La gente de Relic Entertaiment lanzan su primer juego en Xbox 360. Un título original e interesante basado, como tantos otros, en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, hay muchas cosas que diferencian este The Outfit de sus compañeros y lo hacen merecedor de al menos una oportunidad por nuestra parte. Veamos lo que puede ofrecernos. ¡Destrucción a la carta!
Gráficos
La calidad del apartado gráfico de The Outfit es media-alta, pero se queda por debajo de los grandes pesos pesados de Xbox 360, máxime viendo la calidad de algunos de los títulos que nos están llegando últimamente para la consola. El aspecto tanto de escenarios como de personajes no busca ser en absoluto realista, y en cierto modo nos recordará a los títulos de la saga Army Men.
Los escenarios son totalmente abiertos y están conformados por campos, villas y bases militares al aire libre básicamente. En un principio nos llegarán incluso a sorprender por sus más que correctas texturas con bump-mapping y algunos de los elementos de los mismos, pero según vayamos avanzando misiones iremos teniendo poco a poco la sensación de que por donde pasamos ya lo hemos visto tres fases atrás, y es que pese a la variedad que se le ha intentado meter, los escenarios son bastante similares unos a otros.
Además, el hecho de que sólo haya un camino disponible en todos ellos, hace que nuestra capacidad de esgrimir una estrategia sorpresiva se vea totalmente limitada. No podremos salirnos de la vía establecida ya que los elementos naturales no nos lo permitirán, ya sean paredes verticales, barrancos o el propio mar.
Lo que los programadores prometieron acerca de la destrucción total y absoluta de todos los elementos del escenario, se ha quedado a medio camino. Sí, es cierto que los elementos que conforman el escenario se destruyen, ya sean casas, barricadas o postes, pero el modo en el que lo hacen es muy poco realista y el efecto resulta poco agraciado. Veremos como una casa se desploma sobre sí misma y desaparece sin más como si de un único bloque se tratase, dejando tan sólo unos escombros más o menos aparentes. Algo similar ocurre con los muros y las estatuas, pero al ser de un menor tamaño, al menos choca un poco menos.
También nos resulta bastante curioso que se prometa la modificación total del entorno pero que las acciones de nuestros personajes no dejen ningún tipo de marca en los escenarios. Es decir, podremos disparar a un muro que los impactos de nuestras balas no se verán reflejados, al igual que tampoco lo harán nuestras pisadas sobre la arena de la playa o el fuego de nuestro lanzallamas sobre los objetos, cuyo único efecto será una fea textura negra en el suelo que desaparecerá en cuanto nos alejemos unos pasos del lugar quemado en cuestión.
En definitiva, los entornos de este The Outfit muestran un aspecto demasiado falseado, dándonos la sensación de ser decorados de una película en vez de auténticos lugares de batalla. Después de ver cosas como Full Auto salvando la disparidad de géneros, donde todo lo que aparecía en pantalla era susceptible de ser destruido y saltaba en mil pedazos, las promesas de entorno destructible de The Outfit nos han dejado un poco fríos.
Los efectos que podremos disfrutar durante el juego como el explosionar de las granadas, están bastante bien conseguidos. La iluminación por su parte, huye del realismo para ayudar al juego a tomar ese ligero aspecto de cómic irreal que mantiene durante toda la aventura. Lo cierto es que hay pocos, por no decir ninguno, focos de luz individuales durante el juego, por lo que el peso se lo lleva la iluminación global que está bastante bien conseguida, ya combatamos a primera hora de la mañana, al mediodía o al atardecer.
El modelado de los personajes es correcto sin más. Ni los personajes principales ni los enemigos poseen un nivel de detalle extraordinario ni unas texturas espectaculares. La estética de la que se les ha dotado tiene como resultado unos protagonistas muy anchos y con unas facciones bastante marcadas. El diseño está bastante bien conseguido y encaja perfectamente con los entornos ya comentados.
Por norma general tanto protagonistas como enemigos están bien animados y poseen algunos detalles excelentes que podremos apreciar si nos fijamos, como gestos espontáneos de nuestro protagonista limpiándose el sudor de la frente o siguiendo con la mirada la llegada de refuerzos aéreos. Junto a estos pequeños detalles nos encontramos con algunas animaciones menos trabajadas que presentan incluso saltos que resultan cuanto menos curiosos que sufriremos por ejemplo cuando cojamos un vehículo y veamos como nuestros hombres se suben a él de forma robótica y con saltos entre unas y otras animaciones.
Las escenas cinemáticas están realizadas con el mismo motor del juego y están bastante bien trabajadas. Será en estos momentos cuando más podamos disfrutar de los modelados de los personajes protagonistas ya que la cámara se situará relativamente cerca de ellos. Podremos disfrutar de estas escenas al principio y al final de cada fase y gracias a ellas se nos irá desvelando la historia.
Sonido
No hay nada en The Outfit que no hayamos escuchado antes en un juego de guerra. Disparos, ametralladoras, explosiones, alarmas antiaéreas,
la calidad de los efectos es normal, no destaca por encima del resto pero tampoco resultan molestos ni malos. Por su parte, es una pena que el juego sólo haya llegado traducido al castellano y no doblado, ya que tanto los enemigos como nuestros protagonistas tienen bastantes líneas de diálogo durante la batalla, algunas de bastante crudeza lingüística donde los personajes no se olvidarán de los familiares, especialmente de la madre, de sus enemigos.
Las melodías que escucharemos durante el juego, normalmente durante los tiempos de carga, son marchas militares modernizadas poco propicias para ambientar un juego de la Segunda Guerra Mundial, pero que resultan bastante agradables y sobre todo pegadizas. Un apartado sonoro correcto sin más y no especialmente trabajado.
Jugabilidad
Si el resto de apartados que conforman el global de este título no dejan de ser simplemente correctos, es precisamente en la diversión donde The Outfit destaca, ofreciéndonos un arcade bastante rápido y entretenido con pequeñas pinceladas de estrategia que consiguen que la jugabilidad del juego no se convierta en un simple avanza y mata.
El modo campaña nos pone en la piel de uno de los tres integrantes del comando The Outfit que deben de luchar contra el general Hans Von Beck y su ejército nazi para conseguir dar al traste con sus planes imperialistas. Es curioso como en este juego se ha sustituido la figura del dictador Hitler, al cual ni siquiera se llega a nombrar, por la del Von Beck, un ser malvado y despreciable con más bien poco aprecio por la vida ajena, tal vez para distanciarse ligeramente de la historia y poder contar estos hechos libremente.
La historia no es en absoluto enrevesada y está bastante bien contada a través de las múltiples escenas cinemáticas que salpican el juego. Además, los giros y sorpresas argumentales estarán a la orden del día y nos harán avanzar para conocer un poco más a nuestros protagonistas.
Al principio de cada fase o cuando seamos matados, podremos elegir a cualquiera de los tres protagonistas: Tommy Mac, un hombre fuerte con gran salud y equilibrado que manejará una ametralladora y un lanzallamas, Deuce Williams que poseerá un gran poder de adquisición y cuyas armas son un bazooka y una pistola y a J.D. Tyler soldado con gran resistencia y velocidad pero ligeramente más débil que sus compañeros, con poco nivel adquisitivo y armado con un fusil ligero y una escopeta de trinchera. Una vez que elijamos personaje, comenzará nuestra misión.
En total tendremos por delante doce campañas cuya duración aproximada de cada una de ellas se encuentra entre treinta minutos y una hora, por lo que no nos encontramos ante un juego excesivamente largo. Además la dificultad del título tampoco supondrá un reto para la mayor parte de los jugadores, que encontrarán en The Outfit un desafío demasiado sencillo.
En cada una de las fases deberemos ir avanzando por el mapeado consiguiendo las diferentes misiones que se nos irán encomendando y que básicamente consistirán en proteger una determinada base, llegar a un determinado objetivo, o destruir un objeto o artillería enemiga. La variedad no es precisamente el punto fuerte del juego, y una vez que pasemos del ecuador del título, las misiones se nos irán haciendo ligeramente repetitivas.
Para evitar precisamente este hastío, la gente de Relic Entertainment ha añadido algunas submisiones que podremos cumplir o dejar pasar. Estos objetivos secundarios serán relativamente sencillos y consistirán por ejemplo en rescatar a algunos de nuestros hombres del fuego enemigo, hacer frente a un bombardero aéreo o hundir algunos petroleros en la distancia. Si las pasamos con éxito desbloquearemos un logro en forma de medalla que podremos ver en una galería dentro del menú de opciones y al acabar la misión se nos recompensará con algún objeto extra que comprar en el menú de destrucción a la carta, si bien sólo serán variantes de los objetos que ya dispondremos en la primera misión. Estas misiones secundarias alargarán ligeramente el corto modo individual y nos invitarán a rejugar aquellas fases que no hayamos completado totalmente a la primera, aunque bien es cierto que tampoco serán un reclamo excesivamente atractivo.
La jugabilidad se basará básicamente en ir conquistando puntos del mapa a los que iremos poniendo la bandera americana. Para ayudarnos en nuestra misión tendremos varios hombres que lucharán a nuestro lado y el apoyo del menú de destrucción a la carta, a través del cual, con tan sólo pulsar el botón Y, podremos comprar refuerzos, vehículos, armas o incluso solicitar ataques aéreos frente a las líneas enemigas. Una vez que compremos nuestro refuerzo, tendremos que elegir donde lo queremos situado dentro del mapa. Al instante, un avión llegará y soltará un paracaídas con lo que hayamos pedido. Sencillo y efectivo, la opción destrucción a la carta añade un toque de originalidad al juego que se agradece.
Una vez conquistado uno de estos puntos, si nos matan podremos acceder cuantas veces queramos a la fase desde esta reentrada que actuará a modo de Checkpoint. Si nos matan varias veces en un determinado punto perderemos esta base y tendremos que retroceder hasta el punto anterior, si bien todos aquellos enemigos que hayamos vencido anteriormente ya no aparecerán en esta ocasión, lo cual facilitará las cosas enormemente. Pasarnos las fases, si no somos muy habilidosos, será cuestión de tiempo y paciencia, ya que la inteligencia artificial de los enemigos no será ningún escollo importante.
Manejar a nuestros protagonistas no será excesivamente complicado, y con una sola misión nos podremos desenvolver con soltura. Nuestro personaje tendrá distintas animaciones para agacharse, saltar o incluso asaltar vehículos enemigos, si bien en la mayor parte de las ocasiones todas estas habilidades no las usaremos simplemente porque no nos hará falta y con tan sólo avanzar disparando a todo aquel que se nos ponga por delante será suficiente. El manejo de los vehículos por el contrario sí que nos exigirá cierta pericia y nos obligará a practicar y repetir ciertos tramos de las fases hasta que controlemos la física de todoterrenos, tanques y camiones.
Si el modo de campaña individual no es excesivamente largo ni variado, al menos sí podemos decir que The Outfit posee un modo multijugador que alargará la vida del título mucho más allá del single player. A través de la pantalla partida, system link o a través de Xbox Live!, donde un total de ocho personas podrán enfrentarse en grupos de cuatro contra cuatro en alocadas batallas donde podremos pinchar hasta el teléfono de las líneas enemigas con el objetivo de escuchar sus conversaciones privadas.
Tendremos un modo cooperativo donde podremos volver a pasarnos acompañados todas las misiones de la campaña individual y diversos modos donde enfrentarnos a nuestros compañeros. Tendremos el clásico Deathmatch, el modo destrucción donde tendremos que acabar con el mayor número de unidades enemigas y el modo de Victoria Estratégica, que no será más que el clásico modo de capturar la bandera en el que tendremos que controlar distintos puntos del total de doce mapas que ofrece el juego en su variante online. Tal vez nos hubiese gustado un mayor número de jugadores online, pero la cifra no está mal y augura bastante diversión.