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MadriSX, mirando al pasado

Una vez al año, los amantes de los ordenadores retro y las consolas antiguas, se reúnen en Madrid para rememorar aquellos fantásticos tiempos llenos de magia. ¿Vienes al pasado?

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A medida que va pasando el tiempo, a medida que las nuevas generaciones de videoconsolas van innovando con máquinas cada vez más potentes de tecnología puntera, sin darnos cuenta vamos enterrando una parte de la historia de esta nuestra industria.

La masificación en las videoconsolas vino a raíz de PlayStation, que provocó que miles de jóvenes comenzasen a interesarse y a popularizar éste método de ocio que cada vez atrae a más adeptos a sus huestes. Sin embargo, somos pocos aquellos que aún preservamos algún recuerdo de los primeros pasos, de los primeros sistemas que comenzaron a hacer rodar la bola de nieve para hacerla crecer hasta lo que es ahora.

De la misma manera que no podemos comprender una novela si no leemos sus primeras páginas, es fundamental conocer de manera básica cual fue el comienzo, cuales son los orígenes de la afición por la que estamos todos aquí en este momento. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que a través de un evento que reúne a usuarios de todos esos sistemas obsoletos?

La idea de MadriSX nació en 1994 a raíz de la desunión que existía entre aquellos poseedores de material para sistemas MSX. No existían asociaciones ni infraestructuras que fomentasen el intercambio, por lo que se hacía necesaria la creación de un evento que pudiese agrupar todo aquello.

Los principios siempre son difíciles, pero MadriSX ha ido paulatinamente atrayendo a más gente a revivir las maravillas de lo antiguo. Son ya doce ediciones las que han tenido lugar, cada vez con más afluencia de público. De hecho, su nombre se cambió recientemente a MadriSX & Retro, englobando de esta forma un compendio mayor de consolas y provocando aún mayor expectación.

Por ello, hemos decidido adentrarnos en los recodos de la historia del ocio interactivo a través de esta oportunidad de poder ver y disfrutar aquellos clásicos que aún siguen siendo recordados. Estuvimos el sábado 4 de marzo en MadirdSX; acompañadnos en este viaje al pasado...

De paseo por MadriSX & Retro
Una vez entramos al recinto nos maravillamos por la cantidad de material recopilado sobre estos soportes obsoletos. Aunque es difícil contenerse a la tentación de centrarte en aquello que te llama más la atención en concreto, nos vimos obligados a realizar el necesario paseo de reconocimiento para saber en detalle qué se nos ofrecía.

Lo primero que nos llamó la atención fue a un grupo de gente que detrás de sus ordenadores se dedicaban con incansable dedicación a una tarea que desconocíamos. Pronto descubrimos de que se trataba: se estaba realizando un trabajo de restauración de cintas de MSX.

Como todos bien sabemos, los cassettes se deterioran con el paso del tiempo, con lo que ello supone para un sistema que se basa en este soporte para reproducir sus juegos como es MSX. Por ello, desde hace un año se está recopilando de manera incansable todo aquel material salvable -ya que no todas están en un estado suficientemente bueno como para ser copiadas- para así obtener imágenes estandarizadas de los mismos. Ya sean tanto la cubierta, instrucciones y etiquetas como la misma cinta, todo se guardaba para su posterior uso en ordenadores o emuladores. Según sabemos, en un año se han conseguido guardar 500 programas.

Pero pronto dejamos de observar el proceso con el cual se realizaban las copias para proseguir nuestro camino. En él vemos curiosidades que se han hecho con varios Amstrad como conectar tres de ellos en red para poder jugar así al Pixelnegger entre varios jugadores -es un juego de mecánica similar al Snake de los móviles Nokia-. Curioso.

Siguiendo con nuestro paseo observamos bastantes curiosidades y reliquias a la venta: consolas como la mítica Super Nintendo, Sega Saturn o la Mega Drive a la venta por precios irrisorios, juegos para este sistema, algunos de ellos incluso a estrenar, y justo al lado tenemos la posibilidad de probar clásicos como Galaxian o Donkey Kong.

Tras destruir a unos cuantos alienígenas y haber intentado rescatar varias veces a la princesa de manos del gigantesco mono lanza-barriles, echamos un vistazo a las cintas de MSX que están expuestas para nuestro deleite: curiosidades como el juego de Misión: Imposible, el juego de los Cazafantasmas o sin ir más lejos el juego de Emilio Butragueño no tienen desperdicio. No obstante, no pasaban desapercibidos los omnipresentes Pitfall, Stratos o Galaxy Fight. Los ZX Spectrum tampoco podían ser menos e hicieron acto de presencia en sus correspondientes stands por si los usuarios querían revivir aquellos momentos de nuevo.

Portátiles de hojalata
También se ha dejado espacio para una colección de las míticas Game & Watch de Nintendo, de las cuales podíamos ver todas las variantes que se comercializaron en su momento. Claro está, todas ellas protegidas perfectamente por un cristal e impolutas como si nunca hubiesen salido de una caja.

Las portátiles tuvieron su espacio de protagonismo: pudimos ver tanto la Game Boy original como su posterior versión Light, ambas listas para ser disfrutadas por aquellos que lo deseasen.

Por supuesto, durante todo el día se estuvieron organizando distintas competiciones en estos sistemas para que así los usuarios pudiesen demostrar cuan experimentados eran en aquellos juegos que marcaron su infancia.

No obstante, la exposición no se limitó únicamente a los ocho bits. Como ya hemos citado anteriormente, SNES hizo acto de presencia de manera contundente a través de grandes cajas llenas de copias de algunos clásicos -y de algunas rarezas-. Pero había un stand de una consola mucho más actual que aún así se merecía estar ahí: nos estamos refiriendo a DreamCast.

Un sueño llamado Cast
La consola que hizo ver el fin de Sega como desarrolladora de hardware se ganó un puesto privilegiado en la exposición con una gran recopilación de material. En primer lugar, pudimos ver varios modelos de la consola, tanto japoneses como europeos o americanos, algunos de ellos en venta -eso sí, según nos dijeron, tardaron muy poco en desaparecer-.

Después en la materia de juegos copaban nuestra atención Shenmue, Metropolis Street Racer, Rainbow Six, Blue Stinger o Sonic Adventure, muchos de ellos adquiribles por un módico precio, lo cual hacía temblar al que escribe estas líneas de lo que hubiese podido pasar de tener el dinero necesario.

Se colaron en este stand material muy diverso como la GP32 -consola perfecta para reproducir homebrew y emuladores- e incluso un modelo de la primera Game Boy Advance que salió al mercado. No obstante, aquello sólo era la punta del iceberg.

El plato fuerte era lo que nos mostraron que se podía hacer con la consola de Sega. A través de un taller de desarrollo nos enseñaron de qué manera podíamos coger nuestra Dreamcast y ejecutar código binario o introducir emuladores.

Un ejemplo lo encontramos en el llamado MSXCast, un intérprete que, llevado a Dreamcast, reproduce aquellos juegos de manera bastante fluida. Aún se mostraron pequeños defectos, pero pudimos ver jugar a Pitfall y Ghost 'n' Goblins sin demasiados percances. También pudimos probar un volante Ferrari en la consola que funcionaba a las mil maravillas.

Por si esto fuera poco, estaba a nuestra disposición merchandising para aquél que quisiera llevarse un recuerdo en forma de camiseta o por si quería contribuir a la expansión del evento a través de un donativo a cambio de una revista. También se hicieron competiciones para esta consola y se realizaron diferentes sorteos.

Se dedicó a su vez un espacio para realizar diferentes proyecciones, ya fuesen videos o simplemente las demostraciones de los sistemas de emulación citados anteriormente para que así cualquiera pudiese observar con sus propios ojos las virguerías que se pueden hacer con la consola de 128 bits.

Para mirar pero no para llevar
Prosiguiendo de esta manera por este tour nos encontramos con más material de ordenadores antiguos, muchos de ellos a la venta para que así, aquellos coleccionistas que lo deseasen, pudiesen completar la alineación de sus sueños. No obstante, muchas de las piezas más deseadas sólo estaban disponibles para ser vistas o disfrutadas sólo allí, para decepción de muchos jugones.

Terminando con nuestra visita los organizadores del evento nos comentan cómo ha ido creciendo la afluencia de visitantes a lo largo del tiempo. Nos muestra que aproximadamente unas cuatrocientas personas se han acercado a lo largo del día en esta decimotercera edición de MadriSX & Retro, cuya entrada es gratuita.

No obstante, es de destacar que apenas se notaba curiosidad por parte de la juventud a la hora de adentrarse en la historia de los videojuegos. Esperemos que en próximas ediciones esto cambie, porque es una lástima que teniendo la oportunidad de poder disfrutar de semejantes clásicos no se aproveche la ocasión. Y más teniendo en cuenta que puede divertir en muchas ocasiones en mayor medida un juego formado por unos píxeles que uno creado a partir de texturas alucinantes o un motor de física espectacular.

Recuerdos impagables
Tras visitar la exposición y descubrir con una mueca de tristeza que los productos ansiados no estaban en venta, nos tocó despedirnos de MadriSX & Retro. Pero no fue un 'adiós' ni mucho menos, ya que teniendo en cuenta que año a año más gente se decide a aportar su granito de arena y más personas se muestran interesadas por aquello que allí se ofrece. Y no es para menos.

Quizás los recursos sean modestos y el recinto no esté decorado a las mil maravillas y quizá la organización pueda fallar en algún momento, pero lo que se ha acumulado a lo largo de todo este tiempo no se puede medir de esa manera. Estamos hablando de recuerdos, recuerdos de aquella gente que creía a sus héroes muertos pero les ha visto volver a la vida una vez más para así volver a experimentar aquellas sensaciones que les llenaron una vez cuando eran pequeños. Y eso no tiene precio alguno.

Ahora, toca despedirse hasta el año que viene. Esperemos que la edición de 2007 de MadriSX & Retro sea aún mejor que ésta y que, por supuesto, mucha gente se anime y se acerque para descubrir ese trocito de memoria que creíamos perdida pero que ahí está, esperándonos.