Final Conquest, Impresiones

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De todas formas, hay que ser optimistas en esta vida, así que, si todo va como se espera, Final Conquest será lanzado al mercado español a mediados del mes de Noviembre en perfecto estado de salud mental. Para amenizar la espera, os contaré a continuación mis impresiones con una beta bastante avanzada de Rising Kingdoms -ojito, que es el mismo juego-. Y es que la copia que nos ha proporcionado la distribuidora nos avanza con claridad meridiana cómo será el próximo Build & Battle que engrosará el amplio catálogo del género en nuestros ordenadores.

En el imaginario universo de Equiada conviven tres razas dominantes, juntas y a la vez revueltas. Por un lado están los orgullosos Humanos, con sus grandes paladines a la cabeza; por otro tenemos a los Silvanos, o lo que es lo mismo, un amplio compendio de criaturas amantes de la fauna y la flora; la tropa, digna de ser capitaneada por el inefable Félix Rodríguez de la Fuente, cohabita con la naturaleza y aprovecha al máximo sus recursos naturales; en último lugar se encuentran los misteriosos Umbríos, dominadores de la magia negra y del culto a los muertos. Para terminar este interesante cóctel, nos toparemos con una amplia cantidad de facciones ‘neutrales' que, aunque opondrán bastante resistencia, podrán formar parte de nuestro ejército si los derrotamos, a saber: elfos, dragones, trolls, tribus nómadas y sombrías.

Como veis, el entorno de fantasía en el que se basa Final Conquest no puede ser más típico y tópico; no obstante, este hecho no debería ser óbice para que Haemimont Games nos ofreciera un producto original e innovador, algo que los seguidores del género llevamos tanto tiempo esperando.

Impresiones: un cuento que ya hemos leído

Los desarrolladores del juego que hoy os avanzo han tenido un modelo a seguir bastante obvio. No quiero dar detalles, pero dicho modelo se trata de la tercera entrega de una famosa saga, con héroes, orcos, humanos y elfos, y proviene de una compañía bastante… diablesca. Pero repito que no quiero dar detalles, que conste.

En Final Conquest tendremos a nuestra disposición tres grandes campañas a realizar para un solo jugador, una por raza; también podremos organizar una clásica escaramuza donde participarán de 2 a 8 jugadores, los cuales podrán ser humanos o controlados por la CPU.

Las campañas nos relatan diferentes historias que protagonizan héroes señalados de cada raza. Estos personajes se diferencian del resto de criaturas que tomarán parte en el juego, básicamente en tres características: son capaces de aprender hechizos y habilidades que marcarán la diferencia a la hora de combatir al enemigo, pueden portar objetos que aumenten su poder, y son capaces de ser resucitados si caen en combate. Esta última particularidad la suelen perder en el caso de que estemos jugando una misión de campaña, ya que es habitual que debamos mantener con vida a los héroes… bueno, perdón, en este caso se les denomina Campeones. La costumbre, ¿entienden?

Se llamen como se llamen, nuestros Campeones están llamados a liderar nuestras huestes de tropas. Pero para formar un ejército de garantías, primero hay que asentar nuestras bases. Aunque cada raza tendrá un sistema de recogida de recursos -tampoco difieren demasiado una de la otra- existen dos recursos principales: oro y gemas. En este caso, parece que los Silvanos, en labor humanitaria, han conseguido que los árboles no puedan ser talados, así que en lugar de madera habrá que recoger piedras preciosas en el río.

En dos dimensiones

Cierto es que no os he dicho nada sobre el aspecto gráfico que nos encontraremos en cada partida de Final Conquest. Sólo hace falta echar un vistazo a cualquiera de las capturas que he realizado para que el título Imperivm se estampe con fuerza en nuestras mentes. El motor gráfico utilizado es idéntico, así que estamos hablando de sprites en dos dimensiones, bien dibujados pero bruscamente animados, muy alejados del término ‘espectacularidad' y, a la postre, desfasados con los tiempos que corren.

Dicen que el apartado técnico no es lo realmente importante en un ETR. Yo estoy de acuerdo con ello, pero hasta cierto punto. Lo que captan vista y oído a través de un ordenador -valga como definición de multimedia- hoy en día, es demasiado determinante para que los desarrolladores lo dejen como algo secundario en un juego.

Pero la impresión que deja Final Conquest cuando se juega y se intenta captar su esencia jugable se me antoja bastante sosa. No veo nada que no haya jugado antes, y peor aún, me da la sensación de que ya he jugado antes a un juego prácticamente idéntico en su desarrollo, e infinitamente mejor en su apartado gráfico y sonoro.

Por suerte, la beta que he podido catar ya deja entrever sus amplias posibilidades multijugador, con el respaldo que le proporcionará el prestigioso portal gamespy, y un buen trabajo de localización y traducción, con un doblaje que está a la altura de las circunstancias. Doblaje que destaca, por cierto, en las respuestas de las unidades cuando las seleccionamos y les ordenamos que realicen alguna tarea, derrochando un humor bastante negro que puede resultar de lo mejorcito del juego. Vale, de acuerdo, esto también era así en Warcraft III. Pero al menos los chistes son nuevos.

La conquista final es inminente

En resumen, la primera impresión que me ha dejado este Final Conquest no es nueva, ni fresca, ni tampoco innovadora. Aún así, no parece que acabe siendo un mal juego, puesto que dentro de lo que cabe, ya ofrece un aspecto cuidado a todos sus niveles.

Sin embargo, y en poco tiempo, lo pasaremos por un filtro bastante más severo, a la hora de realizar su análisis. Convocaré entonces a todos los que sigáis interesados en conquistar el mundo de Equiada y comprobar si merece la pena su adquisición.