Burnout Legends

Rápido, furioso y ahora también portátil. Burnout, una de las sagas más representativas de los arcades de carreras de estos últimos tiempos se pasa a la portátil de Sony. Basado en el más que homenajeado Burnout 3: Takedown, se incorporan elementos tanto de los dos Burnouts anteriores como el próximo Revenge. Todo lo bueno y toda la experiencia de la saga entera en un mismo juego.

Quema rueda con Burnout Legends en PSP y observa como se mueve en el siguiente vídeo.

Y es que si nos ponemos a valorar este Burnout portátil, lo primero que llama la atención es que el título se ve tan bien como se puede ver Burnout 3: Takedown en PS2. Realmente se nota el potencial de la consola al conseguir el mismo nivel de detalle a altas velocidades, consiguiendo desde ya un título que entra mucho por la vista. A día de hoy no llega a los 60 fps estábles, pero los programadores de Criterion tienen la fe puesta en que así será el día de su lanzamiento.

El resto de efectos que hemos podido ver en versiones "mayores" siguen siendo fieles, o al menos todo lo fiel que puede ser en la pantalla de una PSP donde todo se ve más pequeño. Y es que ha diferencia de juegos como Gran Turismo o Ridge Racer, el tamaño si importa en Burnout, porque ver venir el tráfico a alta velocidad puede ser realmente complejo.

Los chicos de Criterion, comandados por Alex Ward, han decidido dar unos pequeños retoques a lo que ya hay basándose en la experiencia obtenida de los títulos que tienen en su haber. Para empezar han creado un nuevo modo llamado Legend que es el que le da el sobrenombre al juego. Consiste en competir contra los 11 coches clásicos de Burnout durante torneos, desbloqueando los coches según les ganemos.

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El resto de modos son sacados de los actuales Burnout's pero con algunas modificaciones. Por ejemplo, en el modo de persecución retomado desde Burnout 2 existen coches 'amigos' de nuestro objetivo, y nos intentaran convencer de manera poco amistosa de que dejemos la persecución para otro día. Además ahora tenemos diferentes coches de policía, hasta un total de 6.

En el modo Crash también hay cambios. Se han eliminado los multiplicadores que provocaban que lanzáramos el coche con el único objetivo de hacer la carambola que nos llevará hasta dicho ítem. El resto de modificadores continúan estando, incluido el rompecorazones odiado, aunque este cambio ya es suficiente para conseguir que el modo Crash sea más dinámico y no tenga ese aspecto tan artificial que lo apartaba de sus orígenes en Burnout 2. Los modos normales de carrera incluidos los takedowns o el efecto de tiempo bala siguen inalterados y es que poco más se puede mejorar lo que ya roza la perfección.

Para potenciar el modo multijugador, Criterion han pensado en un formula similar a los Pokemon. Me explicaré: de todos los coches disponibles en el juego, solo podremos desbloquear un set propio de coches jugando en modo un jugador. A partir de aquí si queremos ganar el resto de coches deberemos encontrar a alguien que lo tenga desbloqueado y ganarle. No perderemos nunca nuestros coches pero si que nos va a costar conseguirlos todos, por no contar la cantidad de amigos que haremos si queremos conseguir el 100% del juego.

Y si eso no fuera todo, otra forma más de conseguir adeptos al multijugador es que el juego permite descargar una carrera a una consola sin el juego original. Es decir, podemos retar a una carrera a cualquier jugador de PSP sin necesidad de que este posea el juego. Los modos de juego son los mismos en un jugador que en modo online, como ya pasó en Burnout 3: Takedown, excepto con alguna modificación para facilitar en multijugador como por ejemplo, la posibilidad de crear torneos con diferentes carreras.

En definitiva Burnout Legends amenaza con llegar a la jugabilidad de sus antecesores y ser uno de esos juegos bandera que justifican la compra de la portátil de Sony. Todo lo que teníamos en los 3 anteriores Burnout's en un solo juego, con las opciones de multijugador por Wifi de PSP y con jugosas mejoras. ¿Qué más se puede pedir? Pues claro esta, el poder tenerlo ya en nuestras manos.

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