Blitzkrieg II, Impresiones
La Segunda Guerra Mundial es fuente inagotable de juegos, sobre todo de estrategia. Blitzkrieg no acabó de cuajar entre los aficionados al género debido a ciertos fallos, fallos que esta segunda parte pretende subsanar por completo.
Es interminable la lista de juegos de estrategia en tiempo real que transcurren en la Segunda Guerra Mundial. Aunque en tiempos recientes han sido los de acción en primer persona los que más se han basado en el terrible conflicto, siempre ha sido el escenario predilecto de la ETR.
Uno de los juegos de este género fue Blitzkrieg, de Nival Interactive, un título que no nos acabó de convencer cuando lo analizamos allá en 2004, debido a problemas con la IA de las propias unidades y a la monotonía de las misiones. Que los gráficos estuviesen algo desfasados tampoco ayudó a que nos cautivara, pero tenía otras cualidades que nos hicieron calificarlo de notable.
La versión "casi final" de Blitzkrieg 2 llegó a la redacción hace unos días y hemos podido comprobar que ha mejorado mucho. Tenemos un nuevo motor 3D más espectacular, una interfaz más intuitivo y más de 250 unidades diferentes, muchas de ellas nuevas. Pero, ¿han mejorado el resto de cosas que echamos en falta en la anterior entrega? Sigue leyendo y encontrarás la respuesta...
Al igual que en Blitzkrieg, no tenemos que preocuparnos de recolectar recursos: nuestra misión es simplemente cumplir los objetivos asignados por nuestros superiores. A lo largo de tres campañas (EEUU en el Pacífico, Alemania desde la ocupación francesa y la Unión Soviética en su defensa contra los nazis), recorreremos los diferentes capítulos de la guerra a lo largo de todo el mundo, con una ambientación excelente sustentada en vídeos de la época y una completa enciclopedia de unidades.
Nuestro papel como comandante será el de planear la mejor táctica para perder las menos unidades posibles mientras cumplimos objetivos como asaltar puntos estratégicos, capturar pueblos, escoltar determinadas unidades, asediar bases enemigas o defender posiciones fortificadas. Si cumplimos dichos objetivos, recibiremos puntos de ascenso que nos permitirán obtener mejores unidades o aumentar las habilidades de las ya disponibles.
La mecánica del juego es la de siempre: manejo con el ratón para mover y atacar y unas pocas teclas de acceso rápido para las acciones especiales. No obstante, como comentábamos al principio, se ha mejorado la interfaz de juego, con un minimapa visto desde arriba y una mejor colocación de los diferentes botones, con un panel central que nos muestra las unidades seleccionadas y una vista 3D si sólo marcamos una (con las características de sus armas y la munición para cada tipo, el blindaje en cada lado, etc). Todas estas mejoras contribuyen notablemente a la jugabilidad.
Pero lo que realmente ayuda a hacer el juego más divertido es lo que pueden hacer las unidades por sí solas. Por ejemplo, los soldados de infantería arrojarán granadas a los tanques si se acercan lo suficiente y éstos responderán con fuego de ametralladora además del cañón principal. Pero también tendremos ingenieros que pueden cavar tricheras o reparar unidades y puentes, aviones de reconocimiento que ampliarán la precisión de nuestra artillería y así hasta que os canséis. Y es que el juego incluye no sólo muchas unidades, sino un perfecto equilibrio entre lo que puede hacer cada una de ellas, para que siempre haya que exprimirlas al máximo.
Y por si fuera poco, estas unidades están modeladas a la perfección, y con una animación (especialmente para la infantería) muy detallada. Los tanques echan humo por sus escapes y dejan surcos con sus orugas, los soldados se tiran al suelo en cuanto oyen disparos y hacen fuego con las ametralladoras pesadas tras los sacos de arena. En fin, es mejor verlo para darse cuenta del cuidado puesto en cada unidad.
Además, estas unidades son más listas que las que aparecían en la primera parte, al igual que es desafiante la IA del enemigo; pero seguimos con el mismo problema que en todos los RTS que he probado: los algoritmos de búsqueda de caminos siguen teniendo problemas con los sitios estrechos, como los puentes y las carreteras de los pueblos. Mete 12 tanques en una villa francesa y los de la retaguardia intentarán buscar un camino para rodearla, aplastando casas y árboles en su vagabundeo (eso sí, es espectacular cómo queda todo).
En cuanto a los aviones, en esta ocasión se pueden controlar directamente por el jugador, con lo que cuando los seleccionamos, el zoom se aleja del escenario teniendo una vista mucho más amplia. El problema es que este movimiento centra la vista en el avión y éste ocupa casi toda la visión de la cámara, por lo que es un jaleo cuando quieres hacer algo con tus aviones. Eso sí, las sombras sobre el suelo quedan muy bien.
Este problema no es el único de la cámara. Al igual que en la primera parte, no se puede rotar, lo que nos impedirá ver detrás de edificios y estructuras, aunque sí veremos las siluetas de las unidades que pasen por esas zonas ocultas. La otra gran pega del motor gráfico es el rendimiento: cuando hay bombardeos o muchas explosiones, se producen saltos de imágenes incluso en un Athlon 64 3000+ con 1 GB de RAM y una Radeon X800XT (eso sí, con AA4X y FA16X). Así no es de extrañar que el máximo alcance de la cámara esté limitado a la altitud de vuelo de los aviones.
Como en la primera parte, podremos pedir refuerzos varias veces por misión, dependiendo de la dificultad de ésta, y también tendremos que vigilar nuestras líneas de suministros para que nuestras unidades no se queden sin munición. No cabe duda de que es algo que aumenta el realismo, y hace que el jugador tenga que ser más consciente de las limitaciones de sus tropas.
Precisamente es este realismo lo que diferencia el juego de Nival del resto del panorama actual de la RTS. Hombre, está claro que no llega a un Wargame por turnos, pero es un paso adelante en acercar estos juegos a la estrategia en tiempo real. Y quizá sea ese su mayor hándicap para el jugador medio, más acostumbrado a fabricar muchas unidades y lanzarlas contra la base del enemigo. En definitiva: un juego que está a medio camino entre el wargame y la estrategia simple. Y con las mejoras introducidas en la segunda parte, es el que mejor llena ese hueco de mercado.
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