Rotar, rotar… y poco más

El catálogo inicial de la portátil de Sony ha empezado con muy buen pie en Europa, dotándonos de juegos de acción, velocidad, lucha, deportes y otros tantos géneros. En el grupo de los puzzles encontramos actualmente dos grandes exponentes: por una parte Lumines, de Tetsuya Mizuguchi, con un desarrollo cuanto menos innovador, y por la otra Mercury, de Archer MacLean, que reinventa la formula de Marble Madness y nos lleva a controlar escenarios en un original planteamiento.

Aunque ya en un segundo plano, nos encontramos con otros tres títulos bastante llamativos: Smartbomb, en el que resolvemos puzzles para desactivar unas docenas de bombas; Puyo Pop Fever, el clásico arcade de Sega, y por último, aunque no menos importante que los anteriores, Kollon Internacional, la versión portátil de una de las maquinas arcade más conocidas en Japón. Este título, que en su lanzamiento en Japón consiguió vender más de 8.000 copias en una semana, ha sido editado por 505 GameStreet, producido por Cyber Front (conocida compañía en el país del Sol Naciente por su saga Princess Maker) y distribuido en nuestro país por Proein.

Por supuesto, durante el desarrollo del juego vamos encontrando algunas sorpresas a este sencillo planteamiento, como son los ataques especiales, los jefes de nivel o la propia inteligencia de la máquina. Ahora bien, esta idea, que podría haber llegado bastante lejos, se queda en un simple proyecto de adaptar los gustos japoneses a los occidentales, debido a algunas ausencias que en breve se comentarán.

Nuestro tablero de juego se conforma de una serie de filas compuesta por decenas de cuadrados de colores, acumulados desde el final de nuestro habitáculo. Cada cierto tiempo (aunque también se puede activar apretando un botón) aparece una nueva por la parte inferior de la pantalla que nos va acercando peligrosamente al final de la misma, momento en el que habremos terminado la partida. Nuestro objetivo, obviamente, es hacer que nuestro adversario la toque antes que nosotros o acumular el mayor número de puntos o combinaciones en un determinado tiempo.

Para ello disponemos de una especie de cuadrado gris que modifica la posición de los diferentes colores abarcando cuatro de ellos adyacentes. Una vez elegidos podemos girarlos 90 grados a la derecha o a la izquierda y en el momento en el que cuatro piezas (como mínimo) de igual color se agrupen desaparecerán de la pantalla. En el instante que lo hagan, si las filas superiores tienen menos cuadrados apoyándose que al aire (es decir, sin ningún cuadrado abajo) bajarán todos los cuadrados que puedan hacerlo. De lo contrario se quedarán pegadas a dicha fila sin caer. Esto conlleva a plantearse muy bien las posibles soluciones puesto que puede ser más beneficiario destrozar las de una zona antes que las de la otra.

Además, para incordiar más todavía el avance de nuestro rival (y el nuestro en su caso) al ir realizando las combinaciones caerán una serie de cuadrados que perjudicarán un poco su avance. Al encadenar varios combos, el número de cuadrados se va acumulando haciendo un autentico espectáculo la forma de que nuestro contrincante salga de ese atolladero. Pero tampoco hay que andar despreocupado, ya que nuestras filas siguen también avanzando.

A lo largo del juego podemos manejar a uno de los ocho personajes disponibles, con algunos ocultos desde un principio, cada uno de ellos tiene un ataque especial que en general suman bastante 'miga', al desarrollo del juego, ya que resultan cuanto menos originales y pueden dar la vuelta a la tortilla a una partida casi ganada.

Aunque si hasta el momento podríamos hablar de un juego, cuanto menos llamativo, es hora de comentar lo que hace de Kollon una compra poco recomendable (a no ser que sea a bajo precio).Para empezar nos encontramos con la escasez de modos de juego, concretamente tres: Versus, Individual y Libre. El primero de ellos es el Típico modo historia de cualquier juego de este género, es decir, nos vamos enfrentando a los diferentes rivales con una dificultad que va aumentando y unas animaciones bastante majas antes y después de cada contienda.

Por su parte, el modo Individual nos reta a conseguir una puntuación en un pequeño espacio de tiempo en los diferentes escenarios que hayamos superado, aunque inexplicablemente no permite guardar nuestro resultado. Por último, el modo Libre, como bien su nombre indica, nos permite retarnos con cualquiera de los adversarios, para aprender sus técnicas y progresar en la nuestra.

Ahora bien, como se ha podido notar, enigmáticamente, sus desarrolladores no han incluido un modo multijugador por medio de Wi-Fi, o en el mejor de los casos, online o via LAN. Esta modalidad, que hubiera añadido muchos enteros a la diversión, se queda en mera anécdota cuando nos encontramos con que la duración del juego no suma más de las cuatro horas de juego y después hay pocas ganas de volverlo a jugar, puesto que no permite guardar los records.