Driver: Parallel Lines

Hablar de la serie Driver supone ahondar en la memoria de miles y miles de videojuegadores en todo el mundo. Suena pronto, pero ya hace ocho años de la aparición en los comercios de su ya mítica primera entrega, título de culto dentro del género, con el que Reflections se granjeó una merecidísima posición en el pequeño Olimpo de las grandes desarrolladoras. No en vano, el primer Driver (aparecido en PlayStation) supuso un alarde de originalidad, una exhibición técnica que marcaría un punto de inflexión en el devenir de los títulos de conducción. Tras un largo periodo de desarrollo, aderezado con dosis de arduo trabajo, la desarrolladora logró reinventar -mediante lógicos avances tecnológicos- dos conceptos tan compatibles como los anteriormente propuestos por Grand Theft Auto y Destruction Derby.

El éxito de Driver propició, como es habitual en casi todo medio audiovisual, una temprana secuela. Partiendo de las mismas premisas que su antecesor, Driver 2 fue llevado a cabo en un periodo de tiempo relativamente corto (alrededor de catorce meses). El producto de marras ofrecía básicamente una mejora de lo que en su predecesor fueron importantes novedades en el ámbito visual y jugable, como el sistema de destrucción de vehículos -el cual se amparaba en una física realista- o el desarrollo del título, estructurado sobre una enorme ciudad en 3D que podíamos recorrer con total libertad de movimientos (suprimiendo el típico desarrollo por niveles), característica que, como ya hemos dicho, no era sino la herencia de una idea anteriormente puesta en práctica por Rockstar, aunque adaptada a lo que el hardware de la primera consola de Sony podía dar de sí.

Asimismo, Reflections, que quedó decepcionada con la escasa profundidad argumental de su anterior creación (y su nimia repercusión sobre la experiencia del usuario) trató de crear en esta segunda entrega una sólida línea argumental. Pero en infinidad de ocasiones, los buenos augurios terminan por quedarse en simples ensoñaciones: presumiblemente, las prisas y el inminente lanzamiento de PS2 en diversos mercados terminaron por eclipsar el rumbo de este Driver 2, cuya versión final, para colmo, padecía una ingente cantidad de molestos bugs gráficos, así como un inestable framerate (sus creadores siempre han declarado que la enorme cantidad de opciones disponibles en su creación provocó que el título sufriera carencias en 'ciertas áreas').

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Driver 2 era -no cabe duda de ello- un producto ambicioso, pero tal vez estas particularidades negativas le impidieron superar la leyenda -en todos los aspectos- de su célebre predecesor. Para colmo, meses después PlayStation 2 se habría convertido en una consola arraigada en el mercado, y Rockstar en la nueva reina del género, gracias al laureado Grand Theft Auto 3, cuya irrupción en nuestros sistemas hizo olvidar a la comunidad de jugadores el nombre de Driver. Reflections debía mover ficha.

La sucesión de los acontecimientos es conocida por todos, y tristemente recordada por los acérrimos de la serie Driver. Rockstar continuó engrosando su leyenda a lo largo y ancho del globo terráqueo, y Reflections…Reflections preparaba Driv3r, tercera entrega de su celebérrima -aunque de capa caída- saga. Sin embargo, lo que debió haber sido una resurrección en todos los aspectos terminó por convertirse en uno de los mayores mazazos en el seno de la compañía, además de un importante golpe para su imagen pública, seriamente dañada tras esta nueva secuela.

Y es que Driv3r distaba en exceso de lo que el más pesimista de sus fans podría haber esperado. En un desafortunado intento de renovar la serie, Reflections centró la jugabilidad de su título estrella en las misiones a pie, en un intento fallido de adaptar su saga a los patrones jugables 'impuestos' por el éxito comercial de la serie GTA, cuyas elevadas ventas indujeron a multitud de empresas a calcar irremediablemente las virtudes de la obra de Rockstar. De esta forma, Driv3r traicionó a la esencia de sus predecesores, pues con él Reflections no dudó en 'rendirse' ante una nueva tendencia (en este caso, una mayor importancia de las misiones a pie y la acción sobre la conducción), lo cual derivó en un auténtico descalabro de crítica (que le achacaba quedarse a medias entre dos estilos claramente diferenciados, aunque compatibles) y público (muy descontento con el rumbo tomado por una saga que había alcanzado la categoría de clásica a lo largo de la anterior generación).

Ahora, tras su anuncio en el pasado E3, llega Driver: Parallel Lines, que pretende ser el revulsivo que tanto necesita la serie de Reflections. Y es que sus creadores parecen haber aprendido la lección, pues esta cuarta entrega retomará el cauce habitual de una saga que nunca debió haberse alejado de su filosofía.

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Con el fin de llevar a cabo este propósito de enmienda, comenzarán a evidenciarse los primeros cambios en el ámbito argumental. Olvidad a Tanner y derivados, pues la trama de este nuevo Driver se alejará en un principio de las décadas actuales, retrocediendo hasta 1978. Inmersos en esta época de paz y amor, encarnaremos a 'The Kid', un joven pueblerino que acudirá a la ciudad de Nueva York -telón de fondo en el título de marras- para ganarse los cuartos. Claro que, el chico -bastante selectivo con sus puestos de trabajo- da con sus huesos en uno de los más importantes sindicatos del crimen. No en vano, nuestro protagonista mostrará una habilidad casi innata para la conducción a los principales mandamases de la organización. Así, nos veremos inmersos en un universo 'underground' con enfrentamientos entre bandas, actividades ilegales y, por supuesto, infinidad de evasiones a bordo de vehículos que requerirán nuestra habilidad.

Llegados a cierto punto del argumento, una serie de circunstancias provocarán el encarcelamiento de 'The Kid', que será liberado en pleno año 2006 dispuesto para la venganza tras veintiocho años de condena, aunque como ya os habréis imaginado, al conseguir su libertad nuestro personaje verá que todo ha cambiado en la ciudad de la gran manzana, desde el propio mapeado hasta las armas y vehículos, que tendrán una tecnología más avanzada y un aspecto más vanguardista.

Como ya hemos destacado en el presente texto, Driver: Parallel Lines tomará como eje de su jugabilidad las misiones a bordo de vehículos (y la conducción en general) sobre las misiones a pie (tan mal llevadas a cabo en Driv3r). Así pues, Reflections ya ha confirmado que alrededor de un ochenta- ochenta y cinco por ciento del desarrollo del título girará en torno a la resolución de misiones a bordo de vehículos, quedando un discretísimo quince por ciento para las misiones a pie. Se confirman de esta forma las burnas intenciones que la desarrolladora británica tiene con respecto a esta entrega, pues la compañía parece haber escuchado las súplicas de los aficionados a la serie, volviendo, como ya hemos comentado, a las raíces de la saga.

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La intro de rigor será el comienzo del modo de juego principal de Driver: Parralel Lines, el modo Historia, en el que conoceremos el progreso de nuestro temerario y joven personaje entre persecución y persecución. A la hora de avanzar en el título que nos abarca, cabe destacar que el jugador tendrá total libertad de movimientos, y tendrá a su disposición en todo momento un mapa, a través del cual podremos visualizar la localización de las misiones principales, que no requerirán un orden preestablecido a la hora de ser cumplidas, aunque el propio juego limitará las que estarán disponibles en todo momento, en función de nuestra situación en la línea argumental.

Al elegir una de estas misiones, veremos un prólogo en forma de escena de vídeo explicativa de la misión que posteriormente comenzaremos. Estas misiones responderán en su mayoría a tres 'modelos' estándar, aunque por supuesto, con matices: por un lado, tendremos las misiones 'poin to point', es decir, ir de un lado a otro obligados por las circunstancias (transporte de mercancías, huídas, rescates, etcétera), pequeñas carreras urbanas (una vez más, en este aspecto nos veremos impelidos por las circunstancias) y las ya clásicas persecuciones marca de la casa, en las que tendremos que destrozar un vehículo ajeno por mediación de nuestra conducción temeraria.

Las situaciones que plantearán estas misiones, por otro lado, pretenderán aportar variedad al desarrollo del título, probablemente con la intención de convertirlas en algo más sesudo que conducir, disparar y machacar carrocerías. Los que ya han podido probarlo alaban de algunas de ellas, como la que nos obligará a robar un 'peculiar vehículo' y llevarlo calle abajo evitando su destrucción. En otra, cuanto menos curiosa, deberemos participar en una carrera legal y organizada, pero lejos de tener que vencer en ella, deberemos evitar la victoria de determinados participantes para satisfacer los intereses económicos de nuestros superiores (o en otras palabras, amañar una carrera para que las apuestas les favorezcan). También colaboraremos en la huída de otros delincuentes, en misiones que nos obligarán a derruir -con la ayuda de los vehículos adecuados- los muros de la prisión.

Asimismo, el citado mapa de la ciudad no solo mostrará las misiones principales, pues en él también habrá cabida para otros aspectos que harán su lógica aparición en Driver: Parallel Lines, como los minijuegos (anexionados al modo para un jugador, siguiendo, esta vez sí, el ejemplo de Grand Theft Auto) y búsquedas secundarias que nos reportarán beneficios económicos con los que modificar nuestros vehículos.

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La inclusión de minijuegos aportará un toque de frescura al desarrollo y ayudarán a escapar de la rutina del modo single. Estas pequeñas pruebas, como no podía ser de otra forma, girarán en torno a la conducción acrobática y temeraria en su mayoría. La serie Destruction Derby parece ser la principal fuente de inspiración de estos minijuegos, en los que tendremos competiciones de robar coches (quien más sustraiga en un espacio de tiempo determinado será el vencedor), carreras acrobáticas, competiciones de destrucción en arenas circulares, o la simple realzación de maniobras temerarias en virtud de una alta puntuación (giros de 360º, derrapes…).

Estos minijuegos, una vez desbloqueados, podrán ser jugados en el modo online, que supone una de las principales novedades de esta cuarta entrega, además del estreno de la serie en el territorio en red. Con respecto a esta novedad, Reflections ha declarado que dicho modo estará disponible en las tres versiones del título (PC, PS2 y Xbox) y, en el caso de las plataformas domésticas, podrá albergar hasta a ocho jugadores en pantalla de forma simultanea.

El título que nos abarca parte con la premisa de convertirse en la entrega de la saga que menos limitaciones impondrá al usuario. Así pues, y como por otro lado es previsible, dispondremos de una ingente cantidad de lugares en los que podremos robar vehículos, (¿o acaso habíais pensado que nuestro protagonista contaría con bólidos propios?). ¿Qué quieres un deportivo? ¡Cógelo!. Llegaremos a ver hasta 80 vehículos de diferente índole, desde los clásicos bólidos de lujo hasta tanques, pasando por furgonetas, autobuses, tráilers, camionetas, 18- Wheelers y demás delicias. Además de ello, las acciones dentro de nuestro vehículo no estarán restringidas, y podremos disparar desde su interior, e incluso saltar de él en marcha para abordar otro, dos características incluídas por primera vez en la serie Driver.

Por otro lado, la sustancial mejora padecida por la IA tanto de bandas enemigas como de policías nos obligará a ser más discretos en nuestro modus operandi, hecho por el cual se ha incluído la posibilidad de acudir a un garaje (de dudosa legalidad) ya sea para modificar el aspecto externo de nuestro vehículo (con una buena capa de pintura) o con mejoras que faciliten nuestra tarea, como carrocerías que repelen las balas u óxido nitroso.

La inteligencia artificial de los improvisados enemigos que irán surgiendo también se verá ampliamente mejorada, en policías y miembros de bandas rivales, gracias al denominado Felona System, que triplicará el número de acciones que éstos podrán llevar a cabo. La cruz de la moneda la aportarán otros aspectos del título, como el modelado de humanos y vehículos, hasta la fecha no demasido superior al visto en Driv3r, así como los efectos de iluminación, bastante mejorables para un título previsto para sistemas que han dado a luz maravillas visuales como 'God of War' o "Ninja Gaiden", para PS2 y Xbox respectivamente.

Estas carencias serán compensados por el tamaño de la ciudad, que además contendrá una ingente cantidad de elementos en pantalla que le otorgarán sensación de vida al escenario, una sensación de ciudad activa, en movimiento, algo indispensable para imprimirle realismo a su desarrollo..El framerate, -uno de los puntos más discutidos de anteriores títulos dentro de la saga- estará mucho más estabilizado, y sus desarrolladores han prometido una tasa de imágenes de 30 frames por segundo estables, cantidad en apariencia suficiente para la fluidez de elementos en pantalla.

Por último, no podemos concluir el texto sin recalcar la impresionante BSO con la que contará el título, que será consecuente con la época en la que transcurrirá la gran parte del argumento. Diversos temas del gran Jimi Hendrix, Blonde o ELO conformarán un apartado musical de lujo. Los efectos sonoros y voces, por su parte, cumplirán con notoriedad su función, y se espera -como es costumbre en los títulos distribuídos por Atari, así como a lo largo de la serie Driver- que las voces lleguen en la lengua de Cervantes.

Tan solo queda esperar al inminente mes de marzo -fecha prevista para la aparición del título que nos abarca en nuestros comercios- para saber si Reflections logrará redimirse tras la deshonrosa tercera entrega de la serie, que terminó por confirmar su declive mediático. Veremos si este este Driver: Parallel Lines sirve de bálsamo para cerrar las heridas abiertas, y si con esta nueva entrega la celebérrima saga vuelve por sus fueros en el ámbito conceptual y cualitativo.