Con la ayuda de una rama colocamos tres pequeñas piedras y una más grande en el fuego. Una vez que estén calientes, las aparta y coloca el salmón en la más grande. Primero lo tostamos por una cara, luego por la otra. Le da parte al tallador.
Dando tres golpes en la piedra con el martillo de piedra y dos con el de hueso en el segundo trozo de yesca, el tallista nos entregará un cuchillo.