Bust A Move, también conocido como Puzzle Bubble, es uno de esos juegos clásicos que han visto nacer innumerables hijos a su sombra, la mayoría de ellos sin prácticamente cambios frente al original, para poblar prácticamente todas las plataformas que han ido apareciendo hasta la fecha.
Por fortuna, esta entrega para Nintendo DS es una de las pocas que realmente ha evolucionado la saga. El principal y más evidente cambio es el empleo de la pantalla táctil para dirigir el lanzamiento de las bolas, sustancialmente distinto a lo que estábamos acostumbrados mediante una cruceta y un botón. Pero no todo se queda en eso, hay otras características inéditas, destacando sobre ellas el modo multijugador a cinco usuarios.
Podemos asegurar que nos encontramos ante un juego de esos que enganchan y no hay manera de soltar, pese a que la mecánica sea prácticamente idéntica todo el tiempo. Los amantes de este género ya han encontrado un nuevo título sobre el que volcar su tiempo.
g r á f i c o s
El lector debería girar a estas alturas su mirada ligeramente hacia la derecha para poder apreciar una captura del juego. Tras un segundo observándola, habrá asimilado todo lo que necesita saber sobre sus gráficos y podría saltarse las siguientes líneas. No hay nada importante a reseñar en este apartado, unos sencillos dibujos llenos de colorines son los que ambientan este título, muy similares a los aparecidos en cualquier versión anterior.
No hay apenas efectos gráficos, ni objetos tridimensionales, ni texturas en alta resolución, ni nada en absoluto que pueda sorprender. Todo se mueve con la suavidad esperada, también en el modo multijugador pese a que el número de elementos mostrados en pantalla es mucho mayor. Y en realidad, no se necesita más, es más que suficiente para disfrutar de un juego de estas características.
m ú s i c a y s o n i d o F X La banda sonora de Bust A Move DS es muy buena, sobretodo por ese sabor a la música que podíamos disfrutar en los buenos arcades ochenteros pero con mejor calidad de sonido, indudablemente. De hecho, el tema principal del juego incluye algunas notas de algunas de las melodías clásicas de Bubble Bobble y Puzzle Bubble que hará recordar muy buenos tiempos a los que pudieron vivir aquella época.
Pero cuando algo se empieza a contar tan bonito, generalmente esconde algo malo y en esta ocasión el problema se encuentra en cómo se hace uso de las canciones. Si bien son más que suficientes, algo más de diez, no están distribuidas correctamente. En cada ronda, compuesta por cinco niveles, los cuales a su vez comprenden diez puzzles distintos, se emplea la misma melodía repitiéndose una y otra vez. Eso supone que sólo cambiamos de tema cada cincuenta puzzles, tiempo más que suficiente para cansarnos de ellos. Por lo que queda claro que hubiera sido mucho mejor ir alternándolas.
Los efectos y las voces digitalizadas vuelven a ser los de siempre, comenzando con el mítico "Ready Go" al inicio de cada fase. Pese a que se presentan en cantidad no lo hacen en variedad, pues cada acción tiene un único sonido asociado, lo cual es bastante pobre, aunque por suerte en ningún momento se hacen molestos.
j u g a b i l i d a d Es difícil explicar cómo se maneja un tirachinas mediante el uso de un lapicero, y más cuando se relee esta primera frase y se aprecia el poco sentido que parece tener de lo que se pretende hablar. Pero en eso consiste la principal novedad de este título.
En principio, el mecanismo parece sencillo e intuitivo. Únicamente hemos de pinchar sobre la bola, tirar de ella en dirección opuesta a donde queremos que vaya y soltarla, algo muy básico. La pega se encuentra en el hecho de que nosotros mismos nos tapamos con la mano la visión de la pantalla inferior, lo cual hace imposible apuntar donde deseamos.
Para ello, se ha implementado un sistema de ayuda que consiste en una guía similar a la que hacía presencia en los primeros niveles de muchos de las entregas de Puzzle Bubble, aunque de mucha menor longitud, ya que sólo alcanza la parte más baja de la pantalla superior. Gracias a ella es posible jugar sin ningún problema y así aprovechar a fondo el nuevo sistema.
La principal ventaja que ofrece es, sin duda, una precisión mucho mayor, ya que se detectan muchas más posiciones hacia las que lanzar la bola mediante el reconocimiento de coordenadas en la lámina táctil. Además, se permiten varios niveles de potencia según cómo estiremos la goma, los cuales son tenidos en cuenta sobretodo al tener que pasar entre dos bolas, determinando si se queda atascada la que enviamos o no.
Pero, por supuesto, para llevar a buen puerto nuestro desempeño en el juego es imprescindible un pulso firme, ya que si se nos tambalea la mano cada bola irá a parar al lugar menos deseado. Así que no resulta el control más indicado si nos encontramos viajando en un autobús o un tren si no queremos fallar tres de cada cuatro lanzamientos, una situación más que posible sabiendo que estamos ante una plataforma portátil.
Esta carencia puede ser suplida por el uso de la clásica cruceta digital de toda la vida. En general los resultados obtenidos son bastante inferiores, pero al menos nos salva de situaciones como las comentadas en el párrafo anterior. No es la solución óptima, pero nunca está de más el poder contar con ella y se agradece.
Bust A Move DS cuenta con la nada desdeñable cifra oficial de 500 puzzles. En realidad, pese a que el número final es también muy alto, no lo es tanto, pues más de uno puede ser encontrado en varias fases a lo largo del juego. Muchos de ellos son también viejos conocidos de versiones anteriores que, aunque lo intentan, no pasan desapercibidos si los hemos afrontado más de una vez.
En un primer momento tenemos acceso a la mitad de las fases pero posteriormente podemos desbloquear otro mundo entero de idénticas dimensiones mediante una combinación de botones, para la cual será útil que tengáis a mano un papel y un lápiz porque casi no os dará tiempo a apuntarla cuando es mostrada. No se trata del único extra oculto de inicio y hay alguna sorpresilla más esperando, aunque no de tanta relevancia.
La base del resto del juego es básicamente la misma de siempre, hacer desaparecer todas las bolas presentes en pantalla juntando tres o más del mismo color. Una premisa muy sencilla que, como siempre, puede ser muy compleja de llevar a cabo. No es necesario ningún tutorial para hacernos con el mecanismo rápidamente.
Para personalizar ligeramente las partidas que juguemos podemos escoger uno de los ocho personajes incluidos, entre los que por supuesto están nuestros dos protagonistas y dragoncitos preferidos, Bub y Bob.
La principal diferencia que apreciarán los veteranos es el hecho de que las esferas ya no se encuentran colgadas del techo, sino enganchadas a unos suspensores como si nos encontráramos en mitad del espacio exterior. Esto cambia la manera de afrontar muchos de los puzzles que nos encontraremos, ya que tendremos que buscar caminos poco comunes para atacar. Y la primera conclusión rápida a sacar es que las bolas ya no se quedan pegadas al techo, así que podemos lanzarlas contra el mismo, que reboten y que caigan de nuevo a la pantalla inferior desapareciendo al instante, pudiéndonos librar así de las que no queremos usar en un momento dado. Pero lógicamente esto no es siempre posible, ya que ha de haber una vía libre para que las bolas que tiremos no se adhieran a otras ya situadas en la pantalla o a algún suspensor.
Además del modo principal que consiste en superar todos los puzzles del juego, se presentan otras dos opciones individuales las cuales se desarrollan de nuevo con el sistema clásico. La primera de ellas es la partida sin fin, que consiste en aguantar el mayor tiempo posible sin perder y acumulando a su vez una gran cantidad de puntos y así ir superando nuestros récords. Durante el desarrollo de la misma es posible que las circunstancias cambien afectando a la jugabilidad, con acciones como puede ser el reducir el tiempo entre lanzamiento y lanzamiento, no dándonos casi tiempo a pensar.
La segunda es un enfrentamiento con hasta cuatro jugadores controlados por la CPU. Se trata de una auténtica guerra en la que debemos mantenernos sin que la pantalla se nos llene de bolas y a la vez hemos de enviar algunas a nuestros rivales. Según vamos acumulando puntos, en la parte inferior aparecen unos diamantes amarillos, los cuales hemos de arrastrar hasta rival que deseamos atacar. Aunque, por supuesto, nosotros también podemos ser pagados con la misma moneda.
Hay una serie de bolas especiales que interfieren en el desarrollo normal de la partida y aumentan las opciones de juego. Podemos, por ejemplo, conseguir una bola brillante que hace desaparecer todas las del color que toca o una que hace explotar todas las esferas que tiene a su alrededor al ser tirada. Los suspensores también podrían ser encuadrados en este grupo y sólo pueden ser eliminados si no hay ninguna bola en contacto con ellos, lo cual en muchas ocasiones puede ser un gran inconveniente.
Se nos detenimos a observar la pantalla inferior, podemos apreciar que en casi todas las capturas que hemos incluido en este artículo aparecen siempre tres bolas, una a cada lado y otra en el centro, la próxima a ser lanzada. La que se encuentra a la derecha es la que sustituirá a continuación a la que se haya en el tirachinas, nada nuevo realmente. Lo interesante se encuentra en la que podemos apreciar en la parte izquerda. Se trata de un minúsculo almacen de reserva que tenemos en todo momento por si queremos guardarnos alguna bola para más adelante. Únicamente hemos de pincharla con el lápiz y automáticamente se intercambia con la que se encontraba activa.
El modo multijugador inalámbrico consiste básicamente en lo mismo que el versus CPU , pudiendo enfrentarse también hasta cinco amigos, estando disponibles tanto la opción de descarga como la de multicartucho. Desde estas líneas os aconsejamos que no lo probéis si tenéis cosas que hacer, porque es realmente adictivo y hará que no seáis capaces de soltarlo. Una acción frenética que habría sido aún mayor de haberse incluido la posiblidad de jugar por Internet como sí hará Tetris DS.
c o n c l u s i o n e s No nos encontramos ante un título que rompa moldes en la industria del videojuego, pero sí ante una de las escasas versiones de Puzzle Boubble que realmente ha hecho que la saga reciba un soplo de aire fresco, el cual hacía falta desde hace tiempo.
Totalmente recomendable para cualquier aficionado a este género, probablemente quien lo compre nunca se cansará de jugarlo. No es, por supuesto, una obra maestra, pero es capaz de entretener horas y horas y mucho más si tenemos la posibilidad de disfrutarlo con más personas.
El sistema de control mediante la pantalla táctil supera a cualquier otro visto hasta la fecha, aunque con el inconveniente de que hemos de usarlo en un lugar tranquilo y sin movimiento o si no resulta imposible dirigir las bolas donde deseamos.
Echamos en falta algún modo más de juego con el que hubieran hecho algún pequeño alarde de imaginación, pues en este sentido se ha optado por el camino fácil. Quizá algún tipo de minijuego, incluso un constructor de puzzles personalizados o cualquier otra creación que probablemente hubiera redondeado el acabado final haciéndolo aún más apetecible.
l o m e j o r
Lanzamiento de bolas mediante un tirachinas Varios tipos de esferas especiales Centenares de puzzles a nuestra disposición Potente modo multijugador l o p e o r
Modos de juego poco originales Mal uso de la buena banda sonora