria. Sólo la eficacia de nuestros movimientos, y siempre que no perdamos ni un instante en vacilaciones, aseguran un desenlace feliz. Una fórmula bien hallada para meternos aún más en el juego y celebrar cada victoria como si hubiese sido la última.
Los enemigos con los que nos encontramos en mazmorras, acantilados y bosques, por duros que sean, tienen un toque divertido (impagables las caras de dolor que ponen algunos de ellos cada vez que les atizamos). Estarán en consonancia con la zona que visitemos. Así será habitual encontrarse con momias en catacumbas, pajarracos si estamos al aire libre y todo un sinfín de enemigos típicos del género, aunque diseñados siguiendo una estética muy resultona. Para quitárnoslos de en medio contamos con la posibilidad de alterar los patrones predefinidos con los que luchan nuestros aliados, que van desde hechizos de cobertura mágica (tanto curativa como de ataque) hasta poderosas invocaciones.
La linealidad de la aventura no es rigurosa, ni mucho menos, rasgo que sorprende en un juego de este corte. Los acontecimientos progresan siguiendo invariablemente el hilo de la historia, pero desde un primer momento tenemos absoluta libertad para visitar cualquier lugar que tengamos a nuestro alcance. Además, las pistas que te llevan de un lugar al otro para avanzar en el argumento son tan escasas que en más de una ocasión tendremos que batir a fondo pueblos y aldeas para encontrar el camino que debemos seguir. Estamos obligados a ver mundo.
Un sueño convertido en realidad
En esencia, podemos decir que la larga espera ha merecido la pena, y mucho. Además de la mejora gráfica que ya irradiaba antaño frescura y encanto, más todas las novedades que hemos comentado, la traducción al castellano pone al alcance de todos una excelente aventura que nadie debería dejar escapar. Tales of Phantasia, un fascinante RPG de Namco y todo un clásico en Japón, es desde hoy, también para nosotros, un estandarte del género y un referente indiscutible para los amantes del rol.
- Historia cautivadora - Gráficos soberbios - Música celestial - Jugosas novedades - Disponer del mejor rol en nuestro idioma - Excelente IA de aliados